Capítulo 4

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Después de preparar el té, Abax y Kratz repasaron la auditoría inicial que habían hecho de las cuentas de Hadrian. Dumbledore había establecido que los pagos salieran de las dos cuentas de Hadrian para ir a la orden, a él mismo, a los Weasley y a los Dursley. Hadrian también estaba pagando las cuotas escolares de Ron, Ginny, Hermione y Dudley. Lucius se puso furioso y exigió que los pagos cesaran inmediatamente.

-Lo curioso es que lo habría hecho de todos modos si me lo hubieran pedido-. Hadrian suspiró, sintiendo que la traición se hacía más profunda con cada artículo que se anunciaba. -Todavía no puedo creer que los Dursley estuvieran cobrando y aún así me trataran así-.

-¿Así cómo, querido?-, preguntó Narcissa.

-Obligándome a hacer todas las tareas de la casa, haciéndome pasar hambre, dándome sólo ropa de segunda mano para vestir y haciéndome dormir en el armario bajo la escalera. Me pegaban, me llamaban bicho raro y decían que debía estar agradecido porque me acogían cuando a ellos les pagaban por cuidarme todo el tiempo-.

-¡Te pegaban!-.

-¡Te mataron de hambre!-.

-¿Qué quieres decir con el armario bajo las escaleras?-.

-Esa era mi vida antes de recibir mi carta de Hogwarts. Después de eso me dejaron usar el segundo dormitorio de Dudley, creo que el hecho de que estuviera dirigida al armario los asustó-.

-¿Tu carta de Hogwarts iba dirigida al "armario de debajo de la escalera"?- preguntó Lucius. Hadrian asintió. -Así que el viejo chiflado lo sabía desde el principio. Él mismo comprueba las direcciones antes de enviar las cartas. ¿También sabía lo de las otras partes?-.

-Sí, le dije después de mi primer año por qué no quería volver, pero me dijo que tenía que hacerlo-.

Narcissa se derrumbó y lo abrazó con fuerza contra su pecho. -No tienes que volver allí nunca más, cariño-.

-Tu madre tiene razón, Hadrian y quiero disculparme por cómo me he comportado contigo en el pasado. Arthur Weasley no dejaba de nombrarte en el ministerio para que le invitaran a las reuniones, hablando de la maravillosa vida que llevabas, de cómo pensabas que los nacidos de muggles debían tener un lugar de honor, y temo decir que le creí-.

-Weasley era igual-. Dijo Draco. -Siempre que no estabas me contaba cómo todos ustedes se reían de mí por tener sangre de elfo y hada, diciendo que básicamente me convertía en una chica. Por eso siempre intentaba insultarlos cada vez que podía-.

-Eso es una tontería Malfoy, er Draco. Ni siquiera sabía lo de la sangre de criatura hasta que me hice la prueba de herencia y desde luego no creo que te haga, o nos haga, menos. Sólo no me gustaba la idea de que los sangre pura se creyeran mejores que los demás-.

-No es que nos creamos mejores-, explicó Lucius, -es que cuando los magos y los muggles procrean sus hijos son más débiles, tienen más probabilidades de nacer squib. La endogamia puede causar el mismo problema, por eso solíamos tener hijos con criaturas mágicas, hasta que Dumbledore lo impidió. La sangre de las criaturas también ayuda a fortalecernos, sólo hay que ver a Grindelwald, era medio dragón, y el ejemplo que usó Dumbledore para sacar sus leyes anti criaturas-.

-¿Y Voldemort?- Preguntó Hadrian, ignorando los escalofríos de todos los presentes ante la mención de ese nombre.

-Tom no era realmente un mestizo, su abuela era una bruja, aunque muy débil, y había elegido vivir en el mundo muggle. Su padre también era débil, pero tenía magia, así que cuando tuvo un hijo con Merope Gaunt, una sangre pura, no fue demasiado sorprendente que fuera fuerte-.

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