Los tres lo seguimos hasta la biblioteca. Tomamos asiento rodeando el Mapa de los Guardianes que Gregör tenía extendido sobre la mesa. Eathan se sentó frente a mí, al lado de ese hombre. Líomar a mi derecha. Los cuatro nos quedamos en silencio. El mapa crujió. Gregör había tocado una ruedecita. Otro engranaje que rebeló un mapamundi con marcas diferentes a las actuales. No correspondían las fronteras a las actuales.
—Cada zona marcada en este mapa corresponde a un territorio gobernado por un Dios Menor. Corresponde al periodo anterior a la creación de las Tres Dimensiones. Por tanto, había siete Dioses, siete territorios, siete Reinos ancestrales. Escolapio creó a los Eldas. Caos a los Loëth. Elidris a los Humanos. Alekay a los Mahös. Dhor a los Nömos. Nitra a las Selkyes y Relki a las Fadäh.
»La Guerra Antigua, empezó cuando se abrieron la Dimensión Humana para Elidris y el infierno para Caos. En ese momento mis hermanos y yo mismo éramos los emisarios de los Dioses. Axel era emisario de Elidris. Ella lo rechazó, por ser un ente poderoso, malo para los humanos. Lo repudió de la Dimensión Humana. Entonces fue llevado al infierno, voluntariamente, para gobernarlo por Caos, que seguía poseyendo parte de sus seres en el actual Save.
—¿Y cómo se llegó al estado actual de las cosas? —quiso saber Eathan.
—Axel se reveló. Empezó la guerra. Murieron muchos inocentes. Cada Dios enterró a su Smïthër en su propio Templo Ancestral. —Llevó su dedo sobre el punto que brillaba, Dömeb, al norte de Eralgia—. Un ejemplo: Este es el Reino Nömo, cuyo Smïthër protector era Rythdon que estaba bajo órdenes de la diosa Dhor. —Eathan enarcó una ceja—. Hay un Templo Ancestral de Dhor dónde está enterrado mi hermano, y no, no es templo que actualmente tiene ese país, es uno mucho más antiguo que se escondió bajo tierra.
—¿Porqué? —preguntó Líomar.
—Para que el poder que tenían mis hermanos jamás cayera en manos de Axel. Él buscaba sus vesículas para absorber todo su poder. Por eso se sellaron los templos. Lo hicieron los propios Dioses al ver que no tenían forma de detener a Axel y a sus hordas de Demonios. Más tarde algunos erigieron templos nuevos, como el de Mönkärö en el caso de Escolapio.
»Axel tenía que ser encerrado en la cámara acorazada del templo de Caos, en Save, bajo el actual castillo. Esa cámara la creó el propio Escolapio con Carbinium para contener a Axel. Por una de sus marañas yo mismo terminé encerrado en su jaula y él terminó pactando una tregua con los Dioses, quedándose todo Save bajo su dominio. Un infierno desatado en el Balakän. —Líomar y Eathan cruzaron una mirada a la vez. Luego conmigo. Miré a Gregör.
—¿Qué tenemos que hacer, entonces? —pregunté.
—El mapa mostrará con el tiempo la posición de esos Templos Ancestrales. Yo preguntaré por ellos, y los buscará. De igual forma, él mostrará todo uso de la Magia Ancestral, lo cual puede indicarnos el paradero directo de Axel, pero no es tan fiable. Dar con las Vesículas nos otorgará ventaja. Axel las quiere, y con ellas se puede hacer una invocación de un Smïthër.
—¿Y una invocación común? ¿Cómo todo Gran Demonio? ¿No podemos recurrir a algo así? —inquirió Líomar.
—No, señoría. Axel no es un Demonio. Es un Smïthër. Jamás ha sido un Loëth. Jamás ha tenido sangre Demoniaca. Su raza no es la misma, y no hay posibilidad de invocarlo con magia alguna. Debe hacerse con la fuerza de las vesículas, los hermanos vivos podríamos haberlo hecho. Yo lo haré usando la fuerza de sus órganos de poder, que pese a los siglos de muerte se conservan intactos. —Hice una mueca.
—¿En serio? ¿Intactos? —pregunté incomoda. Afirmó.
—Nuestra vida es inmortal. Nuestro poder también. Se les arrancó el corazón y se les quitó el aliento. Las Vesículas permanecen en sus cuerpos. —Me relajé sobre la silla.
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ERALGIA III, La Alianza
FantasyTERCERA PARTE Estar muerta no es agradable, lo he comprobado. El Balakän era el escondite de Axel, nuestro tablero de juego, y yo, como Reina iba a tumbar ese falso Rey. No esperaba que ese viaje que emprendía fuera a rebelarme la belleza que escon...