Besó su hombro con una delicadeza que ni siquiera tuvo la primera vez. Quería hacerle sentir especial de nuevo, porque odiaba recordar sus palabras cuando estaba acostado al lado de Canuto.
—Vamos, no quiero que cojas frío. —Él ingresó con su ropa, dándole igual que se mojara.
En ningún momento había seguido mirando a Severus al desnudarle íntegramente, respetando todo lo posible su intimidad.
—No hace falta que te gires —habló cuando Sirius ya estaba dispuesto a hacerlo tras quitarse su ropa.
El Slytherin acarició una fina marca en su pecho, suponiendo que a eso se refería con los arañazos de Lupin. Tenía muchas preguntas al respecto, pero tampoco quería hablar de ellos en el tiempo que pudiera durar esa situación tan extraña.
—¿Dumbledore te mandó aquí?
—Sí, es una suerte porque pensaba cuidarte igual. Al menos no debo colarme en la sala común de Slytherin. —Disfrutaba las caricias de esos dedos tan frágiles—. Hay algunas cosas que me gustaría aclarar contigo, aunque prefiero que seas tú el que decida el momento. Al menos me deja tranquilo saber que una de tus preocupaciones era mi relación con Remus.
—¿No estás molesto por nada? —La duda seguía clavada como una espina. Sabía que los celos eran absurdos, sobre todo al saber que se había juntado con el casanova de su año.
—No tengo motivos para estarlo. Eres tú el que espero que me perdone por todo lo sucedido. —Vio caer el champú en sus manos, pero olvidó por un momento su cuerpo, ocupándose del cabello lacio del Slytherin.
Agachó la cabeza al sentir ese delicioso masaje. Los dedos de Sirius se perdían en su cabellera mojada con leves presiones, haciéndole sentir como hacía tiempo que no se sentía.
—Te he echado de menos —reconoció sin moverse.
—Yo a ti también. No sabes cuánto...
Alzó levemente su rostro para poder posar los labios en su frente sin dejar de masajearle. Al cabo de unos minutos, enjuagó su cabello tras asegurarse de que la temperatura era idónea. Un poco más fría de lo que él solía utilizar, ya que conocía a Severus y sus duchas heladas.
Sin estar muy convencido al escucharle decir que podía limpiar su cuerpo, le dejó probar mientras él lavaba sus rizos rápidamente.
—Cariño, estoy aquí para ayudarte —dijo al ver una mueca de dolor.
—Pero...
—Nada de peros. No es nada vergonzoso. Tenemos confianza, no es nada que no hayamos visto antes. Sabes que no me voy a asustar y que amo cada parte de tu cuerpo. —Estiró la mano para que le diera la esponja, recibiéndola tras unos segundos de duda.
Empezó por su cuello y sus hombros para relajarle un poco. Le iba hablando sobre las clases que había perdido para intentar que mantuviera su atención en algo que le hiciera sentir seguro mientras masajeaba su piel con cautela.
No iba a admitir que él también temía limpiar su abdomen y su brazo, ya que quería hacer lo mejor posible para su bienestar.
Armándose de valor, sujetó su mano derecha con sumo cuidado, separándola ligeramente de su cuerpo para limpiar toda la extensión con el gel que había puesto en su palma de la mano, creyendo que sería mucho más conveniente que la esponja. Los ojos de Severus se mantenían cerrados con fuerza, indicándole que a pesar de todo su cuidado, le molestaba.
Le soltó dejando su brazo lo más inmóvil posible, dirigiéndose directamente a su abdomen para terminar cuanto antes.
—¿Tienes algo para el dolor?
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La rivalidad que crea la atracción
FanficEntrar a Hogwarts despierta un sentimiento único. Para muchos es considerado su segundo hogar. Severus lo verá como el único dónde podrá escapar de los abusos de su padre. Sin embargo, no todo será fácil para él, pues su turbia infancia provocó que...