Capítulo 72

85 22 1
                                    


Dipper

Al oír la nueva voz di un respingo asustado, cerré el libro de golpe tratando de ocultarlo con mi cuerpo, viendo a un chico de mi edad moreno, cabello y ojos castaño oscuro, camisa negra, jeans claros y zapatos negros.

El tipo de chico por el cual mi hermana gemela pegaría el grito al cielo.

—¿E-Eh? —pregunté atontado y muy nervioso.

—Oh, lo siento. —se disculpó apenado.

—A-Ah, n-no, está bien, estaba distraído. —le comenté nervioso apretando el libro contra mi pecho.

—Soy Alexander Harris, puedes llamarme Alex. —se presentó con una suave sonrisa. —Me siento detrás de ti, es un gusto. —dijo extendiendo su mano a mi.

Un rápido recuerdo de Bill extendiéndome su mano pasó por mi mente, rápidamente sacudí mi cabeza para sacar esos estúpidos pensamientos.

—S-Soy Mason Pines, me puedes decir Dipper. —le dije tomando su mano aún nervioso. 

¿A dónde se fue el gran valor que tuve contra Bill? —me pregunté a mi mismo. 

—Jajajajaja, ambos tenemos apodos. —me dijo entretenido, con una gran sonrisa.

No pude evitar acompañar su risa.

—¿Eres nuevo? Nunca te había visto por aquí. —le pregunté extrañado.

—Sí, mi familia se acaba de mudar aquí. —me respondió rascándose la mejilla de forma tímida. —Pensaba sentarme a esperar a mi primo, pero las personas aquí me miran muy extraño. —me comentó de forma incómoda. —Entonces te vi y… pensé en acercarme. 

—Ah, si. —solté riendo nervioso. — Aquí las personas son… extrañas. —dije con algo de duda. —Pero acercándote a mí, empeoraras tu reputación… soy el chico raro aquí. —hable bajando la mirada tímido, sintiendo las mejillas ardiendo levemente.

—¿De verdad? —pregunto impresionado. —Yo creo que eres el más normal en este sitio. —me dijo llevando una mano a su barbilla. 

—S-Supongo que debo agradecerte por ese cumplido. —murmure avergonzado.

El chico me regaló una gran sonrisa. —¿Puedo sentarme? —me pregunto de repente apuntando una silla junto a mi en la mesa. 

—¡Oh, claro! —exclame al recordar que llevamos hablando por uno que otro minuto y él seguía de pie frente a mi. —Disculpa por no ofrecerte un asiento, adelante. —comenté  nervioso, con una inmensas ganas de tomar uno de mis lapiceros y mordisquearlo, contuve las ganas y lo mire sentarse a mi lado.

—Bueno… ¿Puedo preguntar por ese libro? —me pregunto de repente.

Di un respingo al hacer mención sobre el libro, había estado evitando que mi hermana invadiera de más mi privacidad y leyera el libro, no quería que viera mis notas sobre los seres sobrenaturales del bosque, ni mucho menos con mensajes de Bill en varias páginas, la mayoría eran advertencias.

Como: No dejes que las hadas te rocíen con su polvillo

No entendía porqué las hadas hacen eso cada vez que me veían y porque los ojos de Bill se volvían rosados. Esos recuerdos solo me atormentaban más, recordar esos momentos felices me entristecen más.

—Lo-Lo siento. —se disculpó nervioso Alex.

Ah, estoy volviendo a llorar. —pensé tontamente viendo las lágrimas caer en mi regazo. —N-No, tu disculpa. —le respondí secando rápidamente mis lágrimas. —Es solo que recordar algunas cosas me ponen… triste. —le dije en voz baja guardando el libro en mi bolso.

—E-Esta bien, yo no debí preguntar. —me contestó nervioso moviendo sus manos de un lado a otro. 

—Emm. —murmure incómodo. —Podrías no… comentar esto nadie. —le pedí apenado.

—Claro, claro, no se lo diré a nadie, lo prometo. —me dijo golpeando suavemente su pecho en el lugar de su corazón.

—Gracias.

—No hay de que. —me dijo con una gran sonrisa. —¿Amigos? —me pregunto extendiendome la mano, de nuevo. 

Ese gesto, todavía no podía acostumbrarme a verlo sin recordar a ese tonto demonio, me trague el sentimiento asfixiante y le mostré una sonrisa antes de tomar su mano.

—¡¡Dip-Dop!! —escuche el grito de mi hermana.

Voltee a su voz encontrandola arrastrando a un chico de piel pálida, cabello alborotado castaño claro al igual que sus ojos, aunque se le ve bastante bien, camiseta azul oscura, pantalones claros y zapatillas negras, bastante atractivo según la perspectiva de ella. 

—Wou, otro chico guapo. —fue lo primero que dijo nada más detenerse frente a mi. 

—¿Eric? —dijo mi nuevo amigo desconcertado, con un ligero rosa en sus mejillas.

—¿Alex? —le devolvió la pregunta. 

—¿Se conocen? —pregunte extrañado.

—Es mi primo del que te hable. —me respondió Alex. 

—Wou, el mundo es pequeño. —comente impresionado a que mi hermana conociera al primo de mi amigo.

—¡¡Es el destino!! —grito entusiasmada mi hermana dando salticos.

—Soy Eric, un gusto. —se presentó el chico con una gran sonrisa extendiendo su mano hacia mi.

—Dipper. —dije tomando su mano, ignorando el dolor en mi pecho por ese gesto. 

El chico miró nuestras manos unidas antes de subir la mirada a mis ojos, en su mirada relucía un brillo extraño.

—Maldito. —escuche un gruñido molesto en un hilo de voz, que juraba haber escuchado antes en algún lado. Miré rápidamente atrás notando un destello multicolor que creo que soy el único que lo noto.

—¿Hermanito? —me pregunto desconcertada mi hermana. 

—Ah, lo siento. —solté apenado soltando la mano del chico pálido. —¿Qué decían? —pregunte con torpeza, bastante apenado por ignorarlos.

—¿Buscamos algo de comer? —preguntó Alex con una sonrisa.

Asentí para evitar decir otra estupidez, además de que la mirada de… ¿Eric? me ponía incómodo. Claramente mi hermana se hizo amiga de Alex con mucha rapidez, lo cual me alegra mucho, pero eso no quita la sensación incómoda que me provoca la mirada del otro chico.

—Entonces, Dipper. ¿Tienes clases con mi primo? —pregunto mirándome fijamente teniendo su comida frente a él, pero no era la única mirada que sentía sobre mi.

—Si. —respondí reprimiendo una mueca de disgusto, me sentía realmente incomodo. 

Una mirada ilusionada y otra molesta, me enviaba escalofríos como si estuviera interviniendo en medio de dos personas.

Contrato: UniónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora