Capítulo 26

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Lysander había puesto el Traslador en la mansión el miércoles para poder asistir a la fiesta sin levantar demasiadas sospechas. Hermione había recibido una breve carta de Ron en la que le preguntaba si lo había visto, pero le dijo que no lo había visto desde que se reunieron para repasar Herbología. No era técnicamente una mentira, ya que no lo había visto pero sí sabía dónde estaba, por suerte eso no era lo que Ron había preguntado. Narcissa y Draco habían llevado a Bella y a Lysander de compras para alegría de Hadrian, aunque éste se las arregló para comprar un montón de ropa y accesorios nuevos, Haddy estaba impresionado de que Draco recordara tan bien su talla. Draco insistió en peinar a su hermano y a su primo para la fiesta y Haddy se mostró aprensivo, conociendo la tendencia de Draco a los estilos más extravagantes. Se había ofrecido a peinar a Hermione también pero ella se había librado de ello alegando un acuerdo de larga duración con una prima. Sorprendentemente, Draco había optado por un estilo más oscuro para Harry; unos pantalones de cuero negro que le quedaban como una segunda piel y una camisa roja oscura de corte entallado. Se había recogido el pelo rubio hasta los hombros en una cola de caballo, asegurada con una tira de cuero, y un cinturón fuertemente abrochado y un par de botas completaban el look y Haddy pensó que no se veía tan mal. Incluso Lysander estaba elegante con unos vaqueros oscuros, un chaleco azul marino y una camisa gris a rayas. Draco incluso había insistido en ponerle una corbata suelta que, según él, remataba el look. El principal problema de que Draco los peinara era que ya eran las siete y media, la fiesta empezaba a las ocho y Draco acababa de empezar a peinarse.

-Draco, sabes que hemos quedado con Hermione en casa de Blaise a las 8-.

-¿Por qué? A esa hora empieza la fiesta-.

-Precisamente-.

-Haddy, nadie aparece cuando empieza la fiesta, lo que significa que no tenemos que llegar hasta las 9, así que tengo tiempo de sobra-.

-¿Qué pasa con Hermione?-.

-Sólo llámala y dile que ha habido un cambio de planes-.

-No me siento cómodo apareciendo una hora tarde-.

-A mí tampoco-, coincidió Lysander, -por qué no vamos Haddy y yo a las 8 a recibir a Hermione y tú te pasas cuando estés listo-.

-Bien si es necesario aunque dudo que Blaise lo aprecie-.

-Siempre y cuando estés seguro de que nos han invitado y de que nos espera-, dijo Haddy.

-Sí hermano querido, es todo un acontecimiento para los libros que tengamos Gryffindors viniendo, créeme que ya ha hecho las rondas en el molino de rumores, así que Blaise estará más molesto si no te presentas-.

Así fue como a las ocho de la tarde Hadrian y Lysander llegaron por el floo a la Mansión Kettering, una de las numerosas propiedades de los Zambini, donde Blaise celebraba la fiesta. Hadrian había salido a trompicones de la gran chimenea ornamentada como de costumbre, siempre odiaba los viajes por el floo, le dejaban muy desorientado. Afortunadamente, sólo él y Lysander estaban en la habitación para ver su paso en falso.

-¿Hay algún tipo de habilidad para viajar?- preguntó Hadrian, -me preocupa un poco, ahora que soy un Malfoy y todo eso, el hecho de poner en evidencia a la familia-.

-No lo sé, creo que es sólo práctica. Tienes que recordar que los magos hacen floo en la mayoría de los lugares antes de poder aparecerse, visitando a la familia y a los amigos y todo eso, no podría empezar a contar el número de veces que lo he usado-.

-Tal vez tenga que hacer algunos viajes cortos, eso podría ayudar, donde nadie pueda ver si me caigo de culo-.

Haddy se apartó del camino de la chimenea justo a tiempo cuando ésta volvió a ponerse verde y Hermione apareció con un aspecto muy distinto al que Haddy había visto antes. Con el pelo en suaves rizos y los labios rojos brillantes para complementar su chaqueta de cuero y el vestido rojo que abrazaba la figura, incluso Haddy tuvo que admitir que se veía bien.

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