Planes futuros

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Agarró el sobre en el que se encontraban las notas de sus T.I.M.O., ligeramente nervioso por ver un resultado que no esperaba. Sabía que no todas sus notas serían extraordinarias, ya que había decidido dejar alguna atrás para especializarse en los temas que realmente le gustaban.

—¡Ábrelo ya, Severus! —animó el menor.

Extendió el brazo hacia su amigo, tirándose sobre el colchón para escuchar sus propias calificaciones de su voz. El chico sonrió, rompiendo el sello y con confianza de la inteligencia de Severus. Sabía lo mucho que se había esforzado desde el segundo año y no le cabía duda de que en primero habría sido igual.

—¡Esto es genial! Extraordinarios en Pociones, Cuidado de Criaturas Mágicas, Defensa Contra las Artes Oscuras y Herbología. —Estaba muy feliz de haber podido estudiar junto a él su materia favorita, porque se sentía más preparado para el próximo año, cuando le tocara a él enfrentarse a esos exámenes—. Sólo has sacado un aceptable, en Historia de la Magia, que creo que no te importaba mucho.

—¿He sacado una S en Runas Antiguas? —preguntó levantándose para cerciorarse de sus calificaciones.

—Sí. ¿Ves que no era tan preocupante? Sabía que podías conseguirlo. —Quizá era la materia que más le había preocupado, ya que podía ofrecerle un trabajo a media jornada como traductor, pudiendo realizarlo incluso a distancia en la misma escuela—. Hasta en Transformaciones has superado las expectativas, y eso que fue una de las que abandonaste un poco.

Sentía un sentimiento nuevo en su corazón, el del orgullo, uno que jamás había pensado sentir por sí mismo. Su familia no era buena y él tampoco había conseguido ser lo que se esperaba de él. Durante muchos años había resultado una carga que no podía socializar, pero ahora veía todo de distinta forma. Tenía amigos y tenía unas buenas calificaciones que le ayudaban a seguir con su futura profesión, además de opciones extra a las que dedicarse y comenzar a vivir por él mismo, pudiendo devolver el dinero de Lucius.

—¿Se lo dirás a Sirius? Tengo curiosidad por saber qué notas ha sacado él. —Regulus apoyó su barbilla en una de sus manos.

—Estará en el campo de Quidditch. Dijo que iría a ver a Potter para apoyarle un poco.

—¡Oh, es cierto! El equipo de Gryffindor tenía entrenamiento a primera hora. —Agradeció no ser él quien tuviera que estar allí, ya que odiaba volar cuando hacía frío y estaba recién despierto—. Pero podríamos ir con ellos a las gradas e irnos antes de que terminen.

Severus bufó con desgana, pues allí estaría Pettigrew, siendo la sombra de sus amigos como de costumbre.

—Supongo que será menos malo que decirle de una vez a Lucius que voy a vivir con tu hermano, ¿no? —bromeó poniéndose de pie, sacando la capa de su baúl.

La risa de Regulus no se hizo esperar, teniendo muchas ganas de ver cómo reaccionaba Lucius tras la noticia, suponiendo que no le haría ninguna gracia en realidad, pero a la vez intentaría mostrarse de acuerdo con tal de apoyar a Severus.

Tardaron unos minutos en llegar al campo, viendo aún a los jugadores en los aires, en un arduo entrenamiento que no era privado, por lo que no debería haber problema por estar allí.

El menor de los Black fue el primero en correr hacia ellos al verlos sentados en unas gradas. Estaban justo en la fila de atrás, así que Regulus optó por agacharse y tapar los ojos de Remus y Sirius con sus dos brazos.

—¡¿Qué mierda?! —exclamó Sirius de mal humor.

—Hola, Regulus. —El castaño alzó una de sus manos para apartar con suavidad su brazo, aunque no le había soltado aún cuando Sirius recuperaba su vista y regañaba a su hermano por asustarle de esa manera—. Qué sorpresa verte por aquí.

La rivalidad que crea la atracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora