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Durante 2 semanas de reposo.

Me la pasé en cama, la verdad que solo me levantaba para darme una ducha, ir al baño, buscar algo o simplemente ir al doctor.

Podía mover la pierna mejor que antes pero el dolor aún estaba. Claro que se había disminuido pero trataba de no pensar en negativo, Jungwon jamás vino a verme, nadie.

Aquél vecino, desde esa noche. No lo volví a ver y la casa parecía estar igual de abandonada que siempre, lo que me hacía mantener aún más alerta.

Llegué a la escuela para ver mi casillero rayado, abierto y sin ninguna de mis cosas.

— no pasa nada... — Susurré.

Tomé mi mochila y caminé hacia la cafetería buscando un lugar para sentarme.

— Aquí estás. — contestó la chica.

Su tarea... Lo había olvidado por completo.

— ¿Crees que puedes faltar durante 2 semanas? — preguntó alzando la voz.

— estuve con una le— interrumpida.

— Parece que te lo tomas como una broma. Veremos si esto es una broma.

Ambas chicas abrieron cajas de leche y comenzaron a derramarla por mi cabeza. Solte una bocanada de aire al sentir el líquido helado por mi cuerpo hasta que comenzaron a tirar la comida que tenían en sus bandejas.

— ¿Crees que es gracioso? — preguntaron.

— ¡Responde!

Negué de inmediato al sentir más líquido caer en mi cuerpo.

¡Miren! A la virgen le gusta esto. Supongo que esto será lo más cerca que estará del sexo — ríe.

Di unos pasos hacia atrás al oír el salón llenarse de risas y me di la vuelta para irme pero una agarró mi cabello con fuerza.

— ¡Esto es lo que te mereces! ¿Crees que acosaras a todas las chicas? Estás enferma pedazo de basura.

Comencé a quejarme hasta caer al suelo y oír como sus pasos se alejaban. Tomé mi mochila y caminé oyendo nuevamente sus risas.

— Hasta camina como enferma. — gritó un chico.

No podía correr... Mi pierna aún dolía.

Entré al baño y allí mojé mi cabello en el lavabo, mojé mis manos y me saqué mi buzo, busqué un papel y limpié las manchas del único pantalón que tenía puesto.

Minutos después, salí y volví a clases sintiendo sus risas otra vez.
Mordí mi labio con brusquedad recordando todo lo que habían dicho hasta oír mi nombre.

— Porfavor señorita Park. Pase al frente a dar su lección.

Me levanté del asiento y tomé la hoja empezando a caminar al frente de la clase.
Suspiré hondo y comencé a dar la lección oral del tema que había estudiado hasta permanecer en silencio al oír sus risas.

— Silencio alumnos. — respondió el profesor.

Seguí hablando para sonreír de los nervios al percatarme de mi notable temblor en las manos.
Tragué duro disculpandome he intenté hablar pero ni siquiera lograba formular una sola palabra.
Mi cuerpo comenzó a sudar y tomé la hoja caminando torpemente hacia mi banco donde me senté con brusquedad tratando de recobrar el aire.

Pasé mis manos por mi frente hasta notar como Eunji acariciaba la entrepierna de Jungwon mientras le susurraba cosas en el oído.

Desvíe la mirada y tomé mis cosas retirándome de la clase. Llegué al baño y allí mojé mi rostro pero como no podía mejorar, simplemente salí de la escuela parando un taxi que estaba en la puerta.

Le dí la dirección y cerré mis ojos sintiendo muchas ganas de vomitar.

— ¿Necesita agua, que abra la ventanilla? — preguntó.

Asentí a ambas cosas y recibí el agua tomando mucha cantidad.

Segundos después, dejé caer la botella en el asiento y apoye mi cuerpo en el asiento sintiéndome aún peor, desvíe la mirada al hombre hasta caer inconsciente.

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Sentí caricias en mi mejilla por lo que abrí mis ojos y me aleje con desesperación al ver al mismo hombre de anoche.

— ¡Alejate! — grité asustada.

— shh... No grites. — contestó.

El hombre comenzó a acercarse he intenté alejarlo pero me sentía tan débil, fui acostada en el suelo de la casa vacía empezando a sentir como sus manos bajaban con la intención de desnudarme...

Alejé sus manos como podía aterrada pero cada vez sus golpes se hacían más fuertes.

— ¡Quedate quieta! — respondió molesto.

Comencé a llorar mientras suplicaba porque me dejara ir.

— Haremos un trato cariño... — contesta agarrando un arma. — tú vienes de la escuela, te quedas hasta las 10 y luego te vas a casa. Si le dices a alguien, estás muerta.

Negué rotundamente pero el solo me ignoró y comenzó a atarme las manos.

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄   | yang jungwon & tn |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora