NarradorEl último día de vacaciones llegó, todo el pueblo entró a la mansión Gleeful celebrando el cumpleaños de los gemelos que se volvieron sensación.
Mabel estaba decidida a no abandonar a su hermano, por lo que se quedó a su lado mientras ambos buscaban a ese peliazul, poco sabían que este se encontraba viéndolos al lado de su Tío Stan desde el segundo piso bien escondidos.
—Tengo curiosidad por qué has estado tan atento a mis sobrinos. —preguntó Stan al ver la mirada melancólica del demonio.
—Stan… me enamoré de… —murmuró con una sonrisa melancólica, con las mejillas sonrojadas.
—¡Me niego a darte a mi sobrina! —exclamó Stan con una mirada seria golpeando ligeramente el barandal, casi botando el vino en sus manos.
—¿Ya terminaste? —preguntó Will aburrido.
—Si, de verdad quería decir algo como eso. —le dijo con una sonrisa divertida.
—Me gusta tu sobrino. —comentó soltando un suspiró.
—¿Eh? —le dijo sorprendido. —Por eso siempre te lo quedas mirando. —volvió a decir recordando las veces que lo vio de infraganti viendo a su sobrino.
—Sí, también me declaré. —esas palabras hicieron que escupiera el vino que estaba consumiendo.
—¡¿Eh?! Por eso se ha visto tan desesperado últimamente. —exclamó en shock.
—Supongo. —respondió el demonio dando una sonrisa ambigua, mientras veía al castaño recibir a la gente.
—¿Por qué no te has acercado a él? —preguntó Stan dejando su bebida de lado.
—Nunca debí haberme presentado a él. —suspiró agotado apoyando su rostro en la baranda.
—¿Por qué? ¿Acaso no lo amas? —le preguntó con molestia.
—Lo amo. —afirmó mirando al hombre decidido. —Lo amo más que mi propia vida, pero no quiero que me vea morir, por eso decidí irme cuando se vaya. —comentó bajando cada vez su tono de voz.
—¿Morir? ¿Por qué te vas a morir? —preguntó preocupado el hombre tomando uno de los hombros del muchacho.
—Porque lo amo, lo amo tanto que si me quedo con él rechazaré a mi Agapē. —le respondió con una mueca que quería pasar por sonrisa. —Pero si rechazo a mi Agapē moriré.
—¡¿Qué?! —soltó asustado dando un par de pasos atrás, era demasiada información para él. —Esto… debe ser una maldita broma. —gruño llevando sus manos a su cabello con desesperación.
—No lo es, por eso… prefiero no encontrar a mi Agapē e irme para no dejarle una mala experiencia. —explicó mirando a su castaño hablar animado con su hermana. —Que se quede con los buenos recuerdos. —murmuró mostrando una dulce y triste sonrisa.
—Bien. —le respondió el hombre, no sabía si era la mejor decisión que su amigo pudo tomar, pero… era su vida la que está en juego y él no tenía derecho a opinar.
—Quédate con él, Mabel. —pensó el demonio.
Poco sabía el peliazul que la gemela logró escuchar su pensamiento.
—¿Pasa algo, Mabel? —preguntó desconcertado su hermano al verla mirar a los lados.
—Creí escuchar la voz de Bill. —le dijo la castaña, poniendo tenso a su hermano.
—Lo voy a buscar por aquí. —comentó ansioso antes de perderse entre las personas.
—Espero que lo encuentres hermanito, este será el último día que tenemos permitido sentir. —murmuró Mabel antes de acercarse a sus amigas.
Mason por más que busco no encontró al chico que siempre se mantenía en sus pensamientos.
—Ya es hora de la despedida, lamentablemente estos pequeños volverán a su casa. —exclamó Ford con una sonrisa de tristeza
—Esperemos que puedan venir el próximo año. —continuó Stan acercándose a su sobrina.
Mason que seguía entre la multitud fue agarrado por Grenda, la amiga de Mabel y la acercó a esta.
—Nada, eh. —murmuró su hermana despidiéndose de todos con la mano.
—No. —susurró derrotado el castaño, su último intento había fracasado.
—Familia a la limusina. —ordenó Ford.
—Amm, voy a buscar algo antes de irnos. —comentó antes de desaparecer al segundo piso e ir a su cuarto.
—Pero que hace, ya no había guardado todo en sus maletas. —gruño molesto Ford.
—Le falta despedirse de su corazón. —comentó Mabel fríamente antes de ir a ayudar a su tío a despedir a la gente.
Mason soltó un suspiró cansado aflojando su corbata. Saco el amuleto de su pantalón, recordando las palabras que no salen de su mente.
Se propiedad de William Cipher.
Mordió el interior de su mejilla, escuchar esas palabras se escuchaban tan malditamente bien, que Mason deseaba escucharlo de sus propios labios.
Pero no quiero que acabe allí, quiero que Bill o Will sea mío, solo mío. —pensó echando su flequillo atrás, juntandolo con la parte superior de su cabello.
Entró a su cuarto viendo al demonio azul parpadear en un tono tenue hasta transformarse en… Bill.
El demonio solo quería percibir y recordar sus momentos con el castaño, pero al recordar que este se iba su cuerpo se transformó de un triángulo a un humano.
—Cálmate, solo falta poco. —se murmuró respirando de forma pesada aferrándose al edredón del gemelo.
—Lo sabía, Bill o debería llamarte Will. —la voz de su amado lo asustó, dio un respingo mirando incrédulo al niño.
—Agapē —murmuró asombrado viendo la marca del castaño en su frente.
—Maldito idiota. —gruño molesto tomando al joven de la camisa. —¡¿Dime que mis sueños no son reales?! ¡¡Que has sido tú quien me los ha implantado!! —pidió con la mirada, lo último que quería es saber que de verdad había sufrido antes.
—¿Sueños? —preguntó confundido. —¿Que sue…? —un quejido se escapó de sus labios.
—Will… —soltó preocupado, abrió los dos primeros botones de su camisa dejando ver su cuerpo lleno de cicatrices, moretones y más marcas que demostraban que cada pesadilla que tuvo fueron reales. —¡¿Quién fue?! —preguntó alterado, algo en él le decía quién podía ser, pero necesitaba escucharlo de la boca del demonio.
—¡¡Mason, apurate!! —gritó molesto Ford.
El gemelo apretó los dientes, no quería irse justo en ese momento.
—Me dijiste que sea de tu propiedad. —comentó mirándolo firmemente. —Pero quiero que tú también seas de mi propiedad. —afirmó. —Volveré y cuando lo haga no te escaparás de mí. —con esas palabras lo beso, un beso cargado de sentimientos que no habían podido expresarse bien. Ninguno de ellos sabía que esa muestra de amor calmó los nervios y miedos del demonio, logrando hacer funcionar su energía y magia, logrando curar cada una de sus heridas. —Vendré por ti, Will. —con esas palabras se fue, ya se estaba demorando demasiado.
—Encontré a mi Agapē... —murmuró feliz.
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Contrato: Unión
FanficBill y Dipper son enemigos pero, ¿Que pasa cuando el demonio empieza a entrar en sus sueños por puro aburrimiento? Será posible que sean amigos y hasta algo más. Phill solo quiere encontrar algo en lo que entretenerse, no espera encontrar a una pers...