Capítulo 5

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—¿Entonces son demonios? —preguntó cauteloso Ford.

—¿Pueden cumplir cualquier cosa que desee? —preguntó animado, casi saliendo estrellas de sus ojos.

—¡¡Stan!! —lo regañó Ford.

—No somos genios en una botella. —respondió Bill rodando los ojos fastidiado, por más que este no sea el Ford de su dimensión no le caía muy bien.

—¿Por qué te comportas así? —gruño Phill golpeando el hombro de su hermano fuertemente.

Todos habían terminado en el comedor de la cabaña.

La mirada cristalina, los labios temblando de Bill confundió a todos.

—Sabes, sabes. —lloriqueo.

De verdad es una diva. —pensó Tyrone, por suerte los demonios estaban absortos en lo que hacían.

—El estúpido de Six Fingers me culpó de todas sus desgracias. —exclamó con lágrimas a punto de caer de sus ojos.

—Hump, seguro que le tiraste todas esas desgracias, ¿no? —le habló Phill sin prestarle demasiada atención. Este al ver como Tyrone lo miraba le guiño el ojo de forma coqueta, el muchacho se sonrojo de golpe apartando la mirada de inmediato.

—Claro que no. —afirmó ofendido dejando de llorar. —Lo ayudé y acepté el trato a su conveniencia porque sabes que quiero estar en mi dimensión, le di toda la información que quería, un par de advertencias, pero el muy imbécil ignoró cada una de mis palabras y cuando las cosas no fueron a su favor por no escucharme se las cobró contra mí, el desgraciado ese me echó la culpa de todo. —gruño con fastidio.

—Qué incómodo. —susurró Tyrone a su hermana.

—¿Qué dices? —rió divertida Mabel. —Está bueno el chisme.

—Eso es un odio infundado. —comentó Phill aburrido rodando los ojos.

—Ña. —soltó Bill, apareciendo comida en la mesa. —Tomen esto, por las molestias. —dijo encogiéndose de hombros.

—¿Ya nos vamos? —preguntó Phill estirándose en su puesto.

—Si, debemos buscar a Will, el imbécil de nuestro hermano no contesta mi llamada. —respondió Bill rodando los ojos. —Necesito respuestas y estoy seguro que Will las tendrá y si no las tiene me ayudará. 

—¡¿Qué?! ¡No se pueden ir! —exclamó molesto Tyrone levantándose de golpe ignorando a su tío Stan y su hermana empezando a delirar por la comida.

—¿Por qué no? ¿Acaso me quieres aquí? —preguntó Phill con una sonrisa de lado, mirando de forma intensa al chico.

—¿Qué…? No-No es eso. —respondió Tyrone nervioso, cosa que notaron su familia que lo miraron extrañados.

—¿No? —volvió a preguntar levantándose de la silla, para tomar la barbilla del muchacho. —Dime, ¿No me quieres aquí? —preguntó mirando sus ojos de forma intensa, dejando escapar su cálido aliento. 

Tyrone no pudo evitar estremecerse, un leve olor a la flor de lycoris llegó a sus sentidos. 

Un olor que siempre considero como desagradable, que siempre le daba a entender que jamás conseguía lo que quería. Estaba frente a él envolviendolo en ese aroma como si le estuviera dando valor para hacer cualquier cosa que quería.

El demonio rojo se lamió los labios al ver la mirada ida y reluciente del muchacho, casi como si estuviera insinuandosele.

—¡¡Ya besense, Joder!! —gritó impaciente Mabel.

Ante esto Tyrone despertó de su trance empujando a Phill lejos de su persona, mientras que este rió divertido al ver las mejillas rojas del muchacho.

—Me refiero a que necesito vencerte antes de que te vayas. —afirmó nervioso sentándose en su silla.

—Jumm, ¿Entonces quieres hacer otro trato conmigo? —preguntó el de cabello rojo con una gran sonrisa.

—¿Otro? —preguntó alzando una ceja confundido. —¿No acabamos de hacer uno?

—Si, ¿No quieres que me quede aquí? —preguntó el demonio rojo con una sonrisa altanera. 

—Si, pero ¿qué hay del que acabamos de hacer? —preguntó curioso.

—Acaba de expirar. —respondió encogiéndose de hombros. —Obtuve lo que quería y tú también.

—¿De qué se trataría este trato? —preguntó cruzándose de brazos.

—¿Qué quieres, niño? —preguntó divertido  con leves toques de picardía. 

—Quiero vencerte, así que no te vayas hasta que pueda derrotarte. —afirmó Tyrone decidido.

—¡¿Qué?! ¡¿Sabes cuánto tardarás en eso?! —exclamó disgustado Bill.

—No me importa, definitivamente lo conseguiré. —exclamó con decisión.

—Tyrone. —lo llamó su hermana, esta al ver que su hermano lo miró le metió a la boca un trozo de la comida. 

—Mmm. —trató de refutar, pero empezó a saborear ante la delicia que probaba.

—Está delicioso, ¿verdad? —preguntó animado Bill.

Tyrone solo asintió masticando la comida. 

—Bien, yo quiero… —dijo el demonio rojo entre pensamientos. —¡Ya sé! ¡Quiero entrar en las peleas! 

—Trato. —afirmó tragando.

—¡Oye! ¡Eso no es decisión tuya! —lo regaño Stan.

—Pensé que te complacería, ¿Que no logró derrotar a nuestro sobrino? —intervino Ford empezando a comer al ver a su familia tan fascinada.

—Bueno eso es cierto. —murmuró Stan para seguir comiendo.

—Entonces… —incitó Tyrone extendiendo su mano.

—Es un trato. —afirmó Phill con una gran sonrisa encendiendo su llama color azul antes de tomar la mano del castaño, al hacerlo lo halo hacia él estampando sus labios contra los del contrario.

Tyrone se tensó al sentir los labios ajenos, ese olor de la lycoris, la tan llamada flor del infierno. 

Tantas cosas malas que asociaba a esa flor aparte de lo que representa y aún así sentía que ese aroma esta vez lo estaba impulsando a hacer lo que él quisiera y definitivamente lo iba a lograr.

El beso que apenas era un roce se convirtió en un candente baile, Tyrone estaba demasiado abrumado y su mente en blanco, no podía pensar en nada, solo se dejó llevar por ese instante.

Llegó el momento en que sintió las rodillas temblar, hasta que no pudo más y se dejó caer en su silla.

Jadeó buscando el oxígeno que necesitaba su cerebro, sus mejillas completamente rojas, su cuerpo temblaba ligeramente, se sentía extasiado, si él dijera algo sería que fue el mejor beso que alguna vez recibió.

—¡¡Oh, por dios!! ¡¿Por qué no lo grabé?! —gritó animada Mabel.

Bill chiflo divertido. —Phill, ¿Tanto te gustó? 

—Si. —afirmó con una gran sonrisa, lamiéndose los labios. —¿Dónde conseguiste esa receta? Esta buenisima. —dijo mientras veía al castaño tratando de recuperar oxígeno, a su lado sus tíos miraban todo shockeados y del otro su hermana chillando emocionada.

—¿Verdad? —dijo divertido Bill como si no hubiera sucedido absolutamente nada. —Mi Pinetree, me lo dio.

—¡He, que genial! Will se sentirá tan celoso con esto. —le siguió Phill.

Al parecer los demonios no le habían dado mucha importancia, Phill es un demonio con "sangre caliente", no piensa solo actúa y eso Bill lo sabe, de todos modos no es como si le importara que besara a Red Pinetree.

Contrato: UniónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora