Capítulo 31

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Narrador

—¿Qué sucede? —preguntó extrañado Mason una vez se acercó al ver tan emocionado al muchacho.

—Necesito que te desvistas. —afirmó el demonio con la mirada brillante.

Esto alarmó al gemelo por lo que retrocedió cerrando su camisa con la mano. —¿Qué dijiste? —preguntó incómodo.

—Ah, no. —negó enseguida al entender lo que dijo. —Emm, cambiate en… el vestidor. —comentó apartándose para darle espacio y entrar.

—Ah, ya veo. —dijo más calmado entrando al vestidor para usar lo que ese muchacho eligió.

Una vez se vistió se miró atentamente en el espejo frente a él, se sentía realmente agusto con lo que vestía y como se veía, incluso estuvo tentado a arreglar su cabello, pero se arrepintió al recordar que no debía sentirse especial, ese era trabajo de su hermana.

Su ánimo bajo por lo que salió mostrando cómo le quedó el traje. —¿Qué tal? —preguntó sin ningún sentimiento específico.

El demonio se sonrojó sin remedio, frente a él estaba una hermosa criatura que lo dejaba embobado, pero esa expresión arruinaba el deleite del peliazul.

—¿Estas bien? —preguntó frunciendo el ceño.

—¿Eh? —soltó confundido Mason, jamás le había preguntado algo como eso. —S-Sí. —respondió nervioso e incluso incómodo.

—Ya veo. —le respondió Will dando un suspiro, no se creía nada de lo que decía. —Déjame ponerte esto. —murmuró tomando el listón que seguía en su mano, no sabía qué hacer con ello.

—Claro. —le dijo algo extrañado. 

Will tomó el listón y lo envolvió alrededor del cuello del joven, mientras el demonio hacía eso Mason se dedicaba a ver atentamente la expresión de su nuevo conocido, además de deleitarse por el aroma que desprendía.

Will tomó el listón y lo envolvió alrededor del cuello del joven, mientras el demonio hacía eso Mason se dedicaba a ver atentamente la expresión de su nuevo conocido, además de deleitarse por el aroma que desprendía

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(Créditos a su respectivo autor)

—Listo. —afirmó dándole un vistazo al preadolescente conectando su mirada, estaban demasiado cerca, apenas los separaban unos cinco centímetros de distancia. 

—Gracias. —susurró atontado.

—¡¡Te ves increíble!! —gritó Mabel haciéndolos separarse de inmediato. —¿Donde lo conseguiste? ¡Quiero uno igual! —chilló emocionada.

—Yo… Yo te lo conseguiré. —habló el demonio antes de irse, unos segundos más y hubiera arrastrado al pobre chico al vestidor para atacarlo.

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—Fui~ —chifle incómodo. —Eso si es estar desesperado. —comenté aún cuando me sentía extraño ante la situación que veía la curiosidad me gana más, así que seguí viendo atento a cada suceso.

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