Los primeros rayos del sol pegaron al rostro de Giyuu y cuando tú tienes resaca, eso no es lo más lindo. Soltó un gruñido cuando el primer pajarito empezó a cantar para lanzar un chorro de agua en su dirección, su cabeza le dolía para esas mierdas a esa hora de la mañana y su cuerpo le estaba matando, parecía que había dormido en el suelo.
Oh era cierto, había dormido en el suelo de un bosque y su única almohada había sido el hombro de su ex, a quien le había llorado borracho porque le había dejado y porque lo iba lastimar en un futuro por sus mentiras. Su dolor de cabeza aumento en desmedida y podía oír las carcajadas del fantasma que le asechaba burlándose de sus acciones de las cuales recordaba todo, los recuerdos dolorosos de la noche anterior volvían a su mente y aunque ayudaban a cerrar unas heridas, creaba otras.
Había creado otro lazo fuerte con otra persona que le iba a fallar irremediablemente en un futuro.
Ahora había un hilo más fuerte del que nos unía antes por un enamoramiento unilateral del pasado. Era una amistad demasiado fuerte con uno de su igual, un hombre, cosa que nunca creyó capaz de hacer; incluso, podía oír la risa incrédula de Kocho por eso, seguro ella no lo creería.
Así que se levantó del hombro del su amigo dando leves quejidos no solo por el dolor de cabeza, sino también por el de su cuerpo por dormir en un lugar tan incómodo. Su cuerpo sudaba ligeramente el alcohol consumido la noche anterior y su boca tenía un sabor amargo desagradable, así que fue aun arrollo que estaba cercano a su campamento a limpiar todo el desastre que era.
Cuando estaba quitando el agua de su ropa pegada a una roca y ya más limpia sintió la mano caliente de alguien su hombro, dio casi un brinco del susto por la presencia ajena cuando él estaba desnudo totalmente.
Resulto ser el príncipe que le dio una sonrisa débil, pero podía decirlo por la manera que no bromeo sobre su desnudez y solo fue a lavar su cara que si no fuera porque estaban en un mundo donde era prácticamente imposible lucir arruinado de una manera horrible, lo estaría no solo por el efecto de la poción y por el dolor emocional que sentían ambos.
Si habían quitado la espada en su corazón que mantenía aquella herida oculta sangrando, sin embargo, la herida estaba fresca y siempre tomaba tiempo sanarse.
Giyuu necesitaba tiempo, después de fingir tanto tiempo que todo estaba bien entre ellos cuando no lo estaba del todo, estaba agotado, más de lo que pensaba. Necesitaba tiempo sin su presencia para pensar bien las cosas, pero ahora estaban en una competencia durante dos días más y además Giyuu llevo su mano a su cuello donde estaba el collar que los unía a ambos para suspirar.
Sería unos largos dos días.
Después de alistarse ellos con sus uniformes otra vez impecables, fueron a despertar a Gyuutaro que tenía el sueño tan pesado como una roca. Tal vez por eso no salió con su escándalo la noche anterior, había costado más de media hora despertarlo y luego preparar algo de desayuno entre las maravillas que les daba el bosque en carne para recoger su campamento.
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El día había sido silencioso, incluso para los estándares de Giyuu. Tal vez porque todos estaban cansados de caminar por horas entre los empinados valles, empinados cerros y caminos llenos de espesa vegetación naciente por la primavera. Habían perdido la cuenta de cuantas bestias habían caído por sus manos y tampoco le importaba mucho a ese punto, al ser citadinos y no muy amantes de la naturaleza, solo querían volver con sus sirvientes para que les cocinara algo de comida decente. Sí, en esta vida todos se habían malcriado con las comidas, pero no era su culpa porque habían tenido chefs profesionales cocinándoles desde que nacieron e incluso si su mente recordaba los duros días de Tokio donde vivían de Ramen instantáneo, sus cuerpos estaban acostumbrados a la comida de primera.
— Lo he pensado — Habló el primero príncipe después de incinerar a un conejo que apenas paso por un lado de ellos — Hubiera sido más inteligente aprender hacer corona de flores que estar asesinado cualquier cosa que se mueva en este bosque. Incluso yo hubiera elegido las flores favoritas de Koyuki.
— Se supone que conseguir la corona de flores es una forma de demostrar la valentía y habilidades para proteger a su pareja siendo el mejor — Le recordó su hermano igual de cansado, él amaba dormir mucho y no pararse antes del mediodía.
— Koyuki ya sabe que mis únicos miedos es perderla y tripofobia, además literalmente tengo una armada y guardias a mi disposición las 24 horas, me parece realmente estúpido hacer esto — Reclamó con obviedad de su nuevo estatus — ¿Qué es esto? ¿La edad medieval?
— Bueno…
— No me respondan.
Giyuu solo negó viendo al cielo, pronto oscurecería de nuevo y sería mejor acampar lo más pronto posible usando la luz del sol restante. Era un lugar apropiado, algo alto no muy lejos de un pequeño lago que habían pasado minutos atrás.
— Solo vamos a descansar, no aguanto mis pies. — Se quejó el segundo príncipe.
Unos 20 minutos después, las tiendas estaban alzadas y otra fogata estaba encendida. La ultima luna llena de primavera esta alzada, comían en silencio la carne del falso conejo, no sabía tan mal como ellos esperaban que lo hiciera, incluso se atrevían a decir que no había diferencia a uno real si no fuera por su sangre azul.
Todo estaba bien, hasta que un horripilante y desgarrador grito llego a su oído haciendo que soltara la pieza de carne asada en de sus manos.
— ¡AUXILIO! ¡TOMIOKA!
Sintió como su sangre se helaba por aquella voz aguda que conocía bien y ya se había levantado de su lado de la fogata sorprendiendo a sus compañeros para salir corriendo en la dirección que le llamaba el grito.
— ¡¿KOCHO?!
Gritó desesperado, mientras bajaba por la ladera con una velocidad impresionante que nunca lo hubiera hecho si no estuviera desesperado, no le importo los gritos de los demás en ese momento. Shinobu estaba en problemas, su mente solo pensaba en eso revolviendo todo en su ser llenándose de un miedo aterrador, si ella estaba en peligro, también lo estaba Sabito.
— ¡POR FAVOR! ¡ALGUIEN QUE ME AYUDE! — Cada grito era peor que el anterior.
— ¡ALGUIEN! ¡AYUDA!
Mientras más bajaba y se acercaba al pequeño lago, empezó a escuchar también los gritos de Sabito que le hizo tropezar y rodar hasta llegar abajo entre golpes, pero se levantó de inmediato sin importar sus heridas en una búsqueda desesperada de los gritos.
— Llegarás tarde. — Le dijo el fantasma que corria a su lado — ¡Oh! Están muriendo y no puedes hacer nada.
Llego a un pequeño lago que seguro se conectaba al lago Wisteria, pero no había nada. Aunque los gritos provenían de ahí, no había ni un cabello morado de Shinobu o Rosado de Sabito, estaba todo oscuro pero la luz de Luna iluminaba todo bastante bien para notar que ellos no estaban ahí.
Los gritos eran tan aterradores que le hacían girar para seguir buscando con desesperación, era como si gritaran en sus oídos y era tan abrumador que se tapó sus orejas con fuerza, pero no se detenía, era como si los gritos estuvieran en su cabeza.
— ¡BASTA! — Gritó con fuerza y el agua del lago se sacudió con fuerza — ¡BASTAA!
— Creo que estamos en problemas — El fantasma tomó su rostro y lo dirigió al lago que se estaba moviendo para ver algo blanco que se movía bajo el agua.
Entonces se dio cuenta que ya era tarde para él, no lo había pensado primero por la desesperación de correr a ayudar a quienes significaban todo para él.
Estaba bajo el hechizo de una sirena.
Había leído sobre ellas. Una vez que caes por su hechizo es casi imposible de liberarse. Pero si no fuera por el fantasma que le había hablado como siempre desde su mente, tal vez no hubiera notado el problema jamás, así que dio unos pasos hacia atrás cayendo al piso y tomo una flecha perdida de alguien que estaba en el piso, que está cerca para clavarla en su pierna con fuerza.
El dolor lo abrumo de inmediato, haciéndole aullar. Pero con eso el hechizo se rompió por completo callando las voces. Esa era la única manera de romper el hechizo, haciéndote una herida dolorosa que saque a las sirenas de su mente.
El elfo tomo aire, apretó la mandíbula con fuerza para no sacar un gran grito del dolor de nuevo. Debía correr de ahí, las sirenas eran criaturas que eran inmunes a la magia de agua, así que era casi completamente inútil contra ellas. Trato de levantarse del piso en un leve quejido y vio su collar brillar dando una luz entre blanca y azul que era como si fuera un hilo de donde venía.
“ !No! ” Su mente chilló y trato de pararse más rápido para salir de ese lugar antes que sus compañeros llegaran, era demasiado peligroso para tenerlos cerca del lago, pero su pierna no cooperaba mucho por su herida y las anteriores por su caída.
— ¡Giyuu! — En un segundo al otro tenía a Hakuji frente a él tomando aire — ¿Po qué has salido así? ¡oh Dios estas todo herido! Espera tenemos que volver de…
Entonces los ojos de su amigo se abrieron con fuerza y pudo ver como su mirada relajada porque lo había encontrado paso a una desesperada. Trato de llegar él para tapar sus oídos, pero era realmente tarde.
— ¡KOYUKI!
El grito desesperado del príncipe le alertó por completo haciéndole saber que su pelea no había terminado, su cara se desfiguraba en una mirada de horro buscando a su amada ya bajo el espeluznante hechizo. Iba a correr directamente al lago, para lanzarse en sus aguas donde estaban aquellas criaturas llamándolo a su trampa, pero con un último esfuerzo se lanzó contra él tacleándolo al piso para detenerlo.
