Capítulo 27

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Narrador

El demonio azul nada más entrar en la mente del niño cayó de golpe al piso como si la gravedad hubiera aumentado de golpe.

Miles de gritos se escuchaban por todos lados, todos inaudibles. Algunos golpes se escuchaban de vez en cuando.

Toda su mente se veía tan negra como si la oscuridad lo estuviera absorbiendo.

Entre todo eso, se encontraban dos pequeños niños en la edad de 8 años quienes lloraban sin parar.

Se acercó a estos, solo tenía que tocarlo para cambiar la pesadilla debido a que estaba muy en el fondo de su inconsciente y tenía miedo de hacerlo a la fuerza por no controlar bien su magia.

Al tratar de acercarse una pared invisible lo arrojó hacia atrás cuando Mabel empujó de golpe a su hermano.

—Solo tienes que hacerle caso a nuestro padre, no importa que pida, él es nuestro padre. —afirmó decida la niña, mirando a su hermano sin ninguna expresión en específico. —Solo sé un "Helado".

Caminó alejándose y dejando a su hermano allí en el suelo con lágrimas bajando de sus mejillas.

—Muy bien hecho. —se escuchó la voz de un hombre, acariciando el cabello de Mabel.

—Si, padre.

El hombre pasó a la niña y se encaminó a Mason que temblaba en el suelo, lágrimas bajaban de sus mejillas.

—Por eso siempre decía que no merecía eso. —pensó el demonio sorprendido de ver al pequeño niño tratar de secar sus lágrimas con sus manos temblorosas sin mucho éxito.

—Los hombres no lloran, Mason. —habló irritado levantandolo para golpearlo.

Will asustado rompió la barrera de golpe corriendo hasta el niño, interponiendose entre esos dos. Tomo las mejillas del niño rompiendo en miles de pedazos toda la oscuridad como si fuera un espejo de cristal.

—Mason. —lo llamó seriamente cuando todo se volvió blanco.

—¿Qui-Quién eres? —preguntó tímidamente mientras sus lágrimas seguían recorriendo sus mejillas.

—¿Ya lo olvídaste? —preguntó divertido sin dejar de ser dulce el demonio limpiando sus lágrimas.

Las mejillas del niño se pusieron rosadas al sentir las pequeñas caricias que le daba el demonio.

—¿Wi… Will… Liam? —murmuró sorprendido, su cuerpo cambió rápidamente a uno de 12 años.

—Puedes decirme Will. —le dijo tiernamente.

—¿Qué…? ¿Cómo es que estás…?

—Mason soy un demonio de los sueños, puedo entrar aquí, te vi muy mal… no pude dejarte así. —susurró dulcemente separándose poco a poco del chico. —¿Te gustaría jugar ajedrez? 

—…Sí. —dijo el niño apacible.

—————

—Vaya, no esperaba que Mason le había pasado algo como eso. —murmuré sorprendido, aún más interesado en lo que ocurrirá.

—————

Will 

—De verdad te odio. —comentó Mason frunciendo el entrecejo que temblaba débilmente.

Lastimosamente para él no había logrado ganar ni una partida.

Reí sin darme cuenta, luce tan lindo así. —Oh~ ¿De verdad lo haces? 

Contrato: UniónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora