Severus había conseguido acercarse de nuevo a Lily. Se sentía afortunado por tener una amiga tan bondadosa, pues no le había hecho falta decir nada para conseguir su perdón y un abrazo. Las palabras que abandonaron los labios de la pelirroja le hicieron muy feliz. Un simple "te he echado de menos" que para él lo era todo.
Lily cogió su mano llevándole al jardín. Algunos alumnos de Ravenclaw volaban para entrenar a su equipo de Quidditch. Ella miraba emocionada los movimientos de un integrante en específico.
—Anoche soñé con él. —dijo la pelirroja con las mejillas algo encendidas.
—¿Con quién?
—Charles Stevenson, uno de los cazadores de Ravenclaw. —La chica señaló con disimulo—. Es tan guapo.
El moreno enmudeció. De la alegría inicial, pasó a un pensamiento poco agradable. Recordaba los comentarios de su padre, pero una memoria se había filtrado en ellos. La de Black rozando una de sus cicatrices, con una suavidad que parecía temer herirle.
—¿Y yo? —preguntó arrepintiéndose al instante.
—¿Tú qué?
—No, nada...
La chica comenzó a reír, haciéndole pensar que se estaba burlando de él. La contestación que recibiría no era mucho mejor.
—Eres mi amigo, Sev. No puedo verte de la misma forma.
Escucharon pasos a sus espaldas, dirigiéndose a ellos de forma apresurada. Se sentía casi salvado por la dolorosa e incómoda situación, pero cuando vio a aquellos dos imaginó lo peor, preparándose para ser atacado. Lo que menos necesitaba ahora.
—¡Eh, Evans! ¿Qué haces con el grasiento de Snivellus? —Peter rió con el comentario de su amigo James.
—No es asunto tuyo, Potter y tampoco de tu sombra. —respondió ella levantándose—. Vamos, Severus.
El Slytherin imitó a la chica, caminando de regreso a Hogwarts. Poco tardó en ser interceptado por aquellos dos. Sintió algunas explosiones a sus pies. Una especie de petardos mágicos que reventaban provocando leves molestias. Levantó una pierna, retirando su capa del medio. Los ruidos fuertes le incomodaban en exceso gracias a su padre.
—¡No sabía que se te diese tan bien bailar, Snivellus! —gritó Peter lanzándole algunos más. Algunos alumnos encontraron la escena divertida, tanto que ninguno se metió.
—¡Chicos, vamos a llegar tarde! —gritó Sirius a lo lejos.
James y Peter salieron corriendo hacia él, momento en el que aprovechó para observar aquellos ojos negros que tanto echaba de menos. Sin embargo, él no lo miraba. Seguía con la mirada baja antes de partir a su sala común. Sabía que había llegado algo tarde, que no había podido evitar aquel mal trago, pero esperaba que Snape estuviese bien.
Había llegado a su hermosa sala común, encerrándose en una de las duchas del cuarto del baño, pues aún era muy temprano para que éste fuese visitado por el resto de compañeros. Se desnudó lentamente, permitiendo que el agua mojase sus prendas sucias. Tomó la varita de su bolsillo y, girándose a la puerta, la encantó para transformarla en un espejo. Miró su cuerpo con detenimiento, centrándose en cada herida de su piel. No entendía ni el porqué lo hacía, sabiendo lo que le dolía ver aquello, pero lo sentía necesario.
Potter no dejaba de insultarlo por su físico, llamándole grasiento, murciélago y otro tipo de vejaciones.
Lily no le veía atractivo. Para ella era un simple amigo y nada más, uno de los tantos que podía tener. No era especial para ella como había creído momentos antes.
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La rivalidad que crea la atracción
FanficEntrar a Hogwarts despierta un sentimiento único. Para muchos es considerado su segundo hogar. Severus lo verá como el único dónde podrá escapar de los abusos de su padre. Sin embargo, no todo será fácil para él, pues su turbia infancia provocó que...