Remus entró al cuarto lo más sigiloso que pudo, sin embargo sus amigos estaban allí, despiertos, sentados cada uno en su cama. Peter y James le miraban desde que había entrado, con total seriedad, en cambio Sirius... Él tenía la mirada gacha, parecía arrepentido de algo.
—Lo siento mucho, Remus... —susurró Sirius, suspirando acto seguido.
El castaño era pálido, pero aquel comentario lo dejó más blanco aún. No pudo seguir sosteniendo la mirada, pues el miedo de sentirse rechazado le invadió. Un sollozo salió de sus labios, pero pronto sintió seis brazos abrazándole. El grupo había estado hablando mientras esperaban su llegada y tenían claro que no dejarían al chico solo en ningún momento.
—Tendrías que habérnoslo dicho. —Le susurró James acariciando su cabeza.
—Yo... Lo siento. —Se encontraba feliz de ver que sus amigos no se alejaban de él, pero a la vez estaba avergonzado por haberles guardado un secreto tan importante.
—Entendemos que estuvieses inseguro, pero somos amigos. Nada nos va a separar. —James seguía intentando reconfortarle de la mejor manera posible.
—¿Recuerdas lo que pasó? —preguntó Peter curioso.
Remus asintió apenado por su falta de control, aunque en ese momento esperaba que sus amigos no supiesen que se trataba de él.
—¿Por qué no les cuentas tu historia? —Sirius se había pronunciado. Sabía que era un buen momento para hacerlo. Se lo debía a sus amigos.
El hombre lobo comenzó a explicar el ataque que había sufrido de niño por Fenrir Greyback y todo lo que había tenido que sufrir desde entonces. James entendió el miedo que su amigo tenía porque le expulsaran. Peter comprendió el carácter tan introvertido que mostraba, pues aunque para sus ojos era envidiable, tenía una maldición terrible.
Todos los amigos le hacían preguntas, especialmente después de saber sobre sus dolorosas transformaciones y lo agotado que éstas le dejaban.
—Chicos, luego podréis ir a la salida a Hogsmeade para ver los fuegos artificiales. Aprovechad que es día libre para dormir un poco. —Aconsejó Sirius.
—¿Y tú qué harás? —preguntó Remus mientras apoyaba la cabeza en la almohada mullida.
—Tengo castigo dentro de unas horas. Dormiré un poco y me dirigiré allí. —Vio como Remus ponía una mueca apenándose—. No te preocupes por mí. Duerme tranquilo, que te lo mereces.
Saludó al profesor Slughorn después de haber dormido unas dos horas y media, por lo que su rostro se notaba cansado. Sintió el escrutinio del Slytherin a lo que sólo pudo mirarle, sonreír y saludarle, haciendo ver que nada malo ocurría.
—Hoy necesito que me ayudéis a ordenar todos estos documentos. —La mesa estaba llena de papeles y carpetas que clasificarían los cursos por separado.
Los chicos se pusieron manos a la obra. Sirius intentaba ir lo más deprisa posible. No podría ir a Hogsmeade por el castigo, pero si terminaba pronto podría dormir un buen rato.
—Aún sois muy jóvenes, ¿pero ya os habéis planteado qué os gustaría estudiar en un futuro? —preguntó el profesor Slughorn, que se encontraba corrigiendo algunos deberes de los alumnos de primer curso.
—Pues la verdad es que no lo sé. —Sirius se alzó de hombros—. Me gustaría conocer más mis habilidades e informarme sobre algunas cosas antes de tener una idea clara.
—Serías un buen auror, Black. Conoces el sentido de la justicia, pero también la picardía para saltarte las normas. —El Gryffindor observó sorprendido al profesor—. ¿Y tú, Snape? Podrías ser un buen pocionista o incluso fabricante de pociones.
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La rivalidad que crea la atracción
FanficEntrar a Hogwarts despierta un sentimiento único. Para muchos es considerado su segundo hogar. Severus lo verá como el único dónde podrá escapar de los abusos de su padre. Sin embargo, no todo será fácil para él, pues su turbia infancia provocó que...