La rivalidad que crea la atracción

La petición de Regulus

Regulus llevó un trozo de tortita a su boca, aceptando que Severus le acababa de confesar que tenía pareja y que se trataba de un chico, cosa que al parecer en el mundo muggle no estaba muy bien visto. Imaginaba que no podía ser otro que su hermano. ¿Tan lejos había llegado la cosa? Él le había dicho que no era cualquiera, pero después del encontronazo que tuvieron, pensó que tampoco se trataba de algo tan serio.

¿Cómo había sucedido aquello? No sabía que Severus había salido de Slytherin. Quizá no quiso ir a cenar con él porque había quedado con Sirius, aunque le pareció extraño porque su amigo no parecía estar de humor y le había dicho que iría a dormir.

—¿Y qué tal todo con él? —Le preguntó después de mostrarle su apoyo. No quería que Severus se sintiera solo en su primera relación.

—Pues la verdad... —Severus tomó un poco de agua sin saber muy bien qué responder.

—¿Todo bien, Severus? —Regulus le cogió de la mano, intentando trasmitirle confianza.

—Verás... Confío en él, pero temo que todo esto no sea más que algo momentáneo. —Regulus asintió—. Él y yo no nos llevábamos bien al inicio, creo que todo empezó por culpa de un amigo suyo. O eso quiero pensar...

—¿Le puso en tu contra? —pensó en cuál de los tres amigos podía ser, ya que él no los conocía mucho.

—No lo sé, pero temo que vuelva a repetirse.

Severus negó cuando Regulus le preguntó si él les había contado ya a sus amigos que eran pareja. El menor se quedó pensando en aquello. Sirius estaba escondiendo a Severus y no le daba buena espina. ¿Qué harían los otros si llegaran a enterarse de aquella relación? ¿Y qué esperaba su hermano con aquello? Si lo veía como algo serio, llegaría el momento en que debería hacerlo público. No podía esperar que Severus se escondiera toda la vida.

—Creo que lo mejor es hablar con él sobre el tema para aclararlo todo. Debes sentirte seguro con lo que está sucediendo, es lo más importante. —Regulus le sonrió, finalizando la conversación al ver a Sirius ingresar al comedor con sus amigos—. Ahí va mi hermano. —comentó haciéndose el despistado—. No quiero ni pensar lo que voy a vivir este verano... Mis padres se irán durante un par de semanas por un funeral de un familiar paterno, yo no le conocía mucho, así que me han permitido quedarme en casa para estudiar. ¿Y si llega Sirius con su pareja y me toca aguantarlos? Severus, ¿por qué no te vienes unos días aunque sea? Así si aparece, será menos incómodo. —Severus encogió los hombros buscando alguna excusa para no ir.

—Pues no sé si Dumbledore me daría permiso, nunca le he preguntado si se podría hacer... —Estaba cohibido. ¿Ir a casa de Regulus con Sirius allí? Estaba claro que la pareja no iba a aparecer, pero decírselo a su amigo sería evidenciarse demasiado.

Regulus por su parte aguantaba la risa al ver a su amigo en esa encrucijada, sabiendo que al final se vería obligado a aceptar ir a hablar con Dumbledore y toda decisión recaería en aquel hombre. Debía intentar convencerlo.

—Podemos ir a hablar con él. Se le ve un hombre muy comprensivo. —comentó observándole en la mesa de los profesores—. Iremos después de clases. Podemos pedirle a Slughorn que nos diga el santo y seña, ¿verdad?

—¿Y si nos lo niega? —preguntó Severus queriendo quitarle esa idea de la cabeza—. Estaríamos solos en tu casa y probablemente piense que no es adecuado que los menores queden sin control parental.

—Mi madre estará en casa todos los días, pero se irá marchando para apoyar a mi padre y asistir al velatorio. No perdemos nada por intentarlo.