CXVIII

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Luzu iba saliendo de la cafetería de enfrente, moviendo su limonada con la pajilla. Estaba listo para cruzar, pero una patrulla se detuvo frente suyo.

— Hola -Lo saluda desde dentro Renato, bajándose los lentes para verlo.

— Hola, es bueno al fin verte trabajando.

— Esta noche, en las noticias. Al fin saldrá a la luz el tema, esperemos que eso sirva de algo y no entorpezca todo.

Borja solo asiente, él tampoco cree que eso vaya a ayudar en algo. Baja la mirada para solo ver su vaso de plástico.

— Sube, vamos a dar una vuelta por el barrio. Patrullar, ya sabes.

— Oh no, no. Este... -levanta la cabeza, pero sigue mirando a todos lados- tengo trabajo, bueno, estoy en servicio. Lo mejor será que me vaya a la estación. Ahora somos menos -susurra eso último.

— Bien -Se acomoda en el asiento y avanza el auto, dejando el camino libre.

El bombero ahora no deja de pensar en las noticias de esta noche. Que se supone que hagan ahora que esté en todas partes.

Escucha un derrape y de nuevo la patrulla está frente a él. Con las luces encendidas y la alarma.

— Sube. Estás arrestado -Le dice desde adentro, sosteniendo un arma.

— ¿Ah si? ¿Por qué estoy arrestado? -solo suelta una risa- ¿Por ser lindo?

— Por chistocito, anormal. Sube o haré que subas.

Rueda los ojos y abre la puerta de la patrulla para subirse. Que más da, igual no tiene mucho más que hacer.

— Eso es abuso de poder y lo sabes. Me apuntaste con arma.

— Es una Nerf -Se la da para que lo compruebe.

— ¿Ya lo sabes verdad? No harías esto por otra razón -Bebe su limonada. Baja la visera para verse en el espejo, pero no hay espejo- ¿Qué con esto?

— Es una patrulla, Luzuriaga. Volviendo a tu pregunta, ¿qué cosa sé? Digo, a la mejor si -avanza para dejar de estorbar.

— De todas formas lo sabrás y me da pereza volver a repetir está conversación por más días. Auron se fue -Lo suelta como si fuera algo quemando sus labios.

— ¿A dónde?

— Me dejó. Se fue. Rompió nuestro compromiso -Aprieta los dientes, esta vez siente más furia- se marchó. Desapareció, no sé. Cómo quieras verlo.

— No me digas ¿Te dejó una nota?

Luzu parpadea sin dar crédito. Ahora está más afectado, pero no triste. Está molesto, está lleno de ira. Quiere gritar, quiere destrozar algo.

— ¡Me dejo una nota! ¡¿Puedes creerlo?! ¿No podía humillarme más feo? No sé, un mensaje de texto al menos hubiera sido moderno.

— Sí, eso hizo también conmigo. Nada más se enteró de que mi esposa lo sabía y adiós. Ni siquiera quiso hablar de eso en persona hasta mucho después, estoy hablando de meses.

— ¿Por qué tenías que decir eso? Lo hiciste más raro, tío. Gross.

— Podría ser aún más raro -Responde sin quitar la mirada del camino- te ves enojado, realmente enojado.

— ¡Claro que estoy enojado! ¡Tuve que decírselo a mis amigos y fingir que todo estaba bien! Digo, no es que pueda culparlo, está traumatizado por lo que ocurrió, pero ¡¿qué hay de mí?! ¡¿Y mis sentimientos?! Es un puto egoísta de mierda -aprieta los puños. Cuando está a punto de atacar el tablero del auto, se da cuenta de su propia situación.

Un dorama de bomberos | MultishipingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora