Capítulo 18

153 31 18
                                    


Tyrone 

—Uh~ debió ser una buena noche. —escuché entre mi sueño la voz divertida de Bill.

—Agh, cállate. —gruñó molesto el nacho.

—Pensé que no te acercarías demasiado por miedo a que apareciera tu Agapē. —comentó seriamente Bill.

No quería escuchar esa conversación así que traté de abrir los ojos, aunque los sintiera pesado no me importó, solo quería despertar.

Mis intentos se fueron al carajo al sentir su cálida mano acariciar mi cabello, creo que estoy ronroneando, Maldición.

—No pensaba hacerlo, pero no puedo negarme a él. —escuché su voz en un tono dulce. —De verdad no quiero separarme de él.  —volví a tratar de abrir los ojos, no me gustaba ese tono de dolor salir de su boca.

—Pero tu Agapē…

—No me importa. —lo interrumpió afirmando molesto. —Sé que no puedo rechazar a mi Agapē, pero sin importar que, solo Tyrone estará y llenará mi corazón.

Sentí mi pecho cálido, al calmarme pude empezar a sentir mis extremidades y pude abrir los ojos.

—No estás pensando en hacer el… —se detuvo Bill mirándome a los ojos. —Los dejó solos iré a ver si está el desayuno. —habló sacudiendo su mano a forma de despedida antes de desaparecer por la puerta.

—Buenos días. —me saludó Phill con una suave sonrisa que derretía mi corazón.

Por favor, quien dijo que los demonios son viles. —pensé enroscado mis brazos por su cuello, él solo me miraba confundido. —Buenos días. —le devolví el saludo antes de jalarlo hacia mi, dejándolo caer en mi pecho.

—¿Tyrone? —me llamó aún confundido por mi acción.

—No pasa nada, solo abrázame. —le pedí en un murmullo oliendo su cabello rojo.

Cómo podía no abrazarlo cuando acaba de decir que sin importar su Agapē solo yo estaría en su corazón.

—Tyrone… quisiera hablarte de algo. —escuché su voz seria.

Es extraño su tono, ¿Qué pasará?

—¿Qué pasa? —le pregunté preocupado al ver como se levantaba sosteniéndose de sus antebrazos para mirarme a los ojos.

—Tyrone… me gustas. —afirmó dejándome completamente rojo. —Y no me quiero separar de ti por eso… 

—¡¡Phill!! —gritó mi torpe hermana entrando de golpe a la habitación. —No encuen… —se detuvo al vernos a los dos. —Esperen un momento y traeré la cámara. —exclamó antes de irse corriendo.

—Creo que tendré que decírtelo después. —murmuró dulcemente, besó ligeramente mis labios antes de levantarse.

—Sí. —le respondí aún cuando en verdad quería saber, debía ser algo importante por el comportamiento tanto de Bill como de él.

Solté un suspiró levantándome de la cama, me sonrojé de golpe al recordar mis palabras anoche, ¡¿Por qué carajos tuve que decir eso?! —me reproche.

—¡Ya estoy aquí! —afirmó mi hermana volviendo a entrar al cuarto, ¿En verdad fue a conseguir una cámara? —¿Qué? ¿Ya no hay nada? —preguntó desanimada.

Estaba por abrir la boca y darle uno de los mejores regaños que alguna vez le pude haber hecho cuando la voz de Bill se escuchó.

—Chicos, el desayuno.

Contrato: UniónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora