Capítulo 29

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Mason

Desperté de nuevo aliviado, como si hubiera dormido en una nube.

El olor a lavanda me saludó nada más recuperar mis sentidos y una estúpida sonrisa surco mis labios.

No entiendo porque me comporto de esta forma, aún así me siento realmente relajado, como si estuviera en el séptimo cielo.

Realmente me gusta el olor a lavanda, aunque no entiendo de dónde salió el aroma si cuando dormí la cama olía a detergente, espera… ¿Yo no me había quedado dormido mientras practicaba?

Por más que trataba de hacer memoria, pero nada llegaba a mi mente, no recuerdo el momento exacto en que me dormí, ni mucho menos como me acomodé en la cama.

Además que, aunque Will no haya intervenido en mi sueño, dormí incluso mejor que nunca.

Me acurruque en la cama embriagándome por el relajante aroma que extrañamente desprendía mi cama. Desde mi posición logré ver el amuleto, lo tomé entre mis manos sin separarme de mi cama y me lo coloque en la garganta. Me sentía como una chica usando esto como gargantilla pero ya que.

Esto de verdad es relajante. —pensé mirando el escritorio, donde se ubica la pluma.

Sin pensarlo demasiado estire la mano, no esperaba un resultado, sin embargo, la pluma empezó a levitar. Me levanté de golpe impresionado por haberlo conseguido.

Necesito contárselo a Will, tal vez me enseñe otra cosa. —pensé animado. —Aunque si puedo hacer levitar más de una tal vez lo impresione. 

Con eso en mente me metí a la ducha, me vestí y salí a buscar un par de plumas más. Una vez reunida una cantidad considerada de plumas me acerqué al comedor que por suerte estaban a punto de empezar.

Luego del desayuno y una conversación amena todos nos separamos, en nuestras actividades del día anterior.

Así que volví a hacer levitación sin mucho éxito.

¿Por qué no puedo hacerlo otra vez? ¿Cual es la diferencia con esta mañana? —pensé empezando a molestarme. —No… si hay una diferencia. —recordé, me acomode en la cama.

Respire hondo percibiendo esa fragancia a lavanda, levanté mi mano y moví todas las plumas en una ráfaga, lo había logrado bastante bien.

—Hermanito~ ayúdanos… —habló mi hermana entrando a mi cuarto sin tocar, como siempre. — ¡Oh, por Dios! ¡¡Puedes hacer magia!! ¡¿Yo también puedo hacerlo?! —gritó entusiasmada, acercándose rápidamente hasta mi. —Uuh, lindo collar, ¿me lo puedo quedar?

Al tratar de quitarme la aparte. —No puedes tenerlo. —afirme frunciendo el ceño.

—¿Por qué no? —me preguntó molesta.

—Porque puedo usar magia con esto. —le expliqué tomando entre manos el amuleto, no me lo iba a dejar quitar.

—Pues con más razón lo quiero. —exclamó de nuevo haciendo su típico berrinche, con el siempre lograba obtener lo que quería.

Pero… no quiero dárselo, no esto. —pensé apretando el amuleto. Una idea se iluminó en mi mente.

—Mabel, ¿Estás aburrida? —le pregunté. 

—Obvio si, pero eso qué tiene que ver. —me respondió tediosa.

—¿Te gustaría hacer un show de magia? —pregunté serio aferrándome al amuleto, sin importar que, no iba a dejar que me lo quitara.

—¿Qué? Incluso si quisiera eres el único que hace magia —me miró molesta fruncido el ceño.

—No necesitas hacer magia, ambos nos mostraremos como los "Mystery Twins". A ti se te da muy bien hablar y distraer a la gente mientras yo muevo los hilos, ¿Qué tal? —le expliqué esperanzado, así mataría dos pájaros de un tiro.

Quitando nuestro tiempo libre y no permitiendo que mi hermana me quite esto.

—O sea que tengo que llamar más la atención que tú. —me dijo confundida, yo solo asentí. —Está bien, de todos modos eso siempre lo hago, hacerlo frente a más personas será un placer. —afirmó con una gran sonrisa.

—Bien, entonces…

—¡¡Vayamos de compras!! —gritó al techo.

—¿Eh…? Pe-Pero…

—Necesitamos conseguir ropa para nuestra presentación, algo llamativo que logré llamar la atención de todos nada más vernos. —afirmó emocionada tomando mi mano y sacándome a rayo veloz de la mansión.

Mabel empezó a decir un montón de ideas sobre lo que usaremos, no nos habíamos acercado al centro comercial y ya me estaba hartando de "ir" de compras.

Me detuve al escuchar unos quejidos y jadeos provenientes del bosque, se escuchan cada vez más cerca y como hace el esfuerzo para respirar.

—Helado, ¿Por qué te detienes? —me preguntó mi hermana molesta acercándose a mi, al parecer no se dio cuenta que me detuve hasta casi media cuadra después 

—Escucho… algo… —mis palabras se cortaron al ver a un chico media cabeza más alto que yo, cabello bicolor azul aciano en la parte superior y negro en la inferior, ojos celestes, piel ligeramente bronceada, pecas en sus mejillas y nariz, una sweater azul-morado demasiado grande para él ni siquiera se lograba ver sus dedos, incluso la parte del cuello era lo suficientemente alto para taparle la barbilla con un pequeño estampado de un moño negro en el pecho, pantalones negros entubado y zapatillas azules.

—Escucho… algo… —mis palabras se cortaron al ver a un chico media cabeza más alto que yo, cabello bicolor azul aciano en la parte superior y negro en la inferior, ojos celestes, piel ligeramente bronceada, pecas en sus mejillas y nariz, una sweate...

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(Créditos a su respectivo autor)

Camino hacia mi como si estuviera en trance, apenas y lograba ver uno de sus ojos, el otro estaba tapado por su cabello.

Me miraba fijamente poniéndome nervioso al verme intensamente, su ojo tenía un extraño brillo. 

Se acercó a mi tambaleante sin dejar de mirarme, me sentía como si me estuvieran cazando.

Al estar delante de mí, llevo su frente a mi hombro dando un largo suspiro. Simplemente no podía moverme, todo empeoró cuando logre percibir el olor a lavanda que últimamente me tranquilizaba a gran medida. 

Me estremecí al sentir su nariz rozando mi cuello… ¿Está olfateándome? —pensé desconcertado. 

Me tense al sentir sus labios tocar la piel de mi cuello, por un segundo me sentí tan indefenso.

De repente se separó de mí con un fuerte sonrojo en sus mejillas, mientras que yo sentía un hormigueo en el cuello.

Que tipo tan extraño… pero yo también lo estoy siendo. —pensé totalmente confundido con mi reacción.

—¿Estas bien? —preguntó mi hermana preocupada, por su tono de voz acaba de tener uno de sus enamoramientos cotidianos.

Contrato: UniónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora