Remus corrió hacia el sauce boxeador, aprovechando que el resto de alumnos se habían marchado a Hogsmeade, incluido Snape, al que había visto subir a los primeros carruajes. Sabía que Sirius estaría en la Casa de los Gritos ya que habían quedado allí. Paralizó al sauce para poder entrar por el pasaje oculto, finalizando el encantamiento por si acaso. Cerró la puerta tras su espalda visualizando a su amigo sentado en el sofá.
—¡Sirius! —exclamó extrañado por verle tan tranquilo—. ¿No estás emocionado?
—¿Por qué debería estarlo?
Frunció el ceño. Snape ya debería haber llegado a la casa por el tiempo que había transcurrido, pero no parecía que el chico hubiera dado señales de vida.
—Snape aceptó tu carta. —Se dirigió hacia la puerta trasera de la casa, asomándose para buscarle—. Pensaba que vendría a verte.
—¿Ha salido de Hogwarts?
El castaño afirmó que lo había visto salir.
—Salgamos a dar una vuelta, quizá podamos verle por algún lado. —Ideó el licántropo.
Sabía que no estaba respetando su espacio, pero era un momento peligroso para dejarle solo en lugares en los que sería difícil encontrarle. Su salud no era la mejor y después de haber visto que sus mareos no mejoraban durante esos días, tenía claro que lo mejor era buscarle.
Caminaron por las calles, mirando por las tiendas para ver si se encontraba en alguna de ellas, empezando por la librería. No había ni rastro de Severus, sin embargo una melena rubia llamó la atención de Sirius, que estiró la manga de su amigo para que pudiera observar hacia dónde iba.
—Creo que no nos ha visto. Ha entrado en Cabeza de Puerco.
—¿Qué hará en un lugar de mala muerte como ese?
—Casi ningún alumno va allí, así que tendrá privacidad. A los adultos no les interesan nuestras charlas. —Remus giró su rostro para comprobar si Sirius estaba pensando lo mismo que él—. Debemos ser cautelosos. Si Snape está dentro y nos descubre, sospechará que le estamos espiando.
—Si eso ocurre encontraremos alguna excusa —dijo el moreno, comenzando a caminar hacia aquel local.
—Sirius —cogió su brazo para pararle por unos segundos—, tu novio no es idiota. Vamos a asegurarnos de que no están al lado de la puerta para poder llegar a ellos.
Lucius hizo un mudo saludo al barman, Aberforth Dumbledore. Siempre le había extrañado que el hermano del director trabajara en un local tan inmundo y cómo él permitía que viviera en esas condiciones.
Recorrió el local, buscando a Severus, intentando alejarse del barullo que creaban algunos adultos. Al fin pudo visualizarlo ocupando el sitio que quedaba en la esquina, lo que le permitiría tener una charla un poco más privada con él.
—Me alegra verte, Severus —dijo tomando asiento frente a él—, aunque quizá no es por el mejor motivo.
El menor apartó la mirada, incapaz de ver aquellos ojos grises que parecían perdonar la vida de todos los presentes.
—¿Qué ocurrió? ¿Cómo pudo llegar a Hogsmeade? —preguntó Lucius usando un tono sereno, pero muy serio.
—Él no vino. Me escapé y aparecí cerca de casa. —Se sentía como un niño que admitía sus travesuras después de haber sido descubierto.
—Black vivía cerca. —Lucius pareció entender que estaba relacionado con él—. ¿Alguien te ayudó?
—El cobrador del autobús noctámbulo y Sirius.
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La rivalidad que crea la atracción
Hayran KurguEntrar a Hogwarts despierta un sentimiento único. Para muchos es considerado su segundo hogar. Severus lo verá como el único dónde podrá escapar de los abusos de su padre. Sin embargo, no todo será fácil para él, pues su turbia infancia provocó que...