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Abrí mis ojos con el corazón a punto de salir de mi pecho.

Pasé mis manos las cuales temblaban por todo mi rostro mientras no dejaba de estar asustada por aquel sueño.

Dios... Parecía tan real.

Solté todo mi aire y me levanté directo al baño donde me daría una ducha para calmar el ridículo sueño que había tenido hace minutos...

.    .    .

— Si, fue horrible... — Susurré.

— Al menos no soñaste con dinosaurios. Es un progreso. — Susurró Jungwon.

Lo observé para reír de manera sarcástica y prestar toda mi atención en la clase.

Luego de unos cuantos minutos, decido mirar a Jungwon quién acomodaba su cabello como todo un Bad Boy.

Espera.. basta. ¡Suficiente!

Desvíe la mirada y tomé mis cosas saliendo de clases directo al baño donde mojé mi rostro repetidas veces confundida por lo que estaba haciendo y por todo las cosas que pienso.

— Vamos. ¡No me puede gustar un idiota! — respondí.

— agh. Mira dónde te has metido Tn. — Susurré.

Pegué levemente mis mejillas y me dirigí al baño de gimnasia para cambiarme; tendríamos práctica de voleybol.

Una vez cambiada y el timbre sonando, me dirigí hacia el gimnasio dónde dejé mi bolso en una de las gradas, até mi cabello en una colita esperando a las demás chicas.

— ¿Porque saliste de clases? — preguntó apoyando la botella de agua en las gradas.

— Me fui a cambiar — respondí sin interés.

— ¿Tanto tardas? — preguntó sentandose en las gradas.

— Pensé que estarias apoyando a tu chica. — contesté viéndo a Jungwon.

— Primero vas tú. Luego ella. — respondió sincero.

Miré a Jungwon haciéndole una mueca aproposito y me senté a su lado tomando un poco de agua.

— te darán ganas de ir al baño — advirtió.

— aguantaré.

— si tú lo dices.

El silbato sonó y caminé junto a las demás escuchando lo que decía el profesor.

Caminé hacia el otro lado de la cancha donde esperé a que el juego comenzara.

Sinceramente, no era por ser mala o egoísta pero la chica de Jungwon jugaba de una manera tan estúpida voley: había pisado mis zapatos dos veces, se metía a mi lado con la intención de pegarle a la pelota y además no dejaba de festejar de manera añinada por cualquier punto, ya sea en contra o del equipo.

Rodeé mis ojos luego de oír su festejo por el punto.

— hey... Tu — Murmure a la chica.

— Soy Eunji. — respondió.

— Eunji, ¿Puedo sacar? — pregunté.

La chica aceptó no muy conforme pero me dió igual.
Me preparé para terminar sacando y empezar a moverme con la intención de que no cayera la pelota al suelo.

Luego de minutos, el profesor cambió los puestos.

Eunji y yo nos fuimos para adelante y nos preparamos para atacar cerca de la red.

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄   | yang jungwon & tn |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora