Capítulo 8

188 33 1
                                    


Narrador 

Al día siguiente 

Stan se ríe mientras se abanica con un fajo de dinero.

Ford servía la comida por orden de llegada.

Mabel esperaba ansiosa su turno.

Tyrone se removía incómodo en su asiento mirando cada cierto tiempo las escaleras.

—Tío, ya sabemos que ganaste mucho dinero, deja el fastidio. —gruño Mabel viendo a su tío hacer pantalla.

—Anda, y yo que pensaba que con este dinero podríamos ir de compras. —dijo Stan dando un suspiro lastimero.

—Oh, mi tío bonito al que más quiero me dejará ir de compras con él. —habló Mabel batiendo sus pestañas como una pequeña niña que no rompe un plato.

—Solo porque estoy de humor, aceptaré. —afirmó Stan.

—Bien, dejen de hablar y coman. —gruño Ford al ver como ignoraban la comida que les había servido.

—¡Ya te dije que no vas y punto! —el gritó tensó a Tyrone al sentir los pasos del pelirrojo.

—Pero tengo que ir, no puedo dejar que Llama insulte a Pinetree y se salga con la suya. —le siguió Bill molesto.

De la nada apareció Phill llevando como un saco de papas a su hermano y dejarlo en una silla, para luego sentarse a su lado.

—No te puedes ir, qué sentido tendría que hemos estado aquí ya casi una semana. —le replicó Phill.

—Pues por eso, no te parece extraño que esta dimensión no me haya rechazado aunque no haya hecho un trato. —habló el rubio extrañado empezando a comer al ver servido el desayuno frente a él. —Además tengo que hacerle saber a esa rubia oxigenada que Pinetree es mucho más lindo y tierno que ella. —afirmó mordiendo bruscamente el tocino.

—Pero estamos esperando a Will, lo necesitamos. —le reprochó.

—¿Y si no puede venir? —preguntó Bill. 

—¿Por qué no podría? Ya estamos los dos aquí y nada ha pasado. —respondió encogiéndose de hombros. 

—Si, pero nada nos asegura que no puedan estar tres Cipher's. —comentó el rubio.

—Si no pudiera, nos contactaría. —argumentó Phill empezando a comer de una vez.

—¿Qué harás, hermanito? —preguntó Mabel al ver que esos dos dejaron de hablar de sus extrañas cosas de demonio. —¿Entrenaras como siempre?

—No estoy entrenando, solo trato de ganarle. —gruñó Tyrone, ganando una mueca divertida de su hermana. —Y no… pensaba ir de compras contigo. —incluyó alejando la mirada del demonio rojo que lo miraba, por un segundo pensó ver un reflejo azul en sus ojos, pero eso era una locura.

—¡Si! ¡Será emocionante! —afirmó Mabel empezando a comer como loca.

Así se fue el día, los gemelos y Stan de compras, Ford arreglando los próximos combates, Phill "entrenando" aunque solo golpeaba un árbol mientras escuchaba a su hermano quejarse sobre cierta "Llama" de su dimensión.

Al otro día 
2:45 p.m

—Entonces… Te está ignorando. —comentó el demonio amarillo siguiendo viendo lo que pasaba con cierto castaño de su dimensión con ayuda de la llama azul de su mano.

—Lo está. —afirmó Phill volviendo a entrenar golpeando un árbol.

Ese día Tyrone había dicho que había quedado con un amigo, aunque los demonios sabían que eso era mentira prefirieron mantener sus bocas cerradas.

Contrato: UniónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora