Capítulo 2

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Narrador 

—¿Qué te gustaría comer? —preguntó Bill entrando a la cocina seguido del niño que estaba que brinca de emoción.

—¿Qué te gustaría comer? —preguntó Bill entrando a la cocina seguido del niño que estaba que brinca de emoción

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(Descripción visual)

Debido al par de gruñidos en su estómago, no le di el recorrido a la casa.

Que lastima.

—¿Puedes comer? Me refiero, ¿es necesario para tu cuerpo? ¿Sabes cocinar? ¿Dónde aprendiste o quién te enseñó? ¿Tu hiciste la casa? ¿Por qué tan grande? ¿Vives solo…?

—¡Espera un momento! —lo paró en seco, demasiadas preguntas incluso para el demonio. —Si quieres respuestas, tienes que hacer un trato con…

—Me rehusó. —afirmó el niño con el ceño fruncido, mirando directamente al joven que aunque era mucho más alto que él no se dejaba hacerlo sentir menos.

—Pero Pinetree, ni siquiera te he hecho la propuesta. —se quejó con un puchero. —Deja que lo diga y lo piensas, ¿si? —dijo mostrando una sonrisa angelical, aunque todos saben que él no es nada de eso.

—Bien. —le contestó con un bufido.

—Te responderé todos tus preguntas mientras estés aquí y tú me darás una receta. —afirmó haciendo flotar al pequeño hasta una de las sillas de la barra, a pesar de la mirada de molestia que le enviaba.

—¿Una receta? —preguntó cauteloso el castaño.

—Si. —exclamó el demonio feliz. —Mi hermano era quien se encargaba de cocinar por lo que no se ninguna receta, a cambio de tus preguntas. —hablo Bill encogiéndose de hombros.

—¿Solo una receta? —volvió a preguntar confuso.

—Si, solo una receta, ¿aceptas? —preguntó con sus típicas llamas azules rodeando su mano.

Dipper frunció los labios llenando su cabeza de pros y contras, tratando de decidir cuál opción le convendría más. —Bien. —dijo resignado, extendiendo su mano para tomarla, pero retrocedió antes de tomarla. —Pero solo una receta de cocina. —aclaró mirándolo decido, no iba a encontrar un hueco en su trato.

—Si, si, solo una receta de cocina. —repitió al saber que quería el pequeño.

De esa forma sellaron su trato.

—Dime el nombre de la receta y sacaré todos tus recuerdos. —exclamó el demonio con una sonrisa sin soltar todavía su mano.

—Panecillos rellenos de huevos. —dijo. 

 

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