Capítulo 22

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—¿Qué hacemos aquí? —preguntó confundido Dipper todavía en los brazos del demonio.

—¿No quieres nadar? —devolvió una pregunta Bill con una gran sonrisa.

—Si, pero, ¿Que no tenías una piscina? —preguntó extrañado el castaño, le había dicho claramente lo que había en su casa aunque no lo había visto.

Sin embargo lo que le pasó por la mente del rubio fue que al ir con los habitantes de Fight Falls en la cascada deseo nadar con su pequeño ángel y ahora tenía la oportunidad de hacerlo.

—Si, pero quiero ir a la cascada, ¿Quieres ir conmigo o no? —volvió a preguntar el demonio con una mirada emocionada.

—Supongo que sí, ayudaría mucho con este calor. —le respondió Pinetree con una dulce sonrisa, dándole poca importancia a que quiera ir a otro lugar, el demonio de la locura sintió un flechazo ir directo a su corazón.

—Entonces te ayudaré. —dijo Bill con una sonrisa resplandeciente en su rostro. Cosa que causó mala espina al castaño.

—Bill no... —no lo dejó terminar al sentir al rubio empezar a correr. —¡Waa! —gritó Dipper cuando el otro saltó con él al lago debido al grito no logro escuchar un chasquido.

Salió del agua buscando oxígeno aferrándose aún más al contrario. —¡Estúpido Dorito! —gritó molesto golpeando su cabeza.

—Oh, vamos Pinetree fue divertido. —rió el demonio sin importarle que el pequeño lo volviera a golpear.

—Eres un mal dorito. —refunfuño.

—¿Acaso conoces a uno bueno? —preguntó el demonio amarillo con una sonrisa enternecedora, quería burlarse del pequeño, pero al verlo hacer un puchero en sus labios rosados no podía evitar cautivarse.

En respuesta el niño frunció el ceño volteando a otro lado queriendo parecer molesto.

—Oh, vamos~ no te molestes, ¿Qué tal si aparezco algo para comer? —preguntó de forma inocente queriendo llamar la atención del menor. —Será la receta que me enseñaste~ —habló de forma cantarina llamando la atención de Dipper.

El demonio al ver que su pequeño Ángel lo volteó a ver con ojos brillantes sintió una cálida sensación en su pecho, hasta podría jurar que estaba sufriendo de diabetes.

—Por cierto, Bill. —murmuró Dipper tímidamente al ver al demonio caminando hasta la orilla, entretenido en las miles de pecas que lograba apreciar en los hombros del otro.

—¿Si, Pinetree? —preguntó acomodando al chico entre sus brazos para salir del agua.

—¿Cuando me piensas bajar? —preguntó avergonzado una vez afuera, llevaba tal vez una hora en los brazos del otro, aunque no le molestaba la situación le avergüenza que lo esté llevando a todos lados de esa forma, incluso había visto las miradas curiosas de los animales.

—Oh, y yo que quería pasar un rato más así. —susurró Bill en un tono desanimado, que claramente escuchó Dipper.

Al sentir el suelo se tapó su carita la cual estaba más roja que un tomate, mientras que Bill estaba que moría de ternura.

El demonio empezó a emplear magia para crear un lugar donde sentarse y comer tranquilamente.

—Bill. —lo llamó el castaño suavemente, cautivandose por las pecas que recorrían la espalda del rubio de hombro a hombro y su nuca, no destaca mucho pero es algo que noto el pequeño y le encanta como se veía.

—¿Si? —le contestó el rubio sin voltear a verlo.

—Gracias por el traje de baño. —agradeció, Bill agradeció al "Ángel Pinetree" por estar de espaldas y no ver la expresión del niño, porque si su voz se escuchaba tan dulce, sabía que le daría un infarto si lograba ver su rostro.

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