Capítulo 6

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Cuando Hadrian se despertó se dio cuenta de dos cosas. La primera, que estaba apretado contra un cuerpo duro y cálido, sus dedos acariciando una piel suave que cubría unos músculos fuertes. La segunda era que a algunas partes de su cuerpo les gustaba eso. Al crecer con los Dursley, que siempre hablaban de los homosexuales asquerosos y de sus formas antinaturales, siempre había pensado, en el fondo, que eso era cierto. Pero desde que habló con Draco ayer, y su obvia reacción esta mañana, tal vez esa era otra creencia que iba a tener que reevaluar. Pensó en su sueño de anoche, de pelo largo oscuro y ojos oscuros, que antes había atribuido a Cho Chang, pero cuando recordó que habían estado acompañados por unos dedos largos y pálidos que envolvían su polla y una voz profunda y baritonal que decía "Buen chico, eso es". Su polla se crispó y no pudo contener un gemido.

-Hadrian, te quiero, eres mi hermano, así que no me importa que me utilices como almohada, pero me niego a que me jodas la pierna-, llegó un aristocrático lamento por encima de su cabeza. Hadrian dio un salto hacia atrás sorprendido, o al menos lo intentó, sólo para encontrar su pierna pegada, evidencia del efecto del sueño de la noche anterior. -Oh, Dios mío Drake, lo siento mucho-, Hadrian se sonrojó de color carmesí al verse en semejante aprieto.

-No te preocupes Hadrian, nos pasa a todos. Somos adolescentes, después de todo. Además, ahora tengo un excelente material de chantaje sobre ti. Sabías que hablas en sueños, espero que hayas usado encantos silenciadores en el dormitorio o podría no ser un gran secreto-. Decir que Hadrian estaba mortificado sería un eufemismo, sus mejillas estaban tan calientes que pensó que podría combustionar allí mismo. Debió de murmurar algo sobre cómo tenía que tener buenos encantos silenciadores a causa de las pesadillas cuando Draco bromeó -Bien, bien, mejor para mí-.

Hadrian pensó que se merecía que lo empujaran de la cama por eso.
-¡Oye, bruto! Será mejor que seas amable conmigo o no podré controlar lo que digo la próxima vez que me encuentre con nuestro sarcástico profesor de pociones-.
-Pensé que los hermanos debían cuidarse mutuamente, no ponerlos en riesgo de ser desollados vivos-. -No exageres Hadrian. Y la gente me llama reina del drama-. Draco acompañó esa afirmación con un giro de ojos exagerado, demostrando que el título era bien merecido. -De todas formas supongo que hay algún tipo de lavadero en esta casa y alguna versión muggle de pociones limpiadoras. Por desgracia, alguien se las ha arreglado para dejarme bastante pegajoso esta mañana-.

Hadrian le explicó cómo funcionaba la ducha, señalando sarcásticamente que los frascos con la palabra pelo eran para su pelo y los de cuerpo eran para su cuerpo. Draco, sin apreciar el ingenio de Hadrian, sugirió que Hadrian utilizara su tiempo a solas para ocuparse del "no tan pequeño problema en sus pantalones".

Hadrian se dirigió a su propia cama, quitándose el pegajoso pijama sobre la marcha. Tumbado de espaldas y cerrando los ojos, Hadrian empezó a acariciarse lentamente. Pensó en Cho y trató de imaginar que era ella, pero al instante sintió que se ablandaba. 'Supongo que eso responde a la pregunta', pensó. Intentó recordar su sueño. Sabía que había estado en el aula de pociones, de pie frente al escritorio de Snape, con los ojos oscuros clavados en él. Snape lo había reprendido por algo.

-Me estoy cansando de repetirme, señor Malfoy, así que vamos a probar algo nuevo. Ponga las manos sobre el escritorio e inclínese hacia adelante-. Hadrian se imaginó cumpliendo, su polla, dura como una roca en su mano, empezó a gotear. En su mente vio que Snape se levantaba y caminaba detrás de él, levantándole la túnica. Hadrian se imaginó que estaba desnudo debajo. -Vaya, vaya, vaya, parece que eres un chico muy travieso. Venir a mi clase medio vestido-.

En la mente de Hadrian, unos dedos largos y pálidos recorrieron suavemente su trasero expuesto antes de bajar en una fuerte bofetada que hizo que su polla saltara en su mano. Imaginó que esa mano bajaba una y otra vez, pensó en el escozor mientras sus mejillas se ponían rojas, su propia mano se aceleraba al pensarlo. Cuando sintió que se acercaba a su final, los dedos de Snape rodearon su pene y los suyos se reflejaron, conteniendo la marea que se avecinaba.
-Oh, señor Malfoy, parece que ha estado disfrutando de su castigo y no podemos permitirlo. Chúpeme los dedos-.
Hadrian se metió los dedos de su mano libre en la boca, lamiendo y chupando mientras los metía y sacaba.

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