Capítulo 86

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Haddy vio cómo Dumbledore se ponía cada vez más nervioso mientras a Tom le administraban el veritaserum y subía al estrado.

-Voldemort-, gritó señalando con un dedo a Tom, -¡arrestenlo!-.

Las masas reunidas estallaron en risas nerviosas ante la imagen y Haddy podía imaginar lo ridículo que debía parecer a algunas personas; la idea de que ese mago elegantemente vestido y apuesto era la cosa de sus pesadillas. Tal vez se creería mejor al viejo tonto si no tratara de retratarse como frágil y quebrado para ganar simpatía. Había que admitir que todos se iban a llevar una gran sorpresa más tarde, cuando Tom revelara la verdad, pero definitivamente les favorecería que la gente pensara que Dumbledore era sólo un viejo loco hasta entonces.

-¡Jackson!- gritó Fudge, -Controla a tu cliente o te acusaré de desacato-.

Haddy reprimió una risita al ver semejante pérdida de compostura en alguien como Albus Dumbledore, pero una rápida mirada a los rostros de Severus y su padre le demostró que aún no estaban fuera de peligro. Sabían que el testimonio de Tom era un arma de doble filo lo necesitaban para contar al mundo los crímenes que el viejo había cometido contra él pero, al hacerlo, tendría que exponer los crímenes que él mismo había cometido. Había sido maldecido en su momento, así que era teóricamente inocente, pero el mundo de los magos era notoriamente voluble en cuanto a esas reglas y existía la posibilidad de que esto les estallara en la cara. Tom les había asegurado que estaba dispuesto a afrontar las consecuencias de sus actos, fuesen cuales fuesen, y les recordó que, en el peor de los casos, esto sería la prueba de que Voldemort se había ido para siempre y evitaría que Dumbledore pudiese utilizar esa amenaza en el futuro. A Haddy le impresionó la compostura del hombre ante semejante destino y su respeto por Tom aumentó podía entender perfectamente por qué el hombre había acumulado tantos seguidores antes.

-Ahora, señor Riddle- comenzó Gladstone una vez que Jackson había conseguido tranquilizar a Dumbledore, -¿puede explicar al tribunal quién es usted y qué cargos quiere presentar contra el señor Dumbledore?-.

-Por supuesto, señor Gladstone. Crecí como huérfano en el mundo muggle hasta que me visitó el señor Dumbledore, quien me informó de que en realidad era un mago y podía asistir al colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Fue de gran ayuda e incluso me sugirió que podría ser adoptado por una familia muggle, ya que había una guerra en el mundo muggle y era peligroso quedarse en Londres. Entonces le informé de que podía hablar con las serpientes, preguntándome si eso era normal, y su actitud cambió por completo-.

Haddy notó que algunas personas se preocupaban ante esta admisión y quiso gritar por su idiotez; como si una simple habilidad pudiera convertir a una persona en malvada.

-Me observaba todo el tiempo en la escuela-, continuó Tom, -y sospechaba constantemente de todo lo que hacía. Yo era un estudiante muy capaz y me gustaban todos mis otros profesores, excepto él, a pesar de no hacer nada en contra de las reglas. Durante mi quinto año descubrí la Cámara de los Secretos y pasé mucho tiempo explorándola. Desgraciadamente, no sabía que había un basilisco vivo allí abajo hasta que mataron a una pobre chica, momento en el que obligué a la criatura a marcharse y volví a sellar la cámara, esperaba, para siempre-.

Hubo algunos murmullos en la sala cuando la gente empezó a unir las piezas del rompecabezas pero, por una vez, Haddy agradeció que la mayoría del mundo mágico fuera idiota.

-El nivel de la enseñanza de defensa era pobre incluso entonces pero, a pesar de ello, pude graduarme con un sobresaliente en Defensa contra las Artes Oscuras y solicité el puesto de profesor al graduarme. Armando Dippet todavía era el director de la escuela en ese momento, pero le dio muchas vueltas a Albus Dumbledore, quien le aconsejó que alguien que acababa de graduarse no tendría suficiente experiencia para el puesto. No estaba de acuerdo con la opinión del señor Dumbledore sobre el mundo de los magos y me dediqué a la política, con la esperanza de añadir una voz diferente a la mezcla y conseguí ascender al puesto de subsecretario del entonces ministro cuando se abrió de nuevo un puesto de defensa. A lo largo de los años, aprovechando mi posición en el Ministerio, había notado un descenso constante en las calificaciones de los alumnos de Hogwarts en la asignatura y, con la opinión de mis entonces compañeros, decidí intentar cambiar las cosas. Por desgracia, no estaba preparado para lo lejos que estaba dispuesto a llegar el señor Dumbledore para lograr su visión y, durante mi entrevista, me puso bajo la maldición imperius-.

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