Severus se levantó sintiéndose ridículo. No podía continuar escuchando esas hermosas palabras que ya no le pertenecían. Quizá Sirius sólo buscaba que se sintiera mejor, era posible que después de todo, él se preocupara por su estado de salud y por su autoestima.
—Creo que sería mejor dejar de vernos de esta forma —añadió al recordar a Lupin.
—¿A qué te refieres?
Las palabras de sus mayores enemigos resonaron en su cabeza, imaginando a ese chico con Sirius, juntos, en la cama. Su corazón se estremeció al creer en las palabras de Lily, las que tanto le habían molestado en su día.
—No me parece respetuoso estar con estos juegos. Será mejor que me vaya —musitó levantándose.
—Severus...
El nombrado ni siquiera se giró, no por ignorarle, sino porque sentía que las lágrimas se agolpaban en sus ojos y no quería seguir interfiriendo en la felicidad de Sirius. No más. Ni siquiera debería haberse quedado en Hogwarts.
No supo cuándo comenzó a correr ni por qué le había sorprendido encontrar a Lupin en la entrada del castillo. Probablemente estaría esperando a ver a su... ¿novio? Pasó por su lado evitando su mirada.
—¿Todo bien, Snape? —El prefecto de Gryffindor no perdió la oportunidad de preguntarle. Le había extrañado verle en aquel estado, por lo que había decidido esperar cerca por si Sirius necesitaba ayuda.
—Podría preguntarte lo mismo, ¿no? —respondió a la defensiva. En su rostro podía notar unas marcadas ojeras, como si no hubiera dormido en días.
Al ver su ceja alzarse se arrepintió de sus palabras, notando que estaba actuando de esa forma celosa que tanto odiaba. ¿Y si no había dormido precisamente por estar con Sirius? Negó con la cabeza y se fue lo más rápido posible. No quería pensar ese tipo de cosas, pero su mente no dejaba de repetirle que ni siquiera había sido capaz de satisfacer a la que había sido su pareja durante años.
Sirius volvió intentando ir lo más lento posible, asegurándose de que Severus no se hubiera quedado fuera, ya que el frío era notorio y él no estaba en su mejor estado de salud.
—¡Remus! —saludó al verle allí plantado—. ¿Qué haces aquí?
—Te esperaba. ¿Qué ha pasado con Snape?
Encogió los hombros con pocas respuestas. No sabía lo que había ocurrido, algo había hecho que le molestaba e imaginaba que era el volver a juntarse con sus amigos sin avisarle, pero no se había negado a hablar, sino a estar con juegos.
—Sev piensa que estoy jugando —contó rodeándole con el brazo y llevándolo dentro del castillo.
—¿A qué?
—No lo sé. Sólo me ha dicho que no le parecía respetuoso. —Se quedó en silencio por unos segundos—. ¿Se referirá al hecho de volver a juntarme con James y Peter?
—O quizá piensa que le estás volviendo a esconder de ellos. No sé qué pensar. Mejor veamos cómo reacciona mañana en clases. —Era mejor no adelantarse, con Snape no quedaba nada claro.
Creyó que no había nada mejor que pudiera hacer. Hablar con él no era una opción, porque parecía molestarse con cada cosa que hacía, sin llegar a explicarle el qué y cómo solucionarlo, pero le preocupaba que pensara cosas irreales. No quería que se sintiera desplazado, porque seguía queriéndole como antes, deseando volver a verle y estar con él.
Observaba las fotos que Regulus le mostraba, escuchando la excursión que había disfrutado tantísimo con su hermano y Lupin. Se sentía algo triste al ver que seguían sin él, pero era normal porque él mismo lo había causado. ¿Podía culparles de no avisarle? Por supuesto que no.
ESTÁS LEYENDO
La rivalidad que crea la atracción
FanficEntrar a Hogwarts despierta un sentimiento único. Para muchos es considerado su segundo hogar. Severus lo verá como el único dónde podrá escapar de los abusos de su padre. Sin embargo, no todo será fácil para él, pues su turbia infancia provocó que...