De despacho en despacho

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Subió esas imponentes escaleras de caracol, abrumado por la rápida respuesta que Dumbledore había dado al conocer que había pedido permiso para hablar con él. Recordaba la última visita del director y sin querer, se estremecía, aunque intentaba no darle muchas vueltas a ese momento.

Usó sus nudillos para golpear firmemente la puerta que se abrió casi al instante para darle paso, sin siquiera recibir un permiso del anciano.

—¿Director? —Esperó justo en el marco de la puerta.

La silueta de Dumbledore se hizo presente en el pequeño balcón del despacho. Suponía que no esperaba ninguna visita.

—Adelante, Severus. Siéntete libre de tomar asiento. —Hizo un gesto con su mano para que se acercara al escritorio mientras él bajaba por las escaleras.

Las puertas se cerraron en cuanto estuvo dentro del cuarto, así que no había marcha atrás. Decidió sentarse en una de las sillas frente al imponente asiento del director, sin siquiera mirar cómo se acercaba al lugar.

—Poppy me estuvo pasando tus reportes. Tal parece que no pasó a mayores. —Dumbledore ocupó la silla, acercándole el tarro de caramelos que él rechazó una vez más con educación.

—Sí, señor. No he vuelto a tener molestias —respondió algo incómodo. De nuevo salía el tema de Lupin. ¿Por qué estaba tan interesado en él o en que no se supiera la verdad? —. Venía a consultarle sobre otros asuntos. —Tomó su bolsa al ver que el director le prestaba atención, sacando algunos documentos que él mismo había buscado—. Me gustaría ir a vivir a mi casa para poder buscar un trabajo durante el verano, señor, pero por lo que he podido observar, necesito su autorización para abandonar la escuela ahora que soy huérfano.

—¿Estás seguro de poder con todas las responsabilidades que conlleva vivir solo? —Los ojos azules le miraron por encima de las pequeñas gafas, casi obligándole a decir la verdad.

—Tengo algunos ahorros en una cámara de Gringotts para poder subsistir hasta encontrar algo, pero mi propósito es conseguir experiencia laboral cuanto antes. Además, no viviré solo. Una persona mayor de edad vendrá conmigo. —El director echó un vistazo a los papeles que Severus le había entregado—. No descuidaré mis estudios en ningún momento. De hecho... Hay una segunda cosa que me gustaría pedirle.

—Cuéntame, joven. —Apartó una hoja en la que podía firmar para darle el permiso para salir de Hogwarts y pasar sus vacaciones en su hogar, aunque podía recibir alguna visita sorpresa de algunos funcionarios del Ministerio para comprobar en qué estado se encontraba.

—Me gustaría asistir a Estudios Muggles. —Sabía que la petición era extraña, pero debía intentarlo—. Soy mestizo y siempre he vivido de forma muggle, pero hay cosas que no conozco. Mi barrio es muggle y creo que me ayudaría el recibir la asignatura para poder hacer mi vida allí.

—Entiendo que hace tres años que se te dio a elegir tus optativas, pero es complicado ingresar en una asignatura a la que no has asistido nunca, por mucho que tu sangre sea mestiza —musitó pensativo—. Aún así creo que podrías hablar con el profesor Simon. Si acepta tenerte en su aula el próximo año, no pondré ningún impedimento, aunque debes tener en cuenta que serán más clases extra y que tendrás que ponerte al nivel.

—Lo sé, señor. No faltaré a ninguna.

Admitía que tendría que esforzarse bastante más para conseguir cumplir con todas sus obligaciones, sobre todo si consideraba trabajar durante el curso escolar, pero creía ser capaz de hacerlo. Si conseguía ingresar en la clase de Estudios Muggles podría compensar la hora de pociones que no compartiría con Sirius.

La rivalidad que crea la atracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora