La Muerte del Villano ^^Kny (SabiGiyuu)

Una extraña piedra

La magia negra era relativamente fácil para Giyuu, el grimorio explicaba con exactitud lo que tenia que hacer y lo que sucedería si lo hacia. Cualquiera podría convertirse en un usuario de magia oscura, si estaba dispuesto a pagar el precio y el lo había pagado de la peor manera, era un monstruo

Pronto llego el punto más fuerte del invierno, así que el príncipe y el tuvieron que quedarse unos días más de lo pensado mientras las rutas se hacían menos peligrosas y las cosas no estaban bien para Giyuu. El invierno había sido duro, lo que hizo que Kazanburo tuviera problemas en ubicar los ingredientes para las pociones de Giyuu, incluso cuando el ave ahora podía soportar el fuerte frío de invierno. Era paciente en su soledad, contando los días y practicando con fuerza cada día mas para el futuro que le esperaba.

Sabito con la cantidad de nieve y hielo en el invierno, además de añadir la frustración y su corazón roto había entrenado y hecho desastres como solo el sabia. Practicaba su magia un tiempo considerable en las afueras a pesar del crudo clima que se vivía en las tierras de Urokodaki, moviendo la nieve de los campos de entrenamiento y practicando con las aguas congeladas del lago.

— Nada mal, Urokodaki. Pero no es nada contra mi fuego — hablo el príncipe que no usaba ni una espada de madera para el entrenamiento.

Sabito estaba frente a un oponente que usaba una manera distinta de pelear, usando sus manos desnudas y pies descalzos, dando justo en las partes más letales con golpes rápidos y certeros. Era un arte marcial que no recordaba que el príncipe había aprendido, no reconocía a alguien que utilizara su técnica y eso que el había peleado con la mayoría de soldados en la finca del viento, propiedad del comandante Shinazugawa. Eso solo hacia que la frustración y odio crecieran en el corazón del chico contra la persona que tenia al frente, aquel quien había sacado una risa a su amado, aquel que le podía abrazar y la cual su mirada recuperaba algo de luz al verlo.

— Demasiado lento — el príncipe dio un fuerte golpe en su abdomen tirándolo al piso — Oh, vamos. Se supone que tu eres el mas fuerte aquí, no puedo dejar alguien tan débil como tu protegiendo a Giyuu.

Sabito apretó su agarre en su espada mientras apretaba los dientes, se sentía tan inferior contra esa persona en tantos aspectos. Si el príncipe Akaza alguna vez decidiera pelear con el por Giyuu, su derrota será inminente. Pero, Sabito no conocía la palabra rendirse, se levanto de nuevo y siguió peleando.

— Vamos, dame más de tu poder. Uno tiene que ir al límite por los que ama

Incluso en un momento arrojo su espada al piso y lanzo una gran montaña de nieve al príncipe que lanzo fuego evaporándola. Así siguieron un rato, incluso cuando logro darle un golpe se sintió casi en la gloria, debía demostrar que era fuerte. Claro que un gran graznido detuvo a ambos.

Esa mañana de invierno que Kazanburo guiaba a Giyuu por el jardín de la misión, cada vez mas lejano y donde había mas nieve. El cuervo volaba en círculo y graznaba su nombre sobre una parte específica donde había solo nieve. Esa era la habilidad especial de su querido familiar, era como un detector de gemas y hierbas que servían para sus pociones; cosa que le tomo unos días de no poder caminar por el dolor en sus pies, eran como si cientos de agujas se clavaran en la planta de sus pies cada vez que caminaba, paso días en cama fingiendo un resfriado.

— Espero que sea algo bueno — murmuro Giyuu mientras y se disponía a mover la nieve.

Cargaba un simple abrigo demasiado y su ropa de dormir; ni siquiera cargaba algo para cubrir sus pies. Kazanburo prácticamente le había arrastrado fuera de la cama. Así que cavo entre la nieve, que tenia una considerable capa que le llegaba a las rodillas y luego por la tierra que parecía con un témpano de hielo. Le costo mas de lo que pensó y sus dedos se empezaban a entumecerse incluso cuando tenia unos guantes por el frío, pero sus pies por otro lado estaban matándole del frió, totalmente entumecidos. Después de unos segundos saco una piedra rosada, como un cristal.