Capítulo 49

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Narrador

—¿Qué... ? —el susurró estupefacto de Mason apenas se logró oír, este cayó en su silla sin fuerza alguna.

Esta vez fue turno de Mabel en golpear la mesa histérica, confundida. —¡¡Eso no puede ser!! Nuestra madre... ella nunca... ¡Nunca podría hacer eso!

La pobre chica se sentía demasiado abrumada que ni siquiera sabía con certeza cómo se sentía en esa situación.

—Si, es porque su madre jamás haría algo que les haría daño, pero también quería que ustedes pudieran vivir sin temor alguno. —afirmó suavemente el peliazul.

—¡¿De qué estás hablando?! —gritó alterada la gemela, su cuerpo también empezó a temblar, rápidamente Wendy se acercó a abrazarla mientras su tío Stan empezó a frotar su espalda.

—Quiero que escuchen pacientemente y no me interrumpirán. —comentó suavemente no quería que ninguno de los gemelos menores se exaltaran, se acercó a su Agapē y lo abrazo. El castaño se tensó unos segundos antes de dejarse llevar por el calor y el aroma de su demonio.

—Cuando descubrí lo del asesinato, entre a la mente de su padre para saber con franqueza que ocurrió y... me perturbe un poco lo que encontré. —respondió con una mueca de disgusto. —Y yo que pensaba que la mente de Ford era desagradable.

—¡¡Eso que significa demonio de cuarta!! —grito molesto Ford.

Eso aligeró un poco el ambiente, logrando que Mabel riera entretenida. El peliazul al ver eso acarició el suave cabello de su Agapē.

—¿Qué encontraste? —preguntó Mason más relajado, pero aún así se sentía preocupado por el misterio que tanto hacía su demonio.

—Su padre, si mató a su madre en defensa propia. —afirmó el demonio.

—Dime que hay un pero. —pidió Mabel con la mirada ansiosa.

Will le dio una sonrisa comprensible. —Si hay un pero. —exclamó. —Su madre intentó matarlo antes que su padre la matara, pero ya ven las cosas salieron mal.

—¡¿Qué dices?! —gritó alarmada. —¡¿Por que mi madre haría eso?!

—Por qué los quería más que su propia vida. —afirmó, su humano lo miró ansioso. —A ella no le preocupó que le pasara a con su vida si lograba matar a su padre, ella tenía miedo de lo que pasaría si él seguía vivo.

—¿A qué te refieres? —preguntó nervioso el joven.

—El primer verano en que vinieron su padre intentó matarla en muchas ocasiones sin éxito y ustedes regresaron sin más, el año pasado que ustedes no vinieron los planes de su padre se retrasaron, pero seguía en pie.

—Espera, espera. —exclamó Mason agarrando la manga de la camisa del demonio. —¡¿Eso significa que si no hubiéramos venido ella estaría viva?! —preguntó asustado.

El demonio rápidamente negó al saber cuáles eran las ideas que se formaban en la mente de su Agapē. —No, no, su padre encontraría otra manera.

—Yo... no entiendo una cosa. —murmuró Mabel con la mirada baja. —Dijiste que ella no le tenía miedo a la muerte, entonces ¿Por qué... ella se notaba feliz el año pasado cuando decidimos quedarnos? y ¿Por qué intentó matarlo si no tenía miedo? —preguntó ansiosa y con los nervios de punta.

—Por qué... —dijo el demonio apretando los dientes. —Ustedes serían los siguientes. —esa declaración llenó el comedor con jadeos de sorpresa.

—He-Hey, ¿Qué-Qué estás diciendo? —preguntó nervioso Stan.

—Luego de la muerte de su madre, ustedes serían los siguientes. —volvió a afirmar el demonio separándose de su humano. Se arrodilló frente a este que tenía una mirada incrédula llena de pavor. —Mason, eres mi amo y voy a protegerte de todo y de todos por eso puedo hacer que tu padre se pudra en la cárcel y jamás volverá a tocar ni a ti ni a tu hermana, pero es tu padre... por eso quiero que seas tu quien me de la orden que hacer con ese sujeto.

—¿P-Puedes hacer que nunca lo volvamos a encontrar? —preguntó nerviosa Mabel. El demonio simplemente asintió.

