Aprendiendo sobre la pérdida de un amor

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Los hermanos Black fueron directos al salón, donde pronto comenzaría la selección de casas de los nuevos alumnos. Sirius se despidió de su hermano menor antes de entrar, dirigiéndose a sus amigos para tomar asiento con ellos.

Una chica se acercó a ellos. Se trataba de Mary Thomas, un nombre más en la lista de coqueteos de Sirius que no llegó a mucho, aunque ella le insistió para que volviera a darle una cita.

—¡Sirius! ¡¿Es verdad que tienes pareja?! —exclamó sorprendida y dolida, ya que ella fue rechazada infinidad de veces desde el primer año y ni siquiera le dio una segunda cita.

Sirius suspiró resignado, pensando en las palabras de su hermano. No podía seguir ocultando que tenía novio. No podía permitir llevar una vida de soltería y que Severus viera todo aquello, no le ayudaba a sentirse único y especial que era lo único que quería que sintiera.

—Sí, tengo novio —dijo tranquilo.

—¡¿Novio?! ¡Eso es repulsivo! —vociferó Mary, atrayendo la atención de algunos alumnos.

Sabía que la chica era mestiza y probablemente esa opinión viniera de su parte muggle, así que ignoró totalmente el comentario, pero sus amigos no, aunque el que más le sorprendió fue Remus, ya que él no solía meterse en discusiones o peleas.

—Repulsivo es pensar así. El amor es libre y nadie debería juzgar por ello —contestó el castaño.

—Eso es. ¡A ti lo que te pasa es que estás rabiosa porque Sirius no quiso volver a quedar contigo! —exclamó Peter, defendiendo a su amigo.

—Sabemos que es difícil pasar de página cuando se trata de alguien tan guapo como Sirius —aduló James, de forma cómica—. Un poco de dignidad, por favor.

La chica boqueó y se alejó de allí cuando un profesor se percató de que algo ocurría, aunque por su andar y sus murmullos indicaban su molestia.

«En qué lío me he metido...», pensó mirando hacia ellos, encontrándolos hablando de forma relajada. Probablemente se habían dado cuenta de lo que ocurría, pero disimulaban muy bien.

—¿Y si a tu hermano le gustan los chicos también? Puede que esté saliendo con Snivellus —dijo Peter notando la mirada de Sirius.

James hizo una mueca de asco e imitó el sonido de una arcada, provocando que Sirius tuviera que respirar hondo para no saltar.

—Mi hermano no está saliendo con él —contestó molesto.

Odiaba que emparejaran a Regulus con su novio. ¿Es que acaso hacían buena pareja? Frunció el ceño. Estaba a punto de preguntar por qué demonios se atrevían a pensar que estaban juntos, pero entonces notó un puntapié en su pierna.

«Menos mal que Remus siempre está para ayudarme». Tomó un papel y comenzó a hacer dibujos para pasar el rato, olvidándose del asunto para no meter la pata.


Severus estaba sentado en el banco del baño, que ya se encontraba vacío por la hora. Regulus le hablaba desde la ducha.

—¡¿Por qué has dicho eso?!

Sabía que Severus también le regañaría. Lo entendía, no hacía más que defender a Sirius, decir que habían acordado llevarlo en secreto, que no le molestaba su actitud, que no pasaba nada... Pero su mirada reflejaba algo distinto cada vez que veían a Sirius sonriéndole a alguien por algún piropo.

—Sirius sabe que ha hecho mal. Su amigo nos ha insultado a ambos y le ha metido a él en el problema, no debía quedarse callado.

—¿Lo sabe? —preguntó Severus, nervioso por aquella situación.

La rivalidad que crea la atracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora