Contrato: Unión

Capítulo 42

Narrador

—¡¡Will, controlate!! —le gritó Stan al muchacho entre lágrimas.

—No puedo. —contestó ansioso moviéndose de un lado a otro.

—Maldito demonio, quédate quieto. —gritó Ford entrando a la habitación, con lágrimas en sus ojos. —Todos están llorando por tu culpa. —gruñó.

—No te atrevas a golpearlo. —exclamó Stan enfrentando a su hermano.

—Sigo siendo su contratista por lo que tengo derecho hacer lo que quiera con él. —afirmó mostrando una sonrisa petulante. —Will en cinco minutos, bajas a mi laboratorio. —ordenó dándole una fría mirada antes de marcharse.

—No tienes que hacerlo. —le dijo Stan tomando sus hombros, al hacerlo su llanto se intensificó.

—Sigue siendo mi contratista. —le respondió el muchacho dando un par de respiraciones y poder detener sus poderes.

—Pero… —trató de refutar.

—Estaré bien, Stan. —le dio una sonrisa al ver que su amigo dejó de llorar.

Todo sucumbió a la oscuridad, antes de que los colores volvieran, encontrándose en esa habitación que tanto odiaba, la habitación de torturas… la silla fue sustituida por jaula.

—¡Aaah! —el grito de dolor resonó en el cuarto, se veía como algo lo electrocutaba.

Una vez se detuvo empezó a jadear fuertemente hasta caer al suelo.

—¡¡Will!! —gritó Stan acercándose a él asustado.

—Estoy bien… —le respondió en un murmullo. —Solo tengo que esperar su regreso, me lo prometió. —murmuró mostrando una pequeña sonrisa. —Sé que mi Agapē volverá, ya lo conocí y no lo perderé. 

—Pero… podrías ir por él. —trató de hacerlo entrar en razón. 

—Mi trato con Ford es demasiado fuerte. —explicó cerrando los ojos tratando de relajarse.

—Entonces utiliza tu parte del trato para que no te haga esto. —pidió se sentía muy abrumado al ver al demonio de esa forma.

—Ya no puedo. —le respondió abriendo los ojos. —Le dije que no me tortura más como saldo del trato.

—¡¿Entonces por qué estas así?! ¡¿Esto es una tortura?! —le reprochó, ya no tenía heridas, ni moretones, pero se veía que sufría demasiado.

—Por qué… está tomando mis poderes, no es la mejor forma, pero yo tampoco sé lo iba a dar a voluntad. —trato de reír pero se detuvo al soltar un quejido por el dolor en todo su cuerpo.

—Will… —murmuró débilmente con el ceño fruncido.

—Buenos días, Mason. —comentó a la nada con una sonrisa. 

Mason

Al escuchar sus palabras me desperté.

—Will… —susurre llevando una mano a mi pecho que latía fuertemente. —Buenos días. 

Me levanté de la cama mirándome al espejo, ya casi se acercaban las vacaciones de verano. 

Estaba decidido a ir y golpear a mi Tío Ford, ¡¿Cómo puede hacerle esas cosas a Will?! 

Mi Will.

Apreté los dientes arreglando mi cabello dejando la marca de la Osa Mayor en mi frente, delante del espejo.

—Will, me estés escuchando o no, definitivamente iré por ti y no dejaré que te hagan sufrir de nuevo. —dije decidido, mi marca brillaba en un tono tenue azul, ese que me daba a entender que en ese instante estaba conectado con Will. —Te amo. —susurre.