Capítulo 66

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A finales de mes llegó la primera reunión de gobernadores del año. A Lucius le molestaba un poco que cayera el mismo día que el siguiente partido de quidditch de Haddy, pero como Gryffindor jugaba contra Hufflepuff no le preocupaba tanto perderse el partido, la victoria estaba casi garantizada, aunque intentaba no decírselo a Haddy, ya que no quería presionar demasiado a su hijo, especialmente si había algún imprevisto que les hiciera perder.

Haddy había entrenado mucho al equipo desde el último partido y, con el apoyo del resto del equipo, especialmente de Katie Bell, habían puesto a los Weasley en su sitio. Las dos cabezas rojas habían sido advertidas; arreglen su actuación o estarán fuera del equipo, aunque sea a mitad del partido. Los dos Weasley parecieron hacer caso, aunque durante semanas murmuraran maldiciones en voz baja. Sin embargo, con ellos en fila, el partido debería ser un paseo para los leones, lo que significaba que Lucius podría concentrarse en asuntos más importantes, como arreglar las reglas racistas que pretendían perjudicar a su amigo e hijo. Al menos Narcissa pudo asistir para mostrar su apoyo y, con un poco de suerte, esta reunión terminaría rápidamente para que él pudiera ver el final del partido.

La sala estaba llena de los habituales imbéciles pomposos e interesados, pero a Lucius no le importaba, estaba acostumbrado a tratar con los de su tipo y sabía cómo funcionaban. Por suerte, los artículos del último mes habían contribuido a poner en duda al director y algunas de sus enseñanzas, lo que significaba que los tontos serían mucho más fáciles de manipular.

Intentó no bostezar mientras varios individuos debatían sobre qué hechizos debían enseñarse en cada asignatura y si debía haber más reglas sobre el largo de las faldas en los uniformes, ya que, al parecer, se había visto a algunos alumnos llevarlas por encima de la rodilla.

Lucius empezó a prestar atención cuando llegaron al debate sobre los alimentos que debían servirse a la hora de la comida; si los favoritos debían dejar paso a opciones más saludables y si el presupuesto lo permitía. No es que el debate fuera especialmente interesante, sino que era el precursor de lo que había venido a hacer.

Tras varios minutos en los que el debate sobre la comida dio vueltas, el actual jefe de gobierno llamó al orden.

-El siguiente punto del orden del día- anunció George Macmillan -es una propuesta de modificación de las normas relativas a las parejas emparejadas con Hogwarts. El señor Malfoy ha propuesto que dichas parejas queden exentas de las normas relativas a las relaciones sexuales, ya que existe una necesidad biológica de que dichas parejas estén en estrecho contacto. Abro el tema para su discusión-.

-Una sarta de chorradas de amor a las criaturas-, se quejó Heston Brown, -por qué sólo ellos deberían estar exentos y no los magos normales-.

-Por el vínculo que comparten aunque si quisieras modificar el proyecto de ley para incluir a todas las parejas vinculadas entonces no veo ningún problema-.

-Yo sí-, exclamó Augusta Longbottom, -entonces lo único que tendrían que hacer las parejas es casarse y podrían tener relaciones. Es indecoroso-.

-¿Pero no es el caso en este momento que incluso si una pareja se casara no se les permitiría permanecer juntos?- preguntó Georgia Fawley.

-Por supuesto que no-, respondió Augusta, -¿quieres que los estudiantes se casen sólo para que puedan encontrar un resquicio para tener sexo. Eso erosionará la santidad del matrimonio-.

-¿Estás diciendo que crees que los estudiantes se casarían sólo para poder tener sexo en la escuela?- preguntó Lucius, -¿tiene usted tan poca fe en la inteligencia de nuestros estudiantes aquí? No sé en otras casas, pero sé de sobra que los alumnos de Slytherin consideran cualquier enlace con el máximo respeto y jamás se les ocurriría hacer algo tan estúpido como casarse con alguien solo para poder tener relaciones en el colegio-.

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