85

2.6K 205 75
                                    

.    .    .

Jun salió corriendo de la casa queriendo hacer muñecos de nieve, formas de angeles, cómo en toda película.

Pero el solo pegó un pequeño salto cayendo en la nieve que estaba completamente dura.

Me coloque los guantes mientras seguía prestando atención a Jun con Jungwon.

— No podrá hacer muchos muñecos de nieve si está dura. — contesté.

Jun se levantó he inmediatamente comenzó a patear, saltar y golpear a toda fuerza queriendo romper lo duro que estaba.

— Yaya, no seas impaciente. — contestó Jungwon alzando a Jun.

— ¡No se rompe! ¡No es nieve! ¡Es piedra! — contestó mientras aún se quejaba.

— Caminaremos un poco para encontrar nieve más blanda Jun. — contesté.

Dimos pequeños pasos un poco muertos por el frío y observé como Jungwon arrojaba a Jun a la nieve más blandita.
Tomé distancia y me agaché comenzando a armar un pequeño muñeco de nieve.

— ¿Quieres caminar? — preguntó Jungwon.

— ¿Ahora?

Jungwon asintió con la cabeza por lo que me levanté y comenzamos a caminar no tan lejos de Jun, claro que siempre le echaba una mirada por miedo a que le pudiera pasar algo.

¿Se le tiene que pedir tener pareja después de haber formado una familia? — preguntó en duda.

— Oh eh... No lo sé, digo.

Que pregunta es esa.

¿Cómo quiere que responda ante eso?

Probemos con la sinceridad.

— Yo creo que no hay apuro por qué aquellas personas deban casarse sin haber formado un vínculo de pareja.

Jungwon frunció el seño con duda y rasco su cabello mientras se ponía a pensar a qué me refería.

— ¿Porqué lo preguntas?

— Curiosidad.

Mentira.

Es pésimo para mentir.

— Podríamos ir a recorrer el bosque nevado, visitar un poco el pueblo cercano he ir a la laguna que seguramente debe estar congelada. — respondió Jungwon mientras pasaba sus manos por la cintura de Tn.

— Tenemos aún muchos días para recorrer el lugar. — contesté dando una pequeña sonrisa.

La nariz de Jungwon tenía un pequeño color rojizo a causa del frío, sus ojeras también tenían aquel color junto  con los nudillos de sus manos, era tierno verlo de esa manera.

Su cabello estaba adornado de pequeñas escarchas de nieve y como si faltará lo último, sus ojos brillaban como nunca...

Jungwon jamás había perdido aquel lindo brillo como cuando miraba algo que admirara...

Pestañee con un poco de susto al sentir como algo me golpeaba la pierna, bajé la mirada viendo mi pantalón con nieve y a Jun con una sonrisa que parecía disfrutar de mis reacciones.

— ¡Hey! — contestó Jungwon.

— Déjalo, solo está jugando.

Jungwon se agachó convirtiéndose en otro niño más y formó la pelota más grande que podía caber en sus grandes manos.

— ¡Piensa rápido! — gritó Jungwon corriendo a Jun.

La pelota golpeó el estómago de Jun haciendo que éste cayera en la nieve.

Me quedé esperando a que Jun se levantara pero al no ver que lo hacía, corrí hacia el pequeño, no sin antes darle una mirada molesta a Jungwon.

Jun se sentó en la nieve y acercó la palma de su mano a sus labios dónde escupió saliva combinada con sangre y un pequeño diente de leche.

— ¡Genial! — gritó orgulloso de su diente caído.

Tomé el rostro de Jun y pedí que abriera su boca viendo cómo comenzaba a tener sangre en otros dientes pero el no dejaba de sonreír.

— ¡Jungwon, mira lo que hiciste! — respondí molesta.

— El está feliz.

— ¿Puede ser aquí? — preguntó Jun a Jungwon para luego  señalar el colmillo.

Alzé a Jun y miré nuevamente a Jungwon para tirar la pelota que estaba haciendo para tirarselo a Jun.

Entré a la casa y corrí hacia el baño donde ayude a que no le quedará absolutamente nada de sangre, le saqué el abrigo dejándolo únicamente con el pijama para dejar que saliera del baño mientras oía sus pesados y rápidos pasos.

— ¡Perdí un diente! — gritó Jun por toda la casa.

Me acerque a la sala viendo a Jungwon para oír el comentario de Jun.

— Ahora me darán dinero. ¿Cuánto crees que deba venderlo?  — preguntó Jun mirando el diente con precisión.

— Los dientes no se venden, se dejan debajo de la almohada y se espera a una recompensa. — respondí abriendo la palma de mi mano esperando a que me diera el diente.

— Yo creo que sí debería vender los dientes. — contestó Jungwon sin mucha importancia.

— Que no, los dientes no se venden Jungwon. — respondí aún esperando el diente.

— Los vendo a 5 dólares. — respondió Jun con una sonrisa para guardar el diente en el bolsillo de su pantalón.

¿5 dólares?

Para nada es igual a Jungwon.

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄   | yang jungwon & tn |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora