Una calma indefinida

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La ridícula idealización sobre las experiencias escolares o universitarias en los juegos otome era algo que no debería sorprender a Giyuu; no obstante, le dejaba anonadado todo era azúcar, flores y muchos colores en algunos momentos. Existía la clase de profesor que parecía que su alma había sido consumida hace años por las nuevas generaciones que eran una extraña combinación entre decepción por su estupidez y a la vez el ingenio que poseían para sacar unas notas excepcionales. Tampoco es que los compañeros de clases le hacían bullying al elfo, bueno así era como lo miraba a él, era totalmente ignorado por ellos, una que otra mirada de asco u odio de vez en cuando junto a comentarios que ni prestaba atención, sin embargo, nadie había alzado un dedo contra él, nadie había rayado con palabras hirientes a su mesa, nada de objetos filosos o punzantes en sus pertenencias, quemaduras de cigarrillos, nadie robaba sus cosas o dañaba su uniforme. Era como si no existía a veces, de no ser cuando uno de sus profesores exigía su participación en clases, de la cual nadie se burlaba o algo.

Para muchos ese trato seria horrible para cualquiera, pero para Giyuu era totalmente diferente, después de años de abusos por sus compañeros, era extraño que no fuera el objeto de descargar sus inseguridades y miedos en el o peor, de los chicos que solo querían golpear o hacer daño por placer. La gente a veces no lo notaba, pero los niños suelen ser peores y más maliciosos que los adultos. Lo sabía bien, pues él había visto como había personas que sabían que le estaban haciendo daño y sabían que eso estaba mal, aun así, seguían haciéndolo sin parar. Otros chicos solo eran observadores pasivos, incluso seguían hablando en los baños tranquilos como si su cabeza no estuviera siendo aplastada contra el urinal donde estaba su comida tirada tratándolo como un mero perro.

Ser un fantasma tenía sus beneficios y alguien tan callado, amante de los momentos de estar solo y con miedo a los abusos físicos, ser ignorado era como el cielo.

Aunque si era sincero consigo mismo no era inexistente del todo, todos los personajes del juego tomaban su existencia para bien o para mal. Era justo como la protagonista del juego donde solo le hablaban esa cantidad de personas relevantes para la sociedad que parecía girar en torno a ellos y los NPC solo estaban para rellenar el espacio.

¿NPC o personas?

Esa era una pregunta que estaba rondando la mente de Giyuu últimamente.

¿Era que entro al juego o era un universo alterno?

Había tantas cosas que habían cambiado, el reino se llamaba Wisteria y según el juego era el reino más poderoso conocido. Pero en las clases de geografía a igual que los libros de la biblioteca de Urokodaki, en vez de ser el pequeño mapa sin mucho detalle y profundidad del juego, ahora poseía hasta delimitaciones limítrofes y se mostraba en un gran continente en el medio oriente del planeta que habitaban. Porque si, en ese mundo ni eran terraplanistas como supuso en un principio.

¿Cómo sabían que la tierra era redonda? Pues fácil, con el mismo experimento que hicieron los griegos muchísimos años antes de Magallanes, colocar un palo en la tierra en dos ciudades distintas y mandar a alguien a caminar de una ciudad a otra con una fórmula matemática que tenía que ver con el grado de inclinación de la sombra que producía y la cantidad de pasos para dar con un aproximado de la circunferencia de la tierra.

¿Era un mundo real o un juego?

¿Eran personas reales o gente con personalidad predeterminada por la programación de un japonés que quería sacarle dinero a las jóvenes desesperadas?

Por primera vez en mucho tiempo desde que llego al mundo se sentó a reflexionar sobre eso, la razón era simple.

Ya no tenía el peso de una mentira encima y se sentía un poco más libre de todo después de "confesión de sus pecados".

La Muerte del Villano ^^Kny (SabiGiyuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora