La Sangre En Sus Manos

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Tenía calor.

Giyuu miraba el techo de su habitación en la mansión Urokodaki, parecía estar absorto del color azul claro y las molduras elegantes del techo. Pero la verdad, tenía la vista perdida... No, más bien vacía.

— Yuu... Todo estará bien, estoy aquí contigo así que tienes que seguir adelante...

La voz de Sabito estaba ahí, sin flaquear un poco, pero a ese punto ya no encontraba palabras de consuelo que le hicieran sentir mejor. A veces solo se dedicaba a cuidarlo en silencio, le peinaba, le alimentaba, incluso a veces le bañaba.

Era un cascaron vacío.

Como un muñeco de trapo se dejaba hacer por el mayor lo que quisiera, si Sabito hubiera sido otra persona... Era muy probable que Giyuu no hubiera dicho nada para detener sus acciones incluso si eran sucias; pues, aunque estaba vivo, aunque respiraba, su mente no estaba ahí y solo regresaba para llorar hasta que le dolían los ojos.

Hitomi había muerto dos semanas atrás.

— ¿Muerto? — Escuchó la voz confundida del fantasma — Pero si las has asesinado tú, como a tu amigo.

La mirada de Giyuu dejó el techo, incluso no prestaba atención a la mano de Sabito que pasaba sus dedos por su cabello en una muestra de cariño. No podía sentir ni el frío característico de sus manos que siempre eran tan refrescantes para él, pero podía ver al fantasma que le seguía parado al lado de la ventana.

— ¿Qué? — Se atrevió a preguntar.

— Pues le has asesinado, a quien llamabas tu madre — Le recordó con una sonrisa que era lo más alejado al rostro de Hitomi — Siempre haces esto cada vez que matas a alguien y la culpa te consume, ¿Sabes? Me dejas a mí a cargo y no es una opción muy inteligente, ¿Qué te hace creer que me importan tus amiguitos como a mí?

Seguía sin comprender lo que le decía aquella voz, ¿Hacer qué?

¿Qué estaba haciendo? ¿Dónde estaba?

— Siempre te encierras a dentro y lo buscas a él — El fantasma señalo a Sabito que no le dejaba, incluso ahora le estaba abrazando — Por mucho que me gustaría aprovechar esta oportunidad para asesinar a alguien, soy igual que tú... No, mejor dicho, soy tú, aunque lo niegues.

Giyuu miraba perplejo al rostro que por fin había terminado de cambiar, era una copia exacta de su rostro, de su cuerpo, pero con unas expresiones que nunca haría. Se sentía sin aire alguno, y los brazos que le rodeaba de su amado incluso ni los llegaba a sentir, es como si estuvieran solo su doble y él.

— No te hagas, era obvio que esto pasaría. Pues el trauma es demasiado, tienes demasiado miedo y siempre has sido un cobarde, así cuando haces algo malo me culpas a mí — Se señaló a él mismo — "Las voces oscuras" "La parte oscura de la magia" y todo lo que te atrevas a llamar a lo que soy. Pero, no dejo de ser tú. Lo que tanto deseas, una versión malvada de ti que todos odien y llenada de seguridad para hacer lo que tú no tienes el valor.

— Tú... Bueno tiene sentido, siempre hay un gemelo malvado en estos juegos — Razonó un poco Giyuu, era su manera de no saltar a la locura de uno. Porque estaba asustado, confuso.

Era una personalidad alterna de él mismo o una ilusión que le estaba haciendo las voces oscuras, no sabía en ciencia exacta de donde venía o si de verdad era lo que él decía y posiblemente tenía un desorden de personalidad múltiple que había desarrollado su mente como mecanismo para protegerse de todo lo que estaba pasando.

Entonces miró a su alrededor y Sabito no estaba, no estaba su habitación. Solo una sala oscura con dos reflectores, uno iluminándolo al fantasma con su rostro y el otro a él mismo. Ambos estaban sentados en una silla y estaban frente a frente.

La Muerte del Villano ^^Kny (SabiGiyuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora