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— ¿Mucho? — preguntó.

— Enserio. — contesté.

— A mi no me parece mucho, yo creo que está bien — respondió.

— Crees mal.

Jungwon se volvió a sentar y me acerque por detrás para acariciar sus hombros durante unos segundos hasta hacerle masajes sintiendo su cuerpo relajarse.

— ¿Tienes que decírmelo o es lo que yo creo que es? — pregunté.

— Lo que tú crees. — Susurró cerrando sus ojos.

— Ya tienes que decirle, tienes 19 años Jungwon, pronto 20, ¿Enserio te dejarás influenciar por el?

— es mi padre, ¿Que puedo hacer? — preguntó agotado.

— Tal vez decirle cómo te sientes.

Jungwon echó unas risas y sólo acarició mi mano con lentitud.

— Sabes cómo es.

— lo sé. — Susurré apenada.

— Está tan comprometido en que sea como el — comenta disgustado — que lo detesto.

— ¿Y que dice tu mamá al respecto?

— Nada, porque no le conviene. Si ella le dice algo a el, posiblemente no le compre sus cosas estúpidas.

Había olvidado de la mala relación de Jungwon con su familia... Esa era una de las razones por las que siempre se quedaba el en mi casa y no yo en la suya.

En la suya siempre eran discusiones.

Además, si me quejo. El idiota no me dará herencia y me dejará en la calle y digamos que todo lo que tengo... Le pertenece a el.

Al no saber que decir me quedé callada sin dejar de hacerle masajes a Jungwon.

en que te ayudo.

— En nada, me tomaré un descanso. — contestó girando su silla hacia Tn.

Lo miré y me senté en sus piernas mientras peinaba su cabello hacia atrás.

— ¿Haz mejorado con respecto a eso? — miré su pantalón y luego sus ojos.

— éste es el segundo día tomando las pastillas pero creo que sí, digo... No es que me duela como el día que me enteré. — ríe.

— Eso está bien. — respondí.

— ¿Y tú?

— Nunca me dolió. — contesté. — Solo las tomo porque supuestamente yo te contagié a ti.

— ¡Es verdad! — ríe.

Negué con la cabeza y empujé con suavidad el hombro de Jungwon.

— Tú eres el activo sexual, ¿Porque yo te contagié si solo he estado contigo?

Jungwon miró al techo por unos segundos pensando y expulsó aire de su boca al reírse.

Aún así, ¿A cuántas chicas les habrás comprado una pastilla? — pregunte siendo obvia.

— eso no se dice. — sonríe nervioso.

mujeriego.

Jungwon siguió sonriendo restándole importancia hasta dejar de hacerlo al oír la voz de su madre.

— ¡Tn ven a comer! — gritó desde el primer piso.

Me bajé de Jungwon y solté un pequeño suspiro.

— Puedes pedirme ayuda, ¿Lo sabes? — pregunte.

— Lo tendré en cuenta. — contestó volviendo a estudiar.

Salí de su habitación sintiendo pena por Jungwon...
Bajé a la cena y allí me quedé comiendo con su padre, con la señora Yang y mamá... Como una aburrida cena...

No tenía a Jungwon golpeando mis rodillas por debajo de la cena como para reírme.

.     .     .

El día tan esperado por los grupos populares de la escuela había llegado.

¡El acto de final de año!

Dónde todas las chicas peleaban por el puesto más importante, la tonta, inocente y bella dama, además... Dónde los hombres se insultaban para obtener el papel del apuesto guerrero que besaría a la chica más linda del castillo.

Siempre eran esos estúpidos actos.

— Tn, tú serás... — lee la ficha. — ¡La panadera!

Aclaremos algo, ser panadero no estaba mal pero...
¿No había algo más que eso?

— ¿La panadera? — pregunte sin creerlo.

— Si, aparentas. — sonríe.

Abrí mi boca impresionada por su estúpido comentario y solo me guarde los insultos ignorando que Jungwon estuviera riéndose a lo lejos.

.

— oh, el pan se cayó. — comenté caminando hacia la esquina del escenario en busca de un pedazo de pan.

— Espera. Dilo con más entusiasmo... — contestó la profesora.

Suspiré hondo y me tomé unos segundos para volver a mi lugar y contestar siendo exagerada.

— ¡Oh! — tapé mi boca — ¡El pan se cayó! — comienzo a correr hacia el pan.

Lo había hecho bromeando pero la profesora no dudo en aplaudir por mi... En mi opinión, mi nefasta actuación.

— ¡Está perfecto! — sonríe aún aplaudiendo.

Le devolví la sonrisa de manera falsa y me fui detrás del telón buscando mi mochila, bajé del escenario viendo a Jungwon sentado.

— ¡Oh! El pan! — contestó entre risas.

— Ya cállate — comenté pasando de largo. — seguro que tú también actuaras así.

— De hecho no, yo no me presenté para los papeles.

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄   | yang jungwon & tn |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora