— Lo supe la noche anterior a la muerte del doctor que fue a la mansión...
Mentía tanto que ya no sabía cuándo parar de hacerlo.
Estaba recostado en el pecho de Sabito escuchando sus suaves latidos de su corazón; al mismo tiempo el mayor pasaba su mano por su cabello suelto con tanto cariño que le hacía desear que nunca se detuviera de hacer es movimiento.
Habían llorado por bastante tiempo, ya era de noche y la luz de la luna llena entraba por la ventana de la habitación, ambos ya bañados y con ropas diferentes a las llenas de sangre por la conmoción de la enfermería.
— Trate de mantenerme quieto lo más posible, no quería que ninguno de ustedes se enterara. Pensé que era mejor si buscaba una solución en secreto, así nadie pasaba un mal rato por mi culpa.
— Hubiéramos buscado una cura desde entonces, todos, en todas partes, de las maneras necesarias — su voz estaba más relajada, pero podía sentir la frustración en cada parte de su cuerpo — Hubiéramos llamado a otro doctor para que cuidara en todo momento de ti, no hubieras tenido que ir con...
— En el castillo puede que esté la respuesta que busco, no podía desperdiciar una oportunidad como esa — Detuvo al mayor de lo que iba a decir — Hakuji me ayudó mucho, su padre no es alguien fácil de pasar incluso para alguien como él.
Sintió como el pecho del de cabello rosa se llenaba de aire y volvía apretar sus puños, dando un aura fría que le hizo sentir escalofríos.
— ¿Él...
— No me toco, más de lo que tu viste — sintió como el aire salía más relajado de los pulmones del mayor — No fue fácil, pero emborracharlo era una buena manera de mandarlo a dormir y hacerle pensar que hizo todo sobre mi.
Un beso en su frente le hizo suspirar, o tal vez como le susurraba lo fuerte que era mientras le acariciaba con tanto cariño.
Se sentía morir, no se merecía sus palabras. Giyuu no era fuerte, era débil... Al menos así era como se veía él. Si fuera fuerte, hubiera luchado contra su destino en lugar de aceptarlo. Si hubiera sido fuerte, no sería un cobarde ocultándose en las mentiras que salían tan fáciles de su boca, como si no supiera decir alguna verdad.
— Me alegra tanto que me digas todo lo que te aqueja — Seguía el cabello rosa — Que compartas conmigo todo tu dolor para poder ayudarte a cárgalo juntos y superarlo.
Se mantuvo en silencio por unos segundos viendo un botón en la camisa de dormir de su amado el menor.
— Sabito... — De sus labios casi se escapa un quejido de dolor de su alma — Necesito pedirte algo, quiero que me prometas que harás esto por mí.
— Si, lo que sea por ti, Giyuu — dijo dejando besos que destruían de a poco todas las barreras del menor.
— Quiero que sea cual sea mi decisión en el futuro sobre esto... Quiero que lo aceptes y si es una mala decisión entonces ódiame y olvídame — Pidió sin despegar su vista del botón.
— Giyuu... ¿A qué te refieres? — Le pregunto sentándose de inmediato, dejando al de cabello oscuro entre sus piernas.
— En el futuro el dolor será demasiado y tal vez no se encuentre una cura. Así tal vez moriré, así que te pido que te olvides de mí — No sabía cómo pedirle que aceptara su muerte, pero sería mejor que el contrario estuviera preparado para ese desenlace final.
— No.
La voz del contrario era firme, su mirada no flaqueaba un poco, era como una inmensa montaña que gamas se movería. El elfo no pudo evitarlo, estaba tan perdido, tan enamorado que ver como al otro se aferraba a él le llenaba su corazón, así como le causaba un inmenso pesar. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios cuando dirigió su vista a su guapo y molesto esposo que tenía el ceño fruncido.
Siempre había sido un estúpido, desde que había nacido en ese cuerpo su destino ya estaba sellado a la muerte, pero también a que su alma estuviera unida a la de la persona que estaba a su lado. Como amigos, como simples conocidos, como hermanos o como amante; así como era imposible escapar de la maldición y de la muerte, también lo era de los sentimientos del contrario, incluso si volvía a despertar atrás otra vez, el resultado sería el mismo. Como la personalidad de Sabito estaba programada, su amor también y había alguien muy horrible que escribía su historia donde él tenía que sufrir no importaba que.
