Capítulo 11

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Severus se dirigió por aparición a la casa de los Dursley en cuanto se perdió de vista en Grimmauld Place, con una sensación de presentimiento que aumentaba a cada paso. Subió corriendo las escaleras en cuanto entró en la propiedad, pero se quedó corto al ver lo que había en la habitación de Hadrian. Hadrian Malfoy, como Hadrian y no como Harry, yacía junto al cuerpo de Tom Riddle, no el Lord Voldemort que había aparecido después del Torneo de los Tres Magos, sino el Tom real. Severus no tenía ni idea de lo que había pasado, pero rápidamente comprobó si había señales de vida y se sintió aliviado al comprobar que ambos estaban bien. Sabiendo que no podía hacer nada por su cuenta, especialmente donde estaban, decidió arriesgarse y activó el Traslador de emergencia de Hadrian para la Mansión Malfoy.

Lucius se había mantenido ocupado en su estudio desde la cena. Draco había vuelto por la tarde después de pasar un día y medio con Hadrian y Lucius estaba preocupado. No es que Draco hubiera vuelto con una montaña de compras y un nuevo aprecio por la cultura muggle, eso estaba bien, de hecho Lucius ya estaba planeando un viaje para conseguir algunos de esos zapatos Gucci para él, aunque preferiblemente no con Draco o Narcissa. Ir de compras con esos dos era como luchar con un dragón agotador, peligroso y mejor evitarlo a toda costa.

Lo que tenía preocupado a Lucius era que Hadrian estaba solo. Sabía que Draco había dejado a Severus pero eso no lo llenaba de alivio. La relación entre el maestro de pociones y el niño que vivió era famosamente tórrida y, aunque ahora era Hadrian Malfoy, también seguía siendo Harry Potter y, oh, cómo odiaba eso Lucius. No por el hecho de haber sido Harry, sino por la forma en que Lucius se había comportado con él y hacia él. Sabía que cuando Hadrian lo miraba sólo veía a un bastardo despiadado, un título que se había ganado a pulso. Había pasado la noche anterior, despierto en la cama, preguntándose si alguna vez tendría la oportunidad de explicar sus acciones a su hijo y si siquiera merecía una oportunidad. Fue interrumpido de sus pensamientos por un elfo doméstico que le pidió que fuera al vestíbulo inmediatamente. Allí vio a tres personas que no esperaba ver juntas en su casa.

-Lucius, ven rápido, no sé qué ha pasado, me los he encontrado así-, anunció Severus.
Lucius no perdió tiempo y se apresuró a ir hacia ellos y a realizar rápidamente comprobaciones de diagnóstico a su hijo nunca había estado más agradecido por su afinidad élfica para la curación. Hizo todas las comprobaciones que se le ocurrieron y respiró aliviado al ver que no había nada grave. Estaba la evidente desnutrición de Hadrian, de la que ya se había dado cuenta, y algunas viejas heridas mal curadas que tendría que ver en otra ocasión. Lo único que podía ser la razón de su falta de consciencia era que Hadrian estaba severamente agotado mágicamente aunque no parecía que hubiera lanzado ningún hechizo. Respirando aliviado pasó a su viejo amigo Tom, pues era Tom Riddle el que estaba en el piso del pasillo. Las comprobaciones mostraron que él también estaba gravemente desnutrido y agotado mágicamente, pero también mostraba algunos agujeros serios en su memoria. Explicó sus hallazgos a Severus.

-Sin embargo, ¿sabes lo que significa Lucius, te dice lo que pasó o cuándo despertará?-.

-Me temo que no puedo decirlo, sólo podemos darle algunas pociones y rezar por un buen resultado. Puede que se despierte bien, puede que nunca recupere su magia o puede que nunca se despierte-.
La cara de Severus cayó. -¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?-.
-¿Puedes llevar a Hadrian a sus habitaciones, están contiguas a las de Draco. Si se lo pides a Minty te traerá las pociones que necesitas. Me reuniré contigo allí más tarde, Tom tiene algunas heridas mentales que están más allá de mi habilidad para curar, así que voy a llamar a mamá para preguntarle si puede llevarlo-. -Así también estará en el reino de los elfos, lejos de Hadrian, bien pensado Lucius-.

-Me alegra que estés de acuerdo-.

Al principio, su madre se había mostrado reacia a llevar al señor oscuro al reino de los elfos, temiendo los estragos que podía causar. Había tenido que explicarle toda la historia de Harry Potter/Hadrian, o al menos todo lo que sabía, pero afortunadamente la necesidad familiar se impuso y Tom Riddle estaba ahora a salvo en otro reino. Cuando entró en la habitación de su hijo se sorprendió al ver a Severus Snape atendiendo obedientemente a su hijo con una mirada de tierno cuidado en el rostro.
-¿Hay algo que quieras decirme Severus?-
Severus se congeló en sus atenciones antes de suspirar derrotado.

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