Capítulo 58

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Haddy pensó que seguía soñando al sentir el firme pecho bajo su mejilla, subiendo y bajando lentamente, hasta que recordó lo que habían hecho la noche anterior y sonrió aquello había sido mucho mejor que cualquier sueño que hubiera tenido hasta entonces. La sonrisa que se dibujó en su cara hizo que le dolieran las mejillas, pero no le importó y se acurrucó más cerca de Severus, feliz de sentir los brazos del hombre apretados alrededor de él en respuesta. Terminó por quedarse dormido sobre el pecho de Severus, su pierna estaba ahora cubierta sobre la de Severus y podía sentir la gloria matutina del hombre, la suya propia presionando su cadera.

Sintiéndose un poco descarado, comenzó a acariciar el pecho de Severus, tratando de recordar todos los puntos sensibles que había encontrado la noche anterior. Mantuvo su toque tan ligero como pudo, disfrutando de hacer que Severus se retorciera en su sueño.

Al menos Haddy pensó que Severus estaba dormido hasta que de repente se encontró boca arriba, inmovilizado en la cama.

-Creo que es mi turno-, dijo Severus, haciendo que Haddy tragara saliva. Severus enarcó una ceja, -ah, sí, recuerdo algo sobre las esposas una vez-. Todo lo que Haddy pudo hacer fue asentir con la cabeza, con la boca repentinamente muy seca. Severus sonrió antes de susurrar un hechizo y Haddy sintió que unas cuerdas serpenteaban alrededor de sus muñecas, atándolo a la cabezera sobre su cabeza. Su polla se estremeció cuando probó sus ataduras y sintió lo seguras que eran.

-Supongo que no necesito preguntar si está bien-, dijo Severus, sin que sus ojos dejaran de mirar el pecho de Haddy, pero notando su reacción, -sin embargo, si hago algo que no te guste necesito que me digas rojo y me detendré de inmediato. ¿Entiendes?-.

-Sí-, Haddy torció el gesto, sorprendido de poder hacer algún ruido, ya que sentía la garganta como un desierto.

-Buen chico-. Severus desabrochó lentamente la camisa del pijama de Haddy y se quedó un rato mirando, asimilando todo. Haddy se sintió un poco incómodo bajo su intensa mirada y comenzó a retorcerse hasta que una mirada fulminante de Severus lo hizo callar.

-Así está mejor, ahora quédate quieto mientras te miro bien. Quiero saber qué obtendré de este acuerdo-.

Los dedos pronto siguieron a los ojos, su toque suave y burlón, simplemente probando. Haddy se sintió como si estuviera en exhibición bajo tan intenso escrutinio, pero descubrió que en realidad no le importaba, de hecho se encontró moviéndose para permitirle a Severus un mejor acceso.

-Siempre dije que te gustaba la atención-, dijo Severus, sin levantar la vista del pecho de Haddy a pesar de haber notado sus movimientos.

-Al parecer, sólo soy exigente con quién quiero que me preste atención-.

-Qué suerte la mía-, replicó Severus antes de morder repentinamente el pezón de Haddy, haciéndolo jadear de placer y sorpresa.

Severus se retiró un poco, obviamente esperando que Haddy dijera algo, -eso se sintió bien, un poco como las pinzas de los pezones-.

-¿Desde cuándo usas pinzas para los pezones, Hadrian?-.

-Desde el verano. Draco y yo encontramos una tienda de sexo y cada uno compró algunos pedacitos que nos daban curiosidad-.

-En ese caso, definitivamente necesito ver lo que compraste, aunque supongo que todo era para uso en solitario-.

-Sobre todo, sí. No creí que tuviera una oportunidad contigo-.

Las manos de Severus se aquietaron mientras su cabeza se alzaba para mirar a Haddy a los ojos, mirándolo fijamente como si quisiera evaluar la veracidad de esa afirmación antes de lanzarse a dar un acalorado beso. -Yo tampoco creía que fueras a corresponder a mi afecto, por suerte los dos estábamos equivocados-.

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