— Lo supuse, pero solo... — se sentó frente al de ojos lavanda, alzando su mano para su cara con ella y acariciar su cicatriz — Pero solo quiero... Sabito yo quiero que seas la persona más feliz del mundo, si tú eres feliz no importa cómo me sienta, no importa donde yo este... Yo también voy a ser feliz.
Pudo ver como esos pozos de mar lavanda otra vez se llenaban de lágrimas, Giyuu fue estúpido. Si no hubiera actuado como el villano desde el principio, pasando tiempo con los Urokodaki, fingiendo que eran una familia feliz y disfrutar su pequeño tiempo juntos en vez de malgastarlo en que lo odiaran y alejarlos de él. Al menos hubiera hecho sus vidas más felices.
— Tú me haces feliz cada segundo solo estando a mi lado, sonriendo, cuando solo te quedas quiero porque tu mente está perdida en más de miles de pensamientos, cuando lees todos los libros que te gustan, cuando practicas magia cantando canciones de amor, cuando tratas de interactuar con las personas, aunque te cueste. Solo cuando eres tú y me miras a los ojos con esa mirada llena de cariño que hace sentir que el cielo es aquí junto ti — la voz de Sabito salía un poco rota por sus lágrimas, pero nada de eso quitaba lo sincera y hermosa que era la declaración.
— Sabito... — Logro susurrar, le había dejado sin palabras.
Por fin alguien lo amaba tan profundamente y como jamás pensó que se podía hacer, entonces él le iba a romper el corazón... No, le iba a destruir.
— Vas a vivir — dijo Sabito tomando su mano que sostenía su mejilla para llevarla a su boca y besarla — Vamos a regresar juntos a la mansión, cuidaremos de padre hasta el fin de sus tiempos, cuidaremos de los niños que lleguen a nuestra vida y cuando ya sea nuestra hora de irnos por la vejez, lo haremos juntos. Giyuu yo no podía vivir sin ti.
Estaba enfermo de amor, una desgracia, eso era común en los personajes de Otome y el elfo tampoco tenía la cura para eso, porque él había sido contagiado por la misma enfermedad y se encontraba en las mismas circunstancias.
— Si puedes, incluso si no es la maldición, el futuro es incierto. Imagina que me pasa algo y tienes que seguir sin mi cuidando de nuestro padre y los niños que están bajo tu cargo — Trato de razonar, tenía que ser el más maduro por los dos — ¿Qué será de ellos? Dejaras solo a nuestros futuros hijos, Sabito — bromeo un poco para ver si borraba esa mirada triste de sus ojos.
Sin embargo, en ese momento Sabito. exe dejó de funcionar.
El elfo se dio cuenta tarde que aquello no fue una idea para decir porque ahora el rostro de ambos de manera silenciosa se volvía cada vez más rojos, en especial el de Sabito que parecía que Giyuu le había noqueado solo con sus palabras. El mayor solo volteo su cara tratando de que no viera su timidez que adornaba su cara, Giyuu había destruido y vuelto a construir al mayor en tan pocos segundos.
— ¡Yo no los dejaría! — alzo la voz de inmediato el mayor.
— Bueno, eso me alegra mucho. Después de toda la vida sigue Sabito e incluso si yo me voy antes, tú tienes que seguir por los dos.
— Igual no morirás — soltó el mayor — Encontrare una cura.
— Seguro que lo harás — le respondio con una sonrisa débil para dejar un corto beso en sus labios.
Después de todo Sabito un día se enteraría de la cura, pero ya sería tarde para ese entonces.
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La Muerte del Villano ^^Kny (SabiGiyuu)
FanficCuando Giyuu murió no pensó en reencarnar, menos en el bobo juego Otome que las hermanas Kocho le obligaron a jugar. Si todo lo malo no era solo eso, también reencarno como el villano del juego que solo tiene la opción de morir para que los otros se...