Capítulo 42

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Severus se aseguró de llegar a las Tres Escobas antes de la hora del almuerzo, quería conseguir un buen puesto al fondo por si Haddy decidía venir a hablar con él. No estaba ansioso, no se trataba de una cita, sólo eran dos personas que posiblemente tendrían una charla si se encontraban en el pub a la misma hora, y si se lo decía a sí mismo con suficiente frecuencia, podría empezar a creerlo. Ya se había puesto su mejor túnica; se negaba a ser demasiado obvio, pero aun así quería hacer algún tipo de esfuerzo. En realidad era una pena, los años de entrenamiento y la práctica de los duelos con Filius le habían dado un físico bien tonificado, pero no quería alimentar demasiado a los chismosos. Siempre había otro día, tal vez durante las vacaciones podría convencer a Lucius de que le dejara sacar a Haddy como es debido.

Severus sacudió la cabeza, se estaba adelantando demasiado y necesitaba concentrarse en el aquí y el ahora. Entró en el pub y consiguió escabullirse en la última cabina disponible mientras algunos estudiantes, que también habían estado echando un vistazo, se entretenían charlando con algunos de sus amigos.

Sacó un libro de su bolso y se puso a leer. Sabía que le había dicho a Draco que iba a marcar, pero se había dado cuenta de que estaría demasiado distraído una vez que llegara aquí como para prestarle la debida atención a su trabajo. Por eso se había retrasado un poco, había estado tratando frenéticamente de terminarlo todo antes de tener que irse y, en consecuencia, se había perdido el desayuno en el gran Comedor como un tonto de tercer año.

Se negó a comprobar si Haddy había llegado ya y se dispuso a releer El Conde de Montecristo después de indicarle a Madame Rosmerta que le trajera una cerveza de mantequilla y la pusiera en su cuenta. Sólo cuando llegó la bebida, aprovechó la oportunidad para echar un vistazo rápido al lugar; al fin y al cabo, estaba aquí para hacer de chaperon.

Vio a la señorita Parkinson charlando alegremente con quien parecía ser Charlie Weasley. No estaba seguro de qué había traído al domador de dragones de vuelta  esta tierra verde y agradable, especialmente con todas las restricciones fronterizas que se habían establecido desde el primer ascenso al poder de los señores oscuros, pero Pansy parecía estar disfrutando de su compañía. Los señores Lestrange y Zabini se encontraban en el bar sumidos en una profunda conversación, parecían llevar un rato allí y estaban tan ensimismados el uno con el otro que Madame Rosmerta había pasado a ignorar su presencia. No había visto a Haddy por allí, pero a esas horas había varios alumnos más, entre ellos el señor Weasley y la señorita Brown, que en ese momento estaban participando en una partida de hockey sobre amígdalas en la cabina de al lado. Había pensado en separarlos pero no quería que lo acusaran de celoso en medio del pub, simplemente tendría que esperar hasta que pudiera atraparlos en la propiedad del colegio, cosa que haría ya que Weasley era un idiota, y entonces podría darles un castigo "apropiado". Sólo pensar en eso le hizo sonreír.

-¿Qué es lo que te hace sonreír así, debería estar celoso?-.

-En absoluto-, respondió, preguntándose cuándo y de dónde había aparecido Hadrian y lo distraído que debía estar para no darse cuenta de la aproximación de su compañero. -Simplemente estaba contemplando qué castigos podría aplicar cuando sorprenda a ciertas parejas besándose en el colegio, pero por favor, siéntate Hadrian, si es lo que quieres-.

Hadrian no necesitó que se lo dijeran dos veces antes de deslizarse suavemente en la cabina frente a Severus y hacer una señal a la Matrona para que le pidiera una bebida. Severus tomó un sorbo de la suya, aprovechando la oportunidad para observar a su no cita. Hadrian estaba muy guapo, su ropa acentuaba su físico recién rellenado sin dejar de ser muy elegante y Severus se sintió repentinamente mal vestido. -Hoy estás muy guapo, Hadrian, ¿intentas impresionar a alguien?-.

-Siempre, Severus, siempre, y me alegra ver que mis esfuerzos, o los de Draco en realidad, ya que me ayudó esta mañana, no han pasado desapercibidos-.

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