CIII

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— ¿Akira? -Por primera vez Grefg nuestra un verdadero miedo.

Lo observa por el retrovisor y como se va poniendo un poco pálido. Hasta como se queda sin palabras y solo balbucea sin sonido.

— ¿Así que fue ella?

Ismael levanta una ceja, pensando cómo llevar eso hacia donde le conviene.

— ¿Te mando a matarme o solo a torturarme? Pensé que sería más elegante su castigo -Levanta la cabeza para escuchar que tiene que decir su captor. Esta a punto de presionar la alarma de su anillo.

— A ella no le importa nadie ¿cierto? Es un monstruo al que temes o respetas ¿verdad?

— ¡Qué me vas a hacer! ¡Dime ya!

— Usarte de carnada para Akira. Que seas tú el que perdió.

David ladea la cabeza, sin comprender que significa eso ¿cómo?

Ismael se quita un momento la máscara para que vea su rostro. El rostro agobiado de Grefg es la mejor respuesta que pudo haber tenido.

— Ja...ja... Jaja... Eres solo tú -Aunque ya no estaba nervioso por Akira directamente, aún estaba nervioso por lo que iba a pasar.

— Así es, Grefg. No me gustó tu jugada cobarde. Por eso voy a sacrificarte -Se pone la máscara de nuevo. Acelerando cuando ve la hora en su teléfono.

El empujón de velocidad y la poca fuerza que tenía en las manos; hizo que soltara el anillo al suelo del auto.

— ¡Mierda! -Miro por encima para saber dónde había caído. Tenía que recuperarlo cuánto antes.

Así que solo quedaba alargar más la conversación hasta tener la oportunidad de bajar por el anillo.

— ¿Qué tiene que ver ella con ustedes? Dijeron que no los mando la policía, que no eran culpables de nada ¿por qué hicieron lo del bar?

— Mientras tú eras un lame patas de Akira, nosotros éramos otra víctima más de ella.

— ¿Víctimas? Será lo que quieras, pero no va por ahí matando personas o desapareciendo gente -Trata de quitarse el zapato.

— ¿Cómo lo hace? Estás atrapado, aquí ya no puedes mentir. Se acabó el juego, David ¿quién es ella?

Estaba tan harto de Akira, esa mujer nunca la quiso ni como amiga, ni como enemiga.

— Ambos estamos en el mismo juego sabes. Ella también me odia a mí y últimamente solo recibo amenazas de que quiere destruirme sabes. No deberías estar contra mí. Deberías estar contra ella.

Logra quitarse el zapato. Ahora con su piel empieza a tocar el fondo del auto para buscar el anillo.

— ¡Ja! Que le tengas miedo y que ahora te amenace no nos hace iguales. Tú decidiste ser su esclavo, y mira como te beneficio.

— ¡No! No te hagas ideas, yo ya empezaba mis proyectos antes de que me uniera a su circo.

— No eres nadie, David. Ella te hizo. Dilo; Akira Román me hizo.

— ¡Akira no me hizo! ¡Yo me hice solo! Esa mujer cree que le debo la vida.

Toco una fibra sensible al decirle eso. Grefg estaba tan cegado con el que había hecho todo y había llegado hasta donde esta solo. Que cualquier mención de ser un peón de alguien más le carcomía la cabeza.

Mucho más si esa persona era una mujer loca que a la menor lo traicionó. Ella definitivamente no merecía vivir. Ella debería estar secuestrada ahora por este loco.

Un dorama de bomberos | MultishipingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora