Sirius disfrutó con cada trago que Mary tomaba de su vaso. La tipa pagaría su envenenamiento y las molestias que le había estado causando a su novio, no había duda alguna. ¿Y a quién iba a quejarse? Ni siquiera podría moverse del váter para decirle a algún profesor que alguien le había echado poción laxante. Encima era humillante, seguro que lo guardaba en secreto.
—Se va a arrepentir de haberse metido contigo —susurró James, que comía sentado frente a él.
—Se lo merece. —Apoyó la cabeza en el hombro de Remus.
El plan para hacerse pasar por novios ya había comenzado. Se dejaban ver cogidos de la mano y más cercanos que de costumbre, aunque por supuesto no iba más allá de eso. Tenían claro que eran amigos y además, ninguno de los quería hacer sentir mal a Severus.
Algunas personas ya comenzaban a creer que la pareja era real, olvidándose del rumor que tanto había dado que hablar, aunque algunos aprovechaban esa novedad para meterse con el Slytherin, diciéndole que había sido reemplazado en poco tiempo, sin embargo él se mantenía callado, sin siquiera decírselo a Sirius.
—¿Creéis que tardará mucho en hacer efecto? —preguntó Peter, mirando de soslayo a Mary.
—No debería. Hemos puesto una buena cantidad. De hecho... No creo que llegue a la sala común de Gryffindor —comentó el castaño.
Sirius aguantó la risa, pero tuvo que esconder su rostro en el cuello de su amigo para evitar que se viera su sonrisa. Era demasiado divertido para mantenerse impasible.
—¡Sirius! —Remus se carcajeó, provocando que estallaran las risotadas de sus tres amigos.
Regulus observó a su hermano, parecía realmente feliz con lo que estaba pasando. No tardó en saber qué ocurría, pues esa chica que había molestado a Severus, se levantó y salió de forma muy apresurada del salón. De reojo vio a un chico acercarse a su amigo. Giró su rostro y se percató de que se trataba de aquel indeseable Gryffindor. John Jackson, según le habían dicho.
—Otra vez tú —gruñó el más joven.
—Tú cállate, que nadie va a hablar contigo.
—Tampoco contigo, Jackson —respondió Severus terminando su vaso de agua—. ¿Has terminado? —Regulus asintió mientras se ponía de pie, dispuesto a irse con él.
El Gryffindor les seguía de cerca y por supuesto fue visto por el grupo de los Merodeadores, que no tardaron en salir al ver que no se librarían de él.
—¡Eh, tú! ¡Deja a mi hermano en paz! —vociferó furioso al ver que Regulus estaba siendo sujetado del cuello de su camisa, aunque Severus ya le estaba apuntando con la varita advirtiéndole que debía alejarse de su amigo.
—¡¿Pero tú de qué vas?! —masculló el de gafas, acercándose a su amigo para poder ayudarle en cualquier enfrentamiento.
Peter y Remus también se acercaron a ellos. El licántropo aprovechó para asegurarse de que Snape estaba bien, aunque parecía totalmente preocupado por Regulus, al que asistía comprobando que no tuviera ninguna herida.
—Estoy bien, sólo me ha agarrado y Severus me ha defendido.
—¿Haciendo ver que no defiendes a tu novio, Black? —Jackson mantenía una postura burlona.
La sonrisa de superioridad que se dibujó en su rostro acabó con la paciencia de Sirius, quien le propinó un puñetazo en plena mandíbula.
—¡Sirius! —exclamaron Remus y Regulus a la vez.
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La rivalidad que crea la atracción
Hayran KurguEntrar a Hogwarts despierta un sentimiento único. Para muchos es considerado su segundo hogar. Severus lo verá como el único dónde podrá escapar de los abusos de su padre. Sin embargo, no todo será fácil para él, pues su turbia infancia provocó que...