Capítulo 23

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Will

Mucho gusto, soy William Cipher un demonio de tratos, mis poderes se basan en la mente y todo lo que lo involucra.

Ya sean los sueños o el inconsciente.

Represento lo que los humanos llaman "Tristeza".

No me gusta presentarme cómo demonio especializado en tratos debido a que tanto humanos como demonios se aprovechan de nuestras "condición".

Ninguna dimensión es capaz de soportar nuestra magia sin ningún filtro por lo que necesitamos un trato para permanecer en un lugar, algo así como lo que llamarían ancla.

Eso me recuerda a la vez que uno de mis hermanos forzó su entrada a una dimensión, la dimensión no soporto su poder y su locura se desató.

Terminó creando un bosque con criaturas místicas y sobrenaturales.

Al final empezó a hacer tratos a diestra y siniestra con el objetivo de permanecer en esa dimensión.

—William, prepara un baño relajante. —exclamó mi "dueño" abriendo la puerta de la sala donde me encuentro.

No crean que soy esclavizado por él, podría matarlo si quisiera, pero… necesito el trato que mantengo con él.

Yo particularmente hago tratos indefinidos debido a que me invocan en muy pocas ocasiones, la mayoría buscan a mis hermanos por eso aprovecho al máximo mis tratos y les sacó suficiente poder para que mi jefe no me fastidie. Además de que no pido nada de inmediato dándome la oportunidad de pedir lo que quiera a lo largo de la vida del saco de carne.

—S-Si, señor. —hablé con miedo sin poder de temblar.

Su nombre es Stanford Gleeful un millonario que consiguió su dinero por medio de sus inventos, aunque obviamente yo fui el que lo ayudó para que se vendieran, después de todo, es un don nadie.

Los sacos de carne son aburridos… 

—Consigue las esencias, me darás un masaje. —concluyó para irse dejándome solo con su hermano gemelo que le ayuda a contar el dinero.

…Y asquerosos… 

La risa estrepitosa de Stan me hizo saltar dejando caer un fajo de billetes. —¿Por cuánto tiempo continuarás con ese nerd? —me preguntó dándome una sonrisa de burla.

Fruncí el ceño, no era tan fácil como lo pintaba.

A pesar de que nuestro jefe no fuera parte de los demonios de tratos nos acogió en su "compañía" si se puede llamar así.

Recolectan energía, los dividen entre el jefe y los demonios.

Claro que nuestro "servicio" es diferente debido a que nosotros no necesitamos energía para hacer funcionar nuestros poderes por lo que nuestro jefe se queda con todo. Algo muy conveniente para él. 

—¿Cuándo dejarás de contar el dinero que no es tuyo? —le devolví la pregunta con superioridad.

Él era el único que sabía sobre mi doble personalidad, cuando lo descubrió solo me dijo: "No me interesa, mientras vea dinero puedes hacer lo que quieras".

Esas fueron sus palabras explícitas.

Stan me gruñó como si fuera un perro. —No te interesa.

—Bueno… tendrías más si hicieras un trato conmigo. —sugerí volando a su alrededor.

—No gracias, no quiero saber qué es lo que quieres a cambio de tu labor de sirviente y menos con un trato indefinido. —me respondió encogiéndose de hombros.

Sin poder evitarlo solté una carcajada que haría que a cualquiera se le erizaría la piel, pero claro Stanley Gleeful no es de los que se dejan arrinconar.

—Ahora que lo recuerdo. —comentó sin importarle mi risa. —Mis nietos-sobrinos vienen en unos días, no los asustes y mantén tu personalidad "amable" y llorosa, ¿Bien?

—He~ ¿Y qué gano yo a cambio? —pregunté entretenido.

—Tks, ya vas. —dijo con los dientes apretados. —¿Qué quieres? —preguntó.

Mi "sonrisa" se ensanchó, al contrario que mis hermanos me gustaba tener tratos abiertos porque nunca he deseado nada que me puedan ofrecer, aún así lo mantenía abierto por si llegaba a querer algo en un futuro cercano o en el mayor de los casos le quitaba todo lo que tenían los sacos de carne con quienes mantenía un trato. Todo debido a que me comportaba dócil frente a ellos, estos empezaban a aprovecharse de aquello.

Y últimamente Ford empezó a hacerlo.

—Cuando quiera algo te lo diré, pero no te preocupes no te quitaré dinero, ni nada de eso. —dije entre risas extendiendo mi mano mostrándole una llama roja. —¿Trato?

—Si no te metes con mi familia, ni mi dinero está bien. —dijo Stan acercando su mano, se detuvo antes de tomarla. —Pero con una condición.

—¿Condición? —pregunté extrañado.

—Hagamos una que otra broma a mi hermano ¿Si? —habló con una enorme sonrisa.

—HAHAHA, es un trato. —afirme animado estrechando su mano firmemente.

—¡¡Will, mi baño!! —escuché el grito de Ford.

—Empezaré desde este momento. —murmuré antes de desaparecer frente al hombre.

Esto me traerá problemas después, pero que importa.

—¡AAHG! ¡WILLIAAAM!

Mason 

—¡Hola, tíos! —dijo animada mi hermana gemela entrando a la mansión.

Si pudiera definirla de una forma seria… Orgullosa, su orgullo puede más que todo y el hecho que a todos los chicos de California se les caía la baba por ella no ayuda para nada.

—Mira, mira Mason. —me llamo mi hermana riendo como foca retrasada.

¿Se preguntan quién soy?

Soy Mason Gleeful a mi hermana le gusta llamarme "helado" debido a mi temperamento tranquilo y sereno, no hay muchas cosas que me logren sacar de mis casillas. 

¿Qué hago aquí?

No tengo ni la remota idea, de la nada nuestros padres nos dijeron que fuéramos a Oregon, al pueblo llamado Reverse Fall, nos dieron las maletas y prácticamente nos echaron.

Realmente no les tomé importancia, siempre hacían las cosas por su cuenta y nunca nos comentaban nada, aparte de sus constantes discusiones. La verdad es que estar aquí es refrescante para nosotros.

Levanté la mirada desinteresadamente, nunca esperé que algo pudiera sorprenderme tanto.

—¿A que está divertido? —me preguntó burlón un hombre con traje azul claro y capa de rey, estaba acolchada en los bordes de la tela mientras que en medio de esta era roja, un sombrero rojo como los que usan los indu con una imagen de una media luna boca abajo y un punto en el centro. Y por último una barba de chivo que hacía combinación con su cabello canoso.

 Y por último una barba de chivo que hacía combinación con su cabello canoso

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(Créditos a su respectivo autor)

Al lado de este se encontraba un hombre muy parecido a este pero literalmente azul, aunque sus mejillas se veían ligeramente sonrojadas, seguramente debido a la vergüenza.

Parece que estas vacaciones serán más interesantes de lo que pensé.


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