Capítulo 73

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Dipper

Pinetree… 

No se cuanto tiempo pasará hasta que te pueda volver a ver, algo me dice que será cuando ya no me recuerdes y no sientas ni ira, ni decepción por mi.

Aun así, cuando vuelva lo primero que haré será ir a buscarte porque yo nunca te dejaré de amar.

Desperté con un jadeo levantando medio cuerpo, como ya es normal todos los días. Me deje caer a la cama limpiando las lágrimas que bajaban de mis mejillas.

—¿Cuando ya no sienta nada por ti? —me pregunté buscando entre mis ropas el collar. —Eso nunca pasará. —respondí mirando al triángulo en mi mano. —¡¿Me oyes Dorito?! —exclame con suplica. —No se si en verdad eres tú o es mi tonto subconsiente, pero… quiero creer que puedes comunicarte conmigo, por eso… ¿Por qué no me respondes? —pregunte lloriqueando mis lágrimas obstruyendo mi visión. —Yo tampoco te dejaré de amar. —susurré esperando que por algún milagro, esta vez si me respondiera. 

Como todos los días que despertaba no recibía alguna respuesta o algún indicio de que seguía por aquí en el Mindscape, aun cuando sabía que seguramente estaba en esa estatua. 

—Quiero verte…—solté un murmullo agotado antes de levantarme de la cama. 

¿Cuánto había pasado sin él?

¿Dos? ¿Tres? ¿Tal vez cuatro o cinco meses?

Ya no se, ya no me importa…

Las vacaciones de verano, están a la vuelta de la esquina y ya no podré ir a Gravity Falls.

Mis padres jamás me dejarán ir al pueblo cuando los tíos están en quién sabe que parte del mundo. Solté un largo suspiro antes de salir de mis cómodas sábanas para darme un baño y alistarme, demorandome todo lo que pude para no tomar por sorpresa a mi madre por estar despierto tan temprano.

—Buenos días, mamá. —salude al entrar al comedor viendo a mi madre cocinar el desayuno.

—Buenos días, mi niño. —me saludo con una sonrisa cálida.

Esas pequeñas acciones me calmaban del pequeño vacío situado en mi pecho.

—Buenos días, cariño, Dipper. —saludo mi padre arreglándose la corbata.

—Buenos dias, papá. —le devolví el saludo.

—¡¡Buenos días!! —gritó alegre mi hermana, como siempre tan emocionada.

—Buenos días. —saludaron nuestros padres.

—Mañana empezarán las vacaciones, ¿tienen planes? —preguntó papá, agradeciendo con la mirada a mamá cuando le sirvió. 

Esa pregunta me deprimió un poco al confirmar que mis padres no pensaban ni siquiera un poco en regresarnos a Gravity Falls.

—Tenemos algunos como acampar o ir a la playa. —respondió mi hermana.

—Eh, me niego rotundamente a esas ideas. —habló mi padre con el ceño fruncido. —A menos que vaya alguien que me asegure que los va a cuidar. —agregó enseguida al ver la expresión melancólica de Mabel.

—¡Lo haremos! —afirmó con mucha emoción empezando a comer. 

Yo preferí quedarme callado, no sabía, ni tenía nada que decir, de todos modos estaría bien con cualquier plan.

—Vámonos ya, Dip-Dop. —hablo mi hermana emocionada por el ultimo dia de clases.

—Ya voy. —afirme acomodando mi gorra en mi cabello, asegurándome de tener el collar en mi cuello, aunque nunca me lo quito es obvio que siempre está allí, pero aún así siempre lo reviso.

Llegamos a la escuela y nos despedimos sin más, cada uno caminando a su aula. Vi a un par de chicos burlándose de mí, algo de lo que estaba muy acostumbrado, por lo menos ya no se acercan para golpearme, todo gracias a tener amigos que se volvieron muy populares en cosa de segundos.

—Hey, Dipper. —me saludo animado Alex dándome un golpe en el hombro. 

—¿Qué hay, Alex? —le devolví el saludo, sin darle importancia a los destellos multicolores a un lado mio.

Ya me había acostumbrado a esos destellos que al parecer era el único que lo veía, pero eso me traía más preguntas.

¿Por que solo yo?

¿Acaso tiene que ver con los demonios?

Si es así… 

¿Por qué me sigue a todos lados?

Por lo que vi es amistoso, ni siquiera ha tratado de acercarse y cuando lo llamo desaparece su presencia, pero es en verdad molesto.

Cuando el timbre de salida sonó por fin se escucharon múltiples gritos de euforia.

—Hey, Dipper. —me llamo Alex con una gran sonrisa acercándose a mí con un teléfono en sus manos. —Voy adelantarme, mi padre está preparando algo para nosotros. —me dijo antes de desaparecer del aula. 

Rei inevitablemente ante tal euforia, creo que se está juntando mucho con mi hermana. Guarde mis cosas antes de salir del lugar, pensando en qué estarán pensando esos tres sobre las vacaciones. 

Camine despacio por los pasillos, no tenía ninguna prisa de todos modos.

—Oh~ Mason Pines. —esa tranquila voz, me desquicia, simplemente lo ignore y seguí caminando.

—¡Oye! —me reprochó jalandome de la mochila haciendo que dejara caer todos los cuadernos, libros y lápices.

Solté un suspiró agotador, había olvidado lo insoportable que son los Bully. El idiota empezó a pisar todo, pateando uno que otro dejando ver el libro con portada de pino, al ver que estaba a punto de pisarlo lo empuje.

Realmente no me importaba si destrozaba mis cuadernos literalmente terminamos con el año escolar, ¿Por qué creyó que me afectaría?

Pero jamás toleraría dañar el libro que mi dorito me dio, lo tomé entre mis manos asegurandome que esté en perfectas condiciones, al levantarme sentí un golpe en la mejilla que me hizo caer al suelo de espaldas.

Para lo poco que me importa, si nadie puede hacerme daño por el escudo protector del collar e incluso si yo soy quien me hiere se curará en cosa de segundos.

—Así que te interesa ese libro, ¿Eh? —comentó entretenido con una sonrisa de burla acercándose a mi, trato de quitarme el libro pero solo lo apreté más a mi pecho. —Suéltalo. —afirmó enojado.

—No. —me negué mirándolo con molestia, no iba a perder una de las pocas cosas que me dio mi dorito.

—Ha, y yo te haré caso. —soltó jalando fuertemente el libro de mis manos.

Mi corazón se detuvo al ver su sonrisa atrevida y la malicia en sus ojos, tomó el libro abriéndolo preparándose para romperlo.

La sangre comenzó a pasar de prisa por mi cuerpo junto con la adrenalina, nervios y temor, antes que fuera consciente me abalance a él echándole hacia atrás, cayendo al suelo de golpe.

—Vuelves a tocarlo y te mato. —dije enojado, creí haber escuchado mi voz doble casi como cuando Bill estaba enojado.

Me levanté del suelo, sin darle importancia a la mirada sorprendida e incluso asustada. Tomé mi gorra del suelo que en el salto se me debió caer, mi libro y mi bolso me marché sin importar los cuchicheos de alrededor ni siquiera me di cuenta en qué momento empezaron a juntarse.

Volví a tomar mi camino dejando todo tirado, de todos modos mi hermana tenía la costumbre de quemar los cuadernos al final del curso.

—¡Dip-Dop! —me llamó mi hermana junto a nuestros amigos.

Contrato: UniónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora