Capítulo 75

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Eric

Desperté emocionado corriendo al baño cercano, me di un rápido baño antes de vestirme con ropa cómoda, volví a mi cuarto a tomar mis cosas para la acampada. Baje rápidamente por las escaleras y las deje aun lado cerca de la puerta, caminé hasta el comedor bastante animado.

—Dios, Eric. ¿está es la única forma que despiertes temprano? —me preguntó divertido mi primo Alex sentándose en su silla listo para comer.

—No te burlas de tu primo, Alex. —le reprochó mi tía, yo solo le di una mirada de superioridad al notar como mi querido primo rodó los ojos ligeramente fastidiado porque su madre esté de mi parte.

Como pueden notar vivo con mis tíos, estos me acogieron cuando mi padre desapareció, si preguntan por mi madre murió cuando nací.

—Menos mal que despertaste por que si no te tendríamos que despertar con un balde de agua. —dijo mi tío tratando de alivianar el ambiente, aunque solo se ganó una mirada de muerte por parte de su esposa.

—Si, no entiendo cómo es que antes apenas podías pegar el ojo y desde que nos mudamos aquí duermes como un tronco. —le siguió mi primo.

—Ya desayunen de una vez para que podamos ir a recoger a sus amigos. —exclamó mi tía de forma autoritaria dejando un gran plato de comida en medio de la mesa para que todos se sirvieran, rápidamente me acerqué antes que mi tío y mi primo se comieran todo el plato.

La verdad tampoco lo entendía desde que tenía memoria, siempre he sufrido de insomnio, pero desde el instante en que conocí a Dipper las cosas cambiaron.

No es como si fuera amor a primera vista ni nada de eso, pero cuando nos dimos las manos fue simplemente extraño, como si algo me conectara con él.

Una corriente me atravesó el cuerpo como si me dijera que había encontrado algo que siempre he estado buscando aunque antes no lo supiera.

—Rápido, rápido. —hablo mi tío desde la ventana del conductor indicándonos que subieramos a la caravana que rentaron, tres habitaciones, un baño y una cocina.

—Cálmate, cariño. —le dijo mi tía calmada sentándose a su lado. —¿Tienen todo? —preguntó volteando a nosotros que justo subimos.

—Todo. —contesté con una gran sonrisa, mientras mi primo mostraba el pulgar arriba.

—Andando. —afirmó mi tío encendiendo el motor.

—Te veo muy emocionado. —me dijo Alex con tranquila sonrisa, sentándose en el sofá del comedor, yo igualmente lo copié.

Mi primo y yo somos como el agua y el aceite, somos totalmente diferentes pero podemos coexistir el uno con el otro.

Si fuéramos hermanos seríamos el completamente del otro.

Él es calmado y tranquilo.

Yo soy acelerado e impaciente.

Él es la frialdad que me falta y yo soy el fuego que a él le falta.

—Lo estoy, ¿tú no? —le pregunté alegre. —Verás a Mabel. —insinúe divertido guiñandole un ojo.

Mi sonrisa se ensanchó al ver el leve rubor aparecer en las mejillas. —Claro que no. —refunfuño desviando la mirada. —Además tú lo estás más por ver a Dipper.

Mi quijada se tensó, y no pude quitar la sonrisa que seguramente se veía incómoda. —No sé de qué hablas. —murmure.

—Si, claro. —me habló rodando los ojos mostrando una sonrisa altanera, el color de sus mejillas volvieron a la normalidad. —Si te vieras como te pones cuando lo ves… ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Quieres algo de tomar? —dijo supuestamente imitandome.

Contrato: UniónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora