Sirius había podido hablar con Severus aquella noche, dejando el tema en una simple metida de pata que no era importante, aunque con Regulus costó un poco más. El Slytherin le contó el enfado que tenía el chico, así que al día siguiente, el hermano mayor fue a buscarle a la sala común para pedirle disculpas, consiguiendo que el plan sorpresa para su cumpleaños siguiera adelante.
—¿No vas a venir con nosotros, Remus? —preguntó James, viéndole tirado en la cama.
—No, chicos. Lo siento.
—¿Te ocurre algo? —Peter se acercó a su cama, pero el castaño sólo negó—. Pues vaya gracia. Si no podemos celebrar el cumpleaños de Sirius con él y con Remus...
—No pasa nada, Peter. Iremos a comer nosotros dos juntos —invitó el de gafas.
El de rizos había dicho que buscaría a su pareja, y no era mentira. Desconocía dónde estaba Severus. También había intentado buscar a Regulus y no había dado con él. No estaban por el mapa y tampoco en la Sala de los Menesteres.
Llegó cabizbajo a la sala común, dispuesto a decirle a sus amigos que iba con ellos porque su novio no parecía estar por ningún lado.
—¿Dónde están James y Peter?
—Ya se han ido.
El de rizos bufó. ¡Vaya día de cumpleaños! Caminó hasta la cama de Remus y se tiró sobre ella, quedando pegado a su cuerpo.
—¿No te sientes bien? —le preguntó.
—Bueno, estoy un poco sentimental y hay algo que quiero hacer, pero no quería contárselo a ellos. ¿Te gustaría venir conmigo?
Encogió los hombros. No tenía mucho más que hacer que ir hasta Hogsmeade solo y buscar a sus otros dos amigos.
—Sí, no es que tenga más planes. Severus parece haberse olvidado de mi cumpleaños. Me felicitó el miércoles y dijo que lo celebraríamos hoy, pero... —comentó desanimado.
—Oh... Bueno, sabes que él está pasando momentos complicados. Quizá después lo encuentres y podáis celebrarlo juntos —animó Remus—. Vamos, ven conmigo.
Tomó la mano de su amigo, además del mapa y la capa que James había dejado en su baúl. Todo sería necesario para ir hasta el sauce boxeador y volver sin que nadie se diera cuenta.
Durante el trayecto, Remus disimuló todo lo posible, aunque le apenaba ver a Sirius tan entristecido por verse sin ningún tipo de celebración.
—Levanta esos ánimos, hombre —dijo una vez en la casa.
—Disculpa, me encanta tu compañía, es solo que imaginaba mi cumpleaños algo distinto. —Siguió los pasos de Remus, que se dirigía a la salida trasera de la casa. Todo estaba un poco oculto, perfecto para que la gente no quisiera acercarse—. ¿Dónde vamos?
Remus le hizo una seña para que saliera, asegurando la puerta para que pudieran volver a entrar, aunque sabía que había una ventana que no cerraba muy bien en el piso superior.
El primogénito le siguió en silencio, preguntándose mentalmente qué bicho le había picado a su amigo y si era usual que hiciera escapadas como aquella.
De pronto visualizó a su novio y a su hermano dentro de una pequeña tienda de campaña transparente que protegía del frío, sobre un mantel de picnic, con una enorme paella y la que sería la tarta de cumpleaños de ese año.
—¡Felicidades! —exclamó su hermano feliz, levantándose para saludarle.
Sirius le dio un pequeño empujón a Remus, escuchando su carcajada por el drama que había formado momentos antes. Por supuesto que a Severus no se le había olvidado. ¿Cómo había podido pensar eso?
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La rivalidad que crea la atracción
FanfictionEntrar a Hogwarts despierta un sentimiento único. Para muchos es considerado su segundo hogar. Severus lo verá como el único dónde podrá escapar de los abusos de su padre. Sin embargo, no todo será fácil para él, pues su turbia infancia provocó que...