—Mabel... —llamó a su hermana, se encontraba tan confundido con la información que acababa de recibir. Ambos se miraron a los ojos lo que decía el demonio les encantaba, pero se encontraban inseguros sobre eso.

—Mason eres mi amo y mi Agapē, te protegeré incluso si pongo mi vida en peligro. —dijo de la nada el peliazul volviendo a llamar la atención. —Más que no poder ir en contra de tus órdenes, me complace cumplirlas por eso haré una excepción en esta. —afirmó mirando consecutivamente a los gemelos menores. —Mason, Mabel haré lo que decidan ambos. —afirmó decidido.

Los gemelos volvieron a mirarse, una conversación llena de dolor y preocupación se podía ver sin que una palabra saliera de sus labios, los dos se tocaban el cabello en modo de desquitar sus nervios hasta que al fin decidieron que hacer.

—Bien. —afirmó Mabel mirando con decisión a su gemelo, este obviamente le devolvió la mirada. —Tíos nosotros...

—Sin importar que decidan esta casa y mis brazos siempre están abiertos para ustedes. —exclamó Stan con una sonrisa comprensible.

—A mi siempre me han agradado. —le dijo Wendy golpeando ligeramente el hombro de Mabel.

—A mi también. —le siguió animado Soos.

—Sus comentarios no importan por que soy el dueño de la casa. —comentó Ford rodando los ojos. —Pero... siguen siendo mi familia y... no los dejaría solos. —murmuró accediendo, igual que los otros.

—Will, hazles saber a todos la clase de persona que es mi padre. —sentenció Mason con una mirada firme. Miró a su hermana asintiendo, ambos lo miraron.

—¡Es una orden! —afirmaron ambos gemelos.

Will se estremeció como siempre al recibir una orden e hizo su reverencia habitual. —A la orden, Amos. —dijo con una sonrisa antes de chasquear los dedos y desaparecer.

Los dos adolescentes dieron un suspiro antes de mirarse, esperaban que este sería el comienzo de una vida con más emociones en sus vidas aunque sus personalidades ya estuvieran marcadas.

Unas horas más tardes en todas las noticias del mundo se daba la información sobre un padre si se podía llamar todavía así, había llevado a su esposa a la locura y la intentó matar hasta que la mujer presa de miedo al enterarse de que también planeaba matar a sus hijos atentó contra el hombre y este la mató.

—Es el fin, ¿no? —preguntó Mabel dejándose caer en el sofá.

—Lo es. —le siguió Mason asintiendo. —Will.

—¿Si, amo Gleeful? —preguntó el demonio.

—Ya puedes responder las llamadas de tu hermano. —le dijo el rubio-cenizo.

—¿Eh? —soltó confundido el peliazul.

—Se que has ignorado las "llamadas" por traer el orden a esta casa y luego todo esto. —habló el gemelo dándole una ligera sonrisa.

—Amo Gleeful. —lo llamó Will arrodillándose frente a él. —¿Le gustaría ir conmigo?

—Eres un completo idiota. —respondió Mason rodando los ojos. —Claro, ¿Mabel...? —trató de incluir a su hermana, no quería dejarla sola en esos momentos.

—Disfruten de su cita. —se adelantó esta a las intenciones de su hermano despidiéndose con una mano, quiriendo dormir profundamente.

El menor soltó un suspiró antes de devolverle el gesto a su hermana, con una gran sonrisa el demonio abrió un portal, dando un paso para que su amo pasara.

Mason volvió a rodar los ojos antes de entrar.

—A-Aquí es... —habló en un murmullo débil el demonio.

—¿Por qué sigues haciendo eso? —lo regañó Mason.

—Es-Es como un tick. —le respondió nervioso.

—¡Hey, Will! —saludó alegre un chico rubio, idéntico a él.

—¡Waaaa! —gritó alarmado el demonio azul. Tomando del brazo a su amo, se detuvo abruptamente al darse cuenta, se dio la vuelta mirando a sus dos hermanos. —¿Por qué podemos estar aquí los tres? ¿Por qué son humanos? ¿Por qué Bill se ve tan joven? —soltó totalmente confundido.

—Para eso te queríamos. —comentó un pelirrojo con una gran sonrisa de burla.

Contrato: UniónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora