Capítulo 17

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⚠️ Advertencia de +18 ⚠️

Aunque sabemos que nadie se detendrá por esto, la hice.

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Gracias por su tiempo y vayan a lo que vinieron


—Quitate la ropa. —afirmó Tyrone con una sonrisa.

El demonio sin pensarlo mucho levantó su mano, chasqueando sus dedos desapareciendo su ropa.

El castaño se sonrojo de golpe al sentir como lo que sentía semiduro en sus glúteos estaba tan firme como una roca, que se estaba frotando contra su entrada.

—A-Ah~ —solté al sentir esas cálidas manos deslizarse entre su ropa hasta el trasero. —Phill~ —gimió al sentir como apretaba ambos lados del trasero logrando sentir aún más el bulto en su orificio, sin querer rasguño la nuca del demonio, este soltó gruñido complacido con esa acción.

—¿Qu-Qué quiere, Mi Señor? —preguntó mordiendo su clavícula, fue allí que Tyrone se dio cuenta que solo tenía la ropa interior.

—¿En qué momento…? —trato de preguntar, pero el demonio sacó una de sus manos para tocar la parte delantera. —Ha~ —soltó al sentir como frotaba tres lugares simultáneamente.

—¿Qué quiere, Mi Señor? —volvió a preguntar el demonio.

El castaño internamente pensaba que el demonio estaba tomando venganza.

—Te quiero a ti. —afirmó el gemelo, su parte baja necesita atención y el suave frote que le proporciona el nacho lo volvía loco. —Por favor, Phill~ —pidió rasguñando sus hombros, no estaba conforme solo con eso. Ante esto Phill volvió a gruñir por alguna razón sentir las uñas del castaño clavarse en su piel llamando su atención lo excitaba más.

—Lo siento, Mi Señor. —se disculpó el demonio de la ira mordiendo el lóbulo del contrario. —Eso todavía no.

—Mhg~ Phill~ 

—Pero te complaceré en algo. —exclamó bajando un poco su ropa interior para dejar ver a su miembro erecto, que robaba a gritos por atención.

—Ha~ —jadeo Tyrone al sentir la mano cálida del demonio tocar su parte baja. —Ah~ P-Phill~ Mhg~ Phill~

—Eso, sigue gimiendo mi nombre. —dijo entretenido mirando el rostro del chico al frotar su miembro.

—P-Phill~ Ma-Ma… Ah~ Más~ —siguió gimiendo el castaño al sentir el aumento de velocidad.

Por otro lado Phill veía entretenido las mejillas rojas, los ojos cristalinos, la voz entrecortada, la marca en su frente sudada por una fina capa apenas perceptible y los rasguños que seguía recibiendo en su espalda, se lamió el labio inferior maravillado por el deleite frente a él.

—P-Phill, Ha~ y-yo vo-voy a… —trató de decirle al sentir un calambre en el estómago.

—Hazlo, Mi Señor. —afirmó Phill mordiendo de nuevo su clavícula.

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