Si entraba al agua estaban perdidos. Pelear con una sirena en el agua es una pelea perdida, ella te devoraría antes de que te dieras cuenta.
— ¡GIYUU! ¡SUELTAME! — Exigió mientras peleaba con fuerza contra el elfo que usaba toda la fuerza proporcionada a su cuerpo por la adrenalina que corría por sus venas para abrazarlo y evitar que cometiera una locura.
— ¡ESCUCHAME! — Le gritó en suplica — ¡ELLA NO ESTA AQUÍ!
Pero nada de eso sirvió, el contrario con más fuerzas luchaba y su cuerpo se empezaba a calentar desesperado para buscar soltarse. De un momento a otro sus manos ardientes tocaron sus costados quemando hasta su uniforme y su piel en el proceso soltando un gran gemido de dolor, pero no se soltaba al otro.
Su collar aún estaba brillando.
— ¡¿Qué mierdas está pasando?! — Preguntó el segundo príncipe casi sin aire por correr a perseguirlos y se sorprendió al verlos luchar el uno contra el otro en el piso.
— ¡SIRENAS! ¡TAPA TUS OIDOS! — El elfo gritó de inmediato mientras pegaba su cara al pecho de su amigo sin importar si quemaba su cara — ¡NADA DE LO QUE OIGAS ES CIERTO, ES SU TRAMPA!
Otra vez fue algo tarde, pudo ver como la cara del otro pasaba de una confundida a una horrorizada. Gyuutaro tapaba sus oídos, sabía que no era verdad por las palabras del elfo, pero eso no quitaba que el hechizo imitaba a la perfección la voz de su hermana que empezaba a volverlo loco.
— ¡BASTA, JODIDAS! — Gruño el más alto dando un gran pisotón a la tierra.
Una gran sacudida de tierra que Giyuu agradeció que ya estaban en el piso o de lo contrario ya se habrían caído. Gyuutaro alzo espinas de tierra en el lago, pero no les hacía algo a las sirenas, tampoco era como si la tierra hiciera algo contra ellas mientras estaban en el agua. Porque cuando ellas lo estaban, se volvían en líquido, pero eso la magia de agua no les afecta en nada.
Necesitaban magia de fuego o de luz contra ellas, necesitaba que Hakuji volviera en si para acabar con ellas.
Giyuu soltó un brazo de su mano un momento y saco la flecha que estaba todavía en su pierna soltando un jadeo dolorido, alzando la rama puntiaguda apuntando a la pierna del otro temblando para que volviera. Pero otra fuerte sacudida de tierra desesperada de Gyuutaro que estaba rodando por el piso gritando a las voces que se callaran, hizo que Giyuu se empujara hacia adelante y clavara la flecha con fuerza en el pecho de su amigo.
Un gritó soltó Hakuji y la mano que estaba en su espalda estaba quemando de una manera que seguro que la cicatriz quedaría para siempre en su piel si salía vivo de eso.
Alzo su miranda viendo su mano sosteniendo a la flecha junto en el pecho de su amigo en el lado derecho, pero su mano temblorosa veía solo la sangre salir de esa herida y entonces todo su dolor se volvió menos por el dolor que sentía desde su alma que le consumía de una manera que le hizo sacudir con tanta fuerza el lago que las sirenas encontraron otra cosa que salir del agua.
Eran criaturas grotescas, blancas como la nieve de cola a cabeza, con con grandes garras, totalmente calvas y con dientes gigantes como un tiburón y ojos de rana; esa era su forma fuera del agua cuando ya no eran solamente liquidas. Eran tan feas como una pesadilla y la versión horrible de sus hermanas del mar, estas eran más peligrosas porque habían evolucionado para imitar las voces de los seres queridos de las personas para comérselos.
— ¡Suéltame! — Gyuutaro le dijo a un que tomo su pie y una espina de tierra se clavó en su cabeza haciéndola explotar ahora que estaba en su forma sólida.
La otra soltó un chillido estridente por la muerte de su hermana. Cuando se empezó arrastar para comerse a los otros dos humanos, una fuerte llamarada calcinó hasta los huesos de la criatura iluminando la noche.
Pero a Giyuu le importo poco, sus manos temblaban y las palabras no salían de su boca.
Su mano seguía aferrada a la flecha en el pecho de su amigo que su temperatura empezaba a bajar y le miraba preocupado por el olor de carne quemada y no solo de la sirena. Justo como si él no estuviera sangrando descontroladamente por una perforación en su pecho y no tenían poción para curarlo.
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La Muerte del Villano ^^Kny (SabiGiyuu)
FanfictionCuando Giyuu murió no pensó en reencarnar, menos en el bobo juego Otome que las hermanas Kocho le obligaron a jugar. Si todo lo malo no era solo eso, también reencarno como el villano del juego que solo tiene la opción de morir para que los otros se...