Capítulo 38

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Mason

Últimamente todo me va mal y mis preocupaciones y miedos han ido en aumento.

Todo desde el día en que Bill se despidió con esa sonrisa triste, luego del mejor beso que alguna vez recibiré, aunque sea el primero.

Todo lo que dijo pasó, mi Tío Stan llamó por una urgencia que terminó siendo que lo ayudará a alcanzar una moneda que cayó debajo de un mueble, verdaderamente algo absurdo, pero es mi tío así que lo ayudé.

Cuando llegó la hora de cenar mi Tío Ford empezó con sus gritos hacia el demonio azul, algo que ciertamente no me gusta y desagrada.

—¡¡¿¿William, dónde demonios estás??!!

—¡Ahg! Ya cállate, nerd. —gruño con fastidio mi tío. —Voy a ver que hace, seguramente está en la cocina. -comentó levantándose de su asiento.

—Yo te acompaño. —le dije siguiéndolo.

Al llegar a la cocina nos sorprendimos al ver la comida hecha, pero todos los utensilios por todos lados como si de repente todo se hubiera ido abajo, algo extraño considerando el manejo de la magia que tiene Will.

—¿Qué habrá pasado? —pregunté desconcertado viendo a mi tío tomar un cucharón del suelo.

—No tengo ni la menor idea.

—¡¿Cuál es la demora?! —gruño mi Tío Ford entrando a la cocina seguido de mi hermana. —¡¡Genial, qué demonio inservible que ni para hacer la cena sirve!!

Sus palabras me crearon un hoyo en el estómago, estaba siendo muy cruel, Will jamás había dejado su puesto. Estaba por contradecir a mi Tío Ford, pero un golpe proveniente del Tío Stan lo dejó en el suelo me detuvo.

—¡¿Por qué carajos te comportas de esta forma?! —grito furioso abalanzándose a mi tío Ford. —Su magia no ha funcionado bien los últimos meses, aún así trata de mantener en pie su estúpida parte del trato pero tú lo tratas como una basura y lo golpeas. —volvió a gritar molestó golpeando al Tío Ford una y otra vez.

—¡¿Y yo cómo diablos iba a saber eso?! —le devolvió un golpe dándole en las mejillas, haciendo que cayera hacia atrás lejos de él.

Ambos se levantaron del suelo empezando a darse golpes, a de aclarar que el Tío Stan está ganando sus golpes son más certeros y esquiva más.

Yo no podía desviar la atención del desmadre que pasaba frente a mí aún si la desesperación y el agobio me inundan, las peleas y gritos en mi casa también llegaban hasta acá.

Mabel al contrario que mi, se dio la vuelta y con ambas manos en sus oídos se fue. Ella siempre fue más fuerte para ignorar los gritos en cambio yo no podía.

—Porque nunca lo dejas hablar, estás tan obsesionado por tus inventos que no te das cuenta que hieres su corazón. —exclamó Stan.

—¡Es un demonio, no tiene corazón! —ante ese grito el Tío Stan estampó a su hermano contra la pared.

—Tú eres el demonio sin corazón. —dijo mi Tío Stan en tono tan frío que me helo la sangre antes de irse.

—¿Qué? —gruño mi Tío Ford al verme mirarlo, su rostro lleno de moretones, su boca y nariz sangrando, uno que otra cortada.

—Nada. —murmuré apretando los labios antes de marcharme de allí, tuve tanto miedo al verlos pelear de esa forma, pero también sentí la necesidad de golpear a mi Tío Ford sus palabras, las palabras que usa para hablar del demonio azul eran tan insoportables.

Pero también estaba el hecho que el demonio había hecho cosas por mí y yo en ningún momento le agradecí, en realidad... Estoy siendo tan malo como mi Tío Ford.

Al día siguiente mi Tío Ford contrató a dos personas para hacer lo que él demonio hacía.

No quería verlo, me sentía tan impotente de no poder hacer nada por el pequeño triángulo azul que me dolió el pecho.

Fui al parque, en la banca donde siempre me encontraba con Bill, tal vez me ayudaría a pensar en algo para ayudar al demonio, aunque no supiera de este.

Además quería hablar con él sobre el beso, se me había declarado y yo no pude decirle nada, pero por más horas que esperé él nunca llegó.

Sintiendo mi corazón apretarse aún más, mis preocupaciones aumentaron de golpe, Bill no había aparecido y Will quién sabe que le habrá pasado.

Al llegar a la mansión quería hablar con alguien fui al cuarto de Mabel, las risas salir de esta me detuvieron de tocar.

—Escuché, que tú y Robbie decidieron no salir. —escuché la voz de su amiga Candy.

—¿Algo que decir Wendy? —le siguió Grenda.

—Bueno... —dejó de hablar haciéndose la interesada, si recordaba bien era la chica que él Tío contrató hoy. —Cuando nos besamos, no se sintió... especial, por lo menos no para mí, así que le dije que no podíamos salir y lo dejé. —se notaba por su tono de voz lo engreída que es. —¿O tú qué opinas, Mabel?

Espere pacientemente, esperaba la voz de Mabel, necesitaba saber si estaba bien o no.

—Claro, hiciste bien. —por su tono de voz bajo se notaba que no estaba muy bien, pero por lo menos tenía a alguien con quien hablar.

Ese día me encerré toda la tarde en mi cuarto, me sentía fatal y sentía que debía hacer algo, pero no sabía exactamente qué.

Al día siguiente me preparé para el show de la tarde con la esperanza que Bill apareciera.

—Hey, amigo, ¿Te encuentras bien? —me preguntó Soos, el otro empleado que mi Tío contrató.

Al ver a mi hermana siendo llevada por sus amigas y Wendy detrás, supe que no debería preocuparme por ella.

—¿Por qué lo dices? —le devolví la pregunta caminado a mi camerino para cambiarme.

—Pues... tú forma de presentar fue extraña hoy. —me dijo.

La verdad es que la magia del medallón ha estado comportándose extraña, incluso se ve más opaca que otra veces, en algunas horas del día no funciona por lo que creo que al demonio azul le sucede algo.

Pero... no me he atrevido a investigar.

—Ah, solo eso. —dije cerrando la puerta en su cara para cambiar el traje. —Me preguntó dónde está. —pensé con dolor, los lugares e incluso la ropa está, me recuerdan a él.

Pase la mayoría de las vacaciones con él cómo puede irse así como así.

¡Necesito saber dónde está! pensé decidido, abriendo la puerta para encontrarme con ese sujeto todavía allí. —Soos quiero encontrar a alguien y me vas a ayudar.

—Claro. —me respondió alegre, no parece ser un mal sujeto.

Contrato: UniónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora