Al día siguiente Giyuu no se despertó por Kazanburo como todas las mañanas pidiendo por algo de comida. La puerta se abrió estrepitosamente dejando a entrar a Murata y un par de sirvientas a su lado. Desde sus sabanas Giyuu solo pensó una cosa.
Puta
Se recordo al viejo meme de Haikyuu en ese momento
El elfo no lo entendió, nadie entraba a su habitación aparte de Hitomi o Sabito y a los dos les habia roto el corazón y de paso una fue literal. Tal vez venían a matarlo, así que el menor llevo su mano debajo de su almohada agarrando el cuchillo que tenia ahí por seguridad y no saco la mano de ahí mientras los otros se acercaban a el con una cara tan temerosa que no sabia quien era la presa y el cazador en la situación.
Murata se detuvo a un lado de la cama del menor y las tres sirvientas estaban atrás de el. Ninguno de los 5 parecía cómodo con lo que estaba pasando, pero el mayordomo se aclaro la garganta y dijo.
— Joven amo, es momento que se arregle y prepare. El príncipe heredero viene a la mansión — dijo el hombre no tan mayor con cierto temblor en su voz.
Puta
Repitió Giyuu en su mente. El príncipe heredero era uno de los antagonistas del juego, aunque no era el villano principal, era una real molestia; una de las razones que a la protagonista le cuesta avanzar con los chicos como Kyoujuro, Iguro o Mitsuri, era por el cerdo real que fingía inocencia absoluta y era un malcriado total.
Nombrado como el padre de fiona al final de shrek 2, por Shinobu. El príncipe inesperadamente para un juego otome, era feo con F mayúscula e insoportable como ningún otro. Con la apariencia de un sapo del pantano, gordo por la cantidad excesiva de dulces del castillo y con un cuidado de la piel que haría gritar a cualquier coreano de miedo, le hacían la imagen opuesta de todo lo que uno se imaginaba como príncipe. Con una prometida que tenía cara de perra total y más barata que rebaja en una tienda departamental en un centro comercial, la pareja era una de las cosas mas molestas.
Sus eventos eran los peores y a veces lo único que hacían era bajar el interés de los objetivos de captura; pero si no se hacían tenías más posibilidades de tener un final malo en el juego.
Las sirvientas colocaban las mejores fragancias y sales para su baño, mientras que el mayordomo indicaba cada tarea a las chicas que temblaban mientras le atendían. Así de molesto y peligroso era el príncipe que hasta las sirvientas le vestían y acomodaban decentemente.
Ninguna era tan cuidadosa como Hitomi... Giyuu odio eso.
Cuando le estaban colocando los pantalones al elfo, Sabito entro a la habitación. En silencio examinando la situación, el menor pudo ver su puño apretado y Giyuu bajo su mirada, no era capaz de mirarlo a los ojos de nuevo. Era un torrente de emociones que le corría en su pecho, sentía sus mejillas enrocejer un poco.
— Recuerde, joven amo — hablaba Murata nervioso por la presencia de Sabito ahora — Sea recatado, educado, elocuente al hablar, hable solo cuando se le pregunte y trate de sonreír un poco.
Seria la primera vez que el contrario estaría presente en una de las visitas del príncipe a la mansión. Sabito vio algo un brillo en la cama del menor y se acerco sacando el cuchillo de este debajo de la cama alzando la ceja. Las sirvientas y el mayordomo se dieron cuenta que el menor siempre estuvo armado y temblaron mas.
— Hitomi me dijo que debía dormir con el bajo la almohada — menciono sin ver el rostro del mayor — Quería evitar que pasara algo como lo de la biblioteca.
Ese recuerdo le hacia mas pesado el pecho, pero no lloro. Ya no había mas lagrimas en sus ojos, ya no había mas nada.
Sabito no dijo nada, ni siquiera vio que expresión puso en su rostro y solo supo que el coloco el cuchillo donde estaba.
— Nunca lo quites de ese lugar, asegúrate de dar en el cuello — dijo con tranquilo, Giyuu no tenia que verlo para saber que tenía una leve sonrisa en su rostro.
— Lo tendré en mente — contesto vagamente.
Las sirvientas hacían un revuelo en el vestidor, Giyuu estaba un poco ansioso por eso. Aunque su escondite era bueno, no aseguraba que era perfecto. Ellas parecían indecisas de que ponerle ese día, pero al final se decidieron por una chaqueta roja con detalles dorado, una camisa con un pañuelo en su cuello un pantalón que estaba mas pegado de lo normal con su pantalones y unas botas negras impecables. Pero todas estuvieron de acuerdo con algo, dejar su cabello suelto y colocar un collar con un rubí y pequeños diamantes. Estaba impecable, su cabello suelto tapaba sus orejas un poco, sin embargo nunca era suficiente como siempre.
— Wow — solo soltó Sabito al verlo y apretó un poco más sus puños.
Su Giyuu estaba precioso ese día, pero estaba siendo preparado para el príncipe heredero y lo que sea que el quisiera. Los celos y rabia le colmaban al ver que el chico que se preparaba para pasar el día con otro hombre, uno que los rumores decían estaba muy interesado en su Giyuu. En su hermoso y pobre Giyuu, que no tenia escapatoria de su destino.
Sabito observo con molestia como el carruaje se detenía en la entrada de la mansión desde una de las ventanas de la habitación de su amado. El príncipe se bajo con una sonrisa fanfarrona de que había visto el de cabello oscuro y corto cuando había asistido a bailes y se encontraban. El joven de usuario de hielo no podía negar su odio al joven heredero de la corona, aquel era el hombre que hacia con su Giyuu lo que el quisiera y cuando le diera la gana, pero habían pasado 3 años desde la ultima vez que había estado en mansión. Fue unos meses antes de que su hermano perdiera la memoria la ultima vez que visito los terrenos del duque Urokodaki.
El joven solo se acerco a la cama del menor y saco el cuchillo de donde lo dejo. Luego se acerco al menor y se arrodillo frente a el, dejando el cuchillo bien oculto en la bota del menor para luego levantarse y encontrarse con un ligero sonrojo encantador en las mejillas del menor que se negaba a verlo a los ojos.
— No te olvides, directo a su cuello si se propasa — dijo sin ningún miedo el de la cicatriz, como si no estuviera amenazando la vida de un miembro de la casa real.
Las sirvientas y el mayordomo soltaron un sonido de miedo ante las palabras del chico.
— No puedo morir aun — solo le dijo eso mientras se negaba a ver a los ojos lavanda del otro.
Sabia que si miraba a esos ojos se quedaría sin aliento, iba a querer abrazarlo y suplicar por su amor.
El de cabello rosado salvaje salio primero de la habitación con pasos firmes y luego le siguió Giyuu con el mayordomo y las sirvientas. El menor caminaba con su vista pegada al piso, preparándose mentalmente por lo que podría pasar.
A) Ser atormentado por los fastidiosos y extraños pedidos del príncipe.
B) Ser golpeado hasta desmayarse
C) Ser acosado sexualmente
Prefería la opción A, iba ser lo mas agradable posible. Claro que recordaba la voz de Shinobu diciéndolo que todo el mundo le odiaba y era imposible que le agradara a alguien. Así que se preparo mentalmente para opción B que era una buena opción, al menos mejor que la C.
Camino perdido en sus pensamientos que no escucho a nadie, tanto que no se dio cuenta que golpeaba a alguien en el pecho y se iba a caer, cuando unas manos sujetaron su cintura firmemente. Giyuu oyó un sonido de miedo saliendo de Murata y las sirvientas.
Por las condecoraciones en la chaqueta de la persona que le estaba sujetando Giyuu se congelo, luego se extraño. La persona que le estaba sujetando no era nadie gordo, la verdad era una persona con un cuerpo ejercitado bastante bien y casi le parecía familiar esa sensación.
— El mismo lindo despistado de siempre — Esa voz hizo alzar al elfo rápidamente su cara, llenándose de sorpresa sus ojos — Tiempo sin verte, Giyuu.
— Hakuji.. — Susurro sin poder creer quien le sujetaba.
Era su ex y viejo amigo.
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La Muerte del Villano ^^Kny (SabiGiyuu)
FanficCuando Giyuu murió no pensó en reencarnar, menos en el bobo juego Otome que las hermanas Kocho le obligaron a jugar. Si todo lo malo no era solo eso, también reencarno como el villano del juego que solo tiene la opción de morir para que los otros se...