Capítulo 10

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Dipper

Vi como los ojos miel de Bill pasaron a un rosa suave.

—Hablas… ¿En serio? —me preguntó desconcertado.

—Sí. —le respondí de inmediato, no entendía porque me preguntaba eso.

—Amm, pero si me curaré en unas horas. —refutó, ¿Qué le pasa?

—Aún así quiero curarte. —exclamé molesto, cuando lo vi así sentí por un segundo que mi corazón se detuvo.

—Eres muy terco, Pinetree. —me dijo con una suspiró rendido. 

—Lo soy. —dije orgulloso al ver que se rendiría.

—¿De verdad quieres curarme~? —me preguntó de la nada en un tono cantarín, supe de inmediato de que algo estaba planeando.

—Sí. —le respondí cauteloso, sabía que tramaba algo.

—Mi hermano escuchó algo y lo confirmó. —me dijo acercándose demasiado a mi, me sentía confundido, nervioso y alterado.

¡¿Qué está haciendo?!

—Se supone que entrar en contacto con los humanos, me curará las heridas. —volvió a decir, me exalte al sentir su aliento cálido golpear mi rostro y terminé por caer a la cama.

Huele a vainilla. —pensé nervioso al verlo acercarse de nuevo a mi.

—He-Hey, ¿C-Cómo qu-que entrar en contacto? —volví a preguntar al verlo acercarse de nuevo.

El color de sus ojos volvieron a ser amarillo, tenían una brillo particular en su iris, algo que me hacía hipnotizar y querer acercarme aún más a él.

La verdad si tengo salida, puedo salir corriendo en cualquier momento debido a que se apoya con su antebrazo en mi lado izquierdo, mientras su mano contraria acaricia mi mejilla ardiente que me hacía temblar debajo de él.

—Bill. —lo llamé, sentía una necesidad por decir su nombre.

—¿Sí, Pinetree? —me respondió suavemente.

No sé por qué, pero me gusta cuando me llama de esa forma, además su aroma es demasiado abrumador, baje la mirada a sus pecas a lo largo de sus mejillas lo hacen ver tan lindo y terminar en sus finos labios.

Antes de que siquiera fuera consciente lleve mis manos a sus mejillas que se volvieron rojas al instante al igual que sus ojos se volvieron rosas, al sentirlo estremecerse bajo mis manos, no pude más.

Lo acerqué besando sus labios, no sabía lo que hacía, pero allí estaba besando al dorito illuminati lunático amarillo.

Lo acerqué besando sus labios, no sabía lo que hacía, pero allí estaba besando al dorito illuminati lunático amarillo

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(Créditos a su respectivo autor)

Me separé después de unos segundos, se encontraba sorprendido sus mejillas rojas carmesí, el rosa de sus ojos se hacía cada vez más fuerte.

—Lo si… —traté de disculparme al notar la confusión de sus ojos, pero me calló juntando de nuevo nuestros labios.

Automáticamente le devolví el beso, sentir como era correspondido me hace olvidar de todo, me siento como si estuviera en una nube.

Se separó de mí lamiendo su labio inferior, cosa que me avergonzó. —Si te curaste. —murmuré acariciando el lugar donde antes tenía el moretón, aunque la verdad no podía dejar de ver sus pecas que se resaltan más al tener sus mejillas rojas.

—Si. —me respondió dulcemente, una tierna sonrisa que solo me mostró a mí, le devolví la sonrisa.

Un extraño deseo de besar sus pecas me llegó, desvíe la mirada ante esa loca idea que inundó mi mente, al hacerlo noté que estábamos flotando un metro arriba de mi cama.

—¡Waa, Bill! —grité aferrándome a su cuerpo.

—Tranquilo, Pinetree. —murmuró dulcemente, envolviendome entre sus brazos, empezando a descender hasta mi cama. 

De un momento a otro se quedó mirando unos segundos la puerta de la habitación.

—Bill. —lo llamé confundido, aunque algo molesto al no obtener su atención.

Espera… ¿Qué? —pensé confundido.

—Tu hermana llegará en unos minutos, tengo que irme. —me dijo mirándome a los ojos alejándose de mí, sus ojos volvieron a ser color miel, mostrándome tanta sinceridad, aunque podría jurar que había un destello blanco.

—Claro. —respondí, aunque me sentía desanimado. Al verlo abrir un portal sentí un vacío en mi pecho, algo alarmado lo tomé del brazo antes que ingresara. —Bi-Bill, yo… —dije, aunque realmente no tenía ni idea de qué decir.

El pestañeo unos segundos mirando mi frente, entonces reaccioné no tengo mi gorra. Solté su mano y empecé a arreglar mi cabello tapando la vergonzosa marca en mi frente.

—Es linda. —escuché su murmullo, alcé la mirada aún sin dejar de bajar mi flequillo.

—¿D-De verdad? —pregunté entre esperanzado y cautivado.

—Lo es, me gusta mucho. —afirmó tomando mi brazo para alejarla de mi cabello, con su otra mano esparció mi flequillo y besó el lugar de mi marca.

Me hace sentir tan avergonzado y a la vez tan especial.

—Nos vemos. —se despidió. 

Estaba por irse por lo que tomé su camiseta. —Bill. —lo llamé completamente avergonzado.

—¿Sí, Pinetree? —me preguntó con una dulce sonrisa surcando sus labios.

Bill

Frunció los labios con las mejillas al rojo vivo, deduje que hace eso cuando se siente avergonzado.

—¿Qué pa…? —no logré terminar al sentir sus labios estampar contra los míos, correspondí casi al instante.

Lo tomé de la nuca intensificando el beso, cuánto deseaba que este momento durara para siempre.

Lastimosamente sabía que no podía. 

Me separé lentamente de él, sus brillantes ojos castaños, esos labios rosados que me tentaban a volver a besarlo, su hermosa marca, sus mejillas rojas, su increíble y suave cabello.

—Nos vemos, Dorito. —murmuró tiernamente de forma tímida, empujándome dentro del portal.

Dipper Pines, Mi Pinetree es un Ángel. —pensé embobado, sintiendo el corazón latiendo como loco en mi tórax al ver esa tímida sonrisa mientras se despedía con la mano. Al pasar por el portal desapareció, luego de unos microsegundos me estrellé contra algo.

Me quedé atontado mirando el techo de madera